Toros

Un jabonero de vuelta al ruedo y tres realidades toreras que dejan esperanza

  • Calerito y Jiménez Écija cortan sendos rabos mientras que tres orejas certifican la buena actuación de Jorge Martínez con el peor lote

Un jabonero de Prieto de La Cal se lleva los honores de la vuelta al ruedo y marca definitivamente una tarde en la que los tres novilleros del cartel dejaron sensaciones gratas. Fue en el sexto, cuando la exitosa tarde declinaba ya, que saltó a la arena Castañero, el tercer jabonero del festejo.  

El ganadero de la Ruiza había definido a sus toros como de salida explosiva y lidia corta. Se equivocó esta vez en lo de corta porque la de Jiménez Écija fue faena completa y maciza de principio a fin. Explosivo sí, porque el jabonero arrasó el albero con pies y fortaleza hasta que se paró a pensar y hubo que ir a por él.

Lo que llegó después se puede enmarcar en la lidia emocionante de un toro que tenia chispa cuando metía la cara y lo hacía con clase siguiendo hasta el final el engaño con el que el de Écija armonizaba por ambos pitones la importancia de esos muletazos que cuajaron al unísono en todo el tendido. Viniera cada uno de donde viniera. Las cosas que tiene que haya emoción en el ruedo porque un novillo se ha dejado el alma embistiendo y un torero no ha renunciado a su sitio. Estocada a ley con entrega y la muerte aplaudida del novillo cerrando festejo que tiene dentro muchas orejas y por encima de ello cosas muy valiosas por parte de los protagonistas. Caso de Jiménez Écija frente al primero de Juan Pedro, una ejemplar con movilidad y nobleza. Cómodo ante esa muleta de Écija a media altura que no molestó en absoluto.

Calerito le había cortado las dos orejas después de una faena que llena por completo las ganas y el buen trazo con el que se despachó el novillero ante la exuberante nobleza del de La Ruiza. Faena honrada y cabal que arranca con esa decisión de irse a portagayola y que prosigue con series de limpio trazo con las dos manos que termina vendiendo al tendido y al visto bueno del veterano Antonio Ruiz Espartaco a quien le había brindado. Estoconazo final para tirar sin puntilla y dos orejas para alentar a los compañeros.

Con el Juan Pedro que saltó en cuarto lugar Calerito volvió a dejar otra faena seria y de buen trazo ante un animal que tuvo clase y nobleza, aunque con alguna que otra protesta en algunas fases del toreo con la derecha. Arrimón final culminando en desplante y otra estocada que dejó los máximos trofeos y la sensación de que Calerito solventa sus lidias con suficiencia y buen toreo.

Si alguien pechó en la tarde con el peor lote ese fue el almeriense Jorge Martínez. Ni con el soso jabonero que echó por delante con el que estuvo serio en una faena que tuvo contundencia técnica por cuanto el novillero fue sacando poco lo que había en las alforjas del jabonero hasta ganarse una voltereta. Nobleza venida a menos en cuanto a recorrido que no sirvió para emocionar, pero si para dejar buenas sensaciones un torero que siempre estuvo muy por encima de las condiciones del novillo.

Cualidad que vendría a refrendar con el quinto de la tarde, ultimo ejemplar de Juan Pedro que no derrochó precisamente entrega ni raza. Otra vez Martínez luchando contra los elementos de remontar una faena que tuvo la virtud de no aburrir ni dejarse nada pendiente sobre el albero. Mas de izquierda que por el pitón diestro Jorge Martínez expresó oficio y decisión hasta en esa incruenta pero rotunda voltereta que le regaló el Juan Pedro en los remates finales de su labor. Lo demás entra en el relato de buena colocación, gusto y decisión ante sus dos oponentes.

Mucho mérito en tarde de compromiso y digna imagen torera ante el lote menos bueno de un festejo en el que ondeó un pañuelo azul para premiar bravura, raza y nobleza. No es mala cosa.

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