Toros

Dos ‘alcurrucenes’ inútiles para el debut de Miranda en Albacete

  • Ginés Marín corta la única oreja de un deslucido festejo en Albacete.

  • Solo el cuarto toro ofreció nobleza y raza a Román

Ni una gota de sustancia tuvo dentro el tercero de la tarde y en nada regaló a David de Miranda este toro de Alcurrucén, el más nefasto ejemplar del encierro lidiado ayer en Albacete. Suelto y arreando en el capote también el tercio de banderillas fue costoso aunque el culmen fue no poder pegar ni un muletazo a un toro reservón literalmente parado. No fue cuestión de toque o colocación porque si algo no se le puede discutir a Miranda fue la determinación de hacer embestir y quedarse quieto ante el marmolillo con decisión. Todo aquello hasta que el tendido pidió al torero acabar con este acto al que desde luego el toro tampoco acabó ayudando y tras varios viajes con la espada el triguereño escuchó un aviso.

Si no había sido con el tercero con el sexto ya no iba a ser. Todo se había aliado en la tarde para que Miranda no se llevara un toro donde culminar toreo. Noble, moviéndose pero con una embestida tontuna a cuestas el sexto desde luego no era para hacer llorar de emoción al tendido. Para llorar sí pero por la ausencia de posibilidades con las que presentar unas credenciales de triunfo total en la tarde. Sin nada que ofrecer en el capote y con esa condición de andar por allí como si la cosa no fuese con él, el material del triguereño se iba a pique y sin otra posibilidad que estar sobre el albero con profesionalidad aunque el tendido no ande pendiente de uno. De la mala corrida de Alcurrucén, Miranda se llevó lo peor. Imaginen la tarde tan difícil para un debut.

Tuvo el primero poca entrega en el capote, y fue complicado en banderillas. Orientado el de Alcurrucén terminó arrollando a El Sirio dejándole magullado del costado por lo que pasó a la enfermería y después al hospital para estudio radiológico. Puso Román cordura en ese comienzo por bajo llevando el viaje hasta el final. Trasmitió mucho el toro y se empapó en la muleta del valenciano sobre todo en esas cuatro primeras series con la derecha algo que no se consumó por el otro pitón con un toro tardeando mucho. Le echó emotividad en esas manoletinas finales.

Tuvo sin embrago Román un buen toro en ese cuarto ejemplar que aún no empleándose demasiado de salida en el capote aunque enseñó la nobleza que después mantendría en el último tercio.Muy torero el comienzo de Román templando por bajo ese temple que traía también el toro. Le faltó sin embargo después ese temple a las series siguientes para aquilatar una bravura que fue a más en la entrega y en la clase por el pitón diestro. Román estuvo con entrega pero a los muletazos le sobraron velocidad y profundidad con la que corresponder a cuanto de bueno tuvo ese cuarto. Tras no rematar con prontitud con la espada cosechó saludos desde el tercio.

Anduvo listo y entregado Ginés Marín frente a su primer toro que se movió con alegría y frente al que Antonio Manuel Punta se quitó la montera tras dos valientes pares.Áspero de embestida, no llegó a humillar ni a meter con profundidad la cara abajo en la muleta del extremeño y se quedó demasiado corto por el lado izquierdo, pitón por el que Marín apostó en su comienzo de faena. Distraído y sin clase, Ginés estuvo con oficio y fue esa estocada rotunda la que llevó a sus manos el único trofeo de la tarde.

Volvió a dejar Marín frente al quinto una elegante serie de toreo a la verónica y en el remate de la media que recetó a otro toro que comenzó echando la cara abajo y repitiendo. Listo en banderillas donde Fini concretó un par de mucha torería y acierto.Terminó siendo muy brusco en la muleta cuando el torero por no ahondar en la herida de esa falta de fuerzas le embarcó sin mandar demasiado en el embroque. Ahí protestó el toro y volvió a propinar otra colada cuando Ginés acometió faena por la izquierda a un animal que poco a poco acabó defendiéndose demasiado ante la muleta del torero. El intento de Ginés otra vez por la izquierda tuvo más de emotivo que de templado justificándose Marín en la raza que le echó a una embestida muy áspera y orientada que a punto estuvo de hacerle volar cuando le enganchó el chalequillo de mala forma.

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