Cultura

La inmersión flamenca del gran artista catalán Miguel Poveda

Uno de los grandes orgullos que Andalucía tiene es la de ser un pueblo de trabajadores que, por suerte de su propio destino, ha tenido que emigrar para levantar otros lugares. Nadie se acuerda de las décadas de lejanía territorial, de lazos emocionales y sentimentales rotos, y ni mucho menos de la grandeza cultural que es Patrimonio de la Humanidad. Pero le duela a quien le duela, Cataluña ha sido andaluza en los últimos 50 años, y ha dado grandes flamencos de la actualidad. Junto a la figura de la increíble dulzura expresiva de dolor de Mayte Martín, llevamos un tiempo de evolución de estos cantaores hijos de andaluces que en Miguel Poveda es toda una satisfacción.

Lo sigo desde que ,siendo un adolescente, Bigas Luna lo sacara entonando las bulerías de El niño perdido de Camarón de la Isla o las alegrías Navega sola de Mayte Martín en la película La teta y la luna. Las maneras que mostraba ya desde tan joven se han ido haciendo grandes a paso de un propio desarrollo. En el repertorio que regaló el pasado viernes en el Palacio de Congresos de la Casa Colón, se veía un Miguel maduro, casi hecho una estrella de rock -con el halo de los grandes artistas-, pero sobre todo una capacidad de hacer de la música popular la propia expresión que emerge de las mismas entrañas.

Rodeado por inmensos músicos, algunos también catalanes, con el enorme genio de Joan Albert Amargos a la cabeza -ganador de un Premio Grammy a la composición musical clásica- y con la guitarra de Chicuelo, otra realidad flamenca de la ciudad condal, supieron llevar más de dos horas de espectáculo perfectamente trazadas. Pero a quien voy a poner en su merecido lugar es al percusionista que les acompañaba: mi máximo respeto y admiración por un onubense poco reconocido, como siempre, en nuestra tierra. Me estoy refiriendo al enorme talento de Antonio Coronel, emigrado de nuestra localidad y que acompaña esta gira y las más grandes que se llevan a cabo por España. También nos regaló la presencia de Matilde Coral, persona también muy unida a nuestra Huelva y de trayectoria ancestral, así como de su compañero y gran amigo Arcángel.

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