VII corrida pinzoniana Ganadería: seis toros de Las Monjas, de aceptable presencia y juego variado. Los mejores, segundo y tercero, que fueron aplaudidos en el arrastre. El quinto fue el mas deslucido, pitado. ACTUANTES: Juan José Padilla: oreja; oreja. Fortes: dos orejas; saludos. David de Miranda: dos orejas tras aviso y fuerte petición de rabo; dos orejas. INCIDENCIAS: Lleno en tarde de buena temperatura. Manolo Contreras, Fernando Pereira y Pedro Muriel saludaron tras cumplimentar banderillas en el tercero y sexto toro. La terna se fue a hombros al finalizar el festejo.

F. Guerrero Palos de la frontera

Dos faenas de clamor a cargo de Fortes a su primero y de Miranda en el tercero del festejo marcaron el tono alto de una tarde en la que el jerezano Juan José Padilla volvió a cambiar pundonor, ganas y entrega a cambio de una oreja en cada toro y la consiguiente salida a hombros.

A los puntos, léase orejas, el brillante triunfador es un David de Miranda que aparte de llevar gente al tendido le marcó una faena muy seria, serena pero llena de pasión al primero de su lote. Marcó David territorio de triunfador en una faena llena de mucha pureza y empaque tanto en ese comienzo capotero, como al correr la muleta frente a los dos pitones. El de Trigueros lució las virtudes de un toro para el que se pidió el indulto por parte de un sector del público. Toro noble, pero al que le había echado la pimienta el triguereño, que terminaría cobrando un espadazo de aúpa tras haber puesto de pie al tendido. Con otro de semejante talante estaría Miranda en la suerte suprema frente al sexto, un toro venido muy abajo en una faena muy contundente y con mando y valentía por parte del torero de Trigueros.

Fortes protagonizó otro de los momentos álgidos de la tarde con una faena muy intensa y plena de un toreo muy suave y de alta nota. Mucha templanza llevó la franela en manos del malagueño, que corrió la mano con gusto por ambos pitones ante otro de los toros que lució clase y bravura. Estocada rotunda para rubricar esa buena faena. Bonito de capa ese sardo que hizo quinto. En eso se le quedaron todas las virtudes porque lo que mostró su lidia fue un animal parado, sin humillar y falto de acometividad a pesar de los intentos de Fortes, muy dispuesto toda la tarde.

Padilla sigue en esa especial comunión con Palos. El jerezano entregó pundonor, oficio y emoción en banderillas, especialmente en un completo y reunido tercio frente al cuarto, un toro noble al que tuvo que echarle casta el torero para llegar al tendido. Aunque casta fue de la que tuvo que tirar Padilla para dominar al que abrió plaza, un toro que se le coló en un par de ocasiones hasta llegarle con el pitón al pecho. Con valor, Padilla le llegó al tendido con la verdad que le puso a una serie de naturales antes de volcarse en el morrillo y cobrar otra de las grandes estocadas de la tarde.

El broche de tres toreros a hombros y una plaza llena marca la importancia de una tarde bonita.