El cine iberoamericano pierde al director argentino Eliseo Subiela
El realizador mantuvo una estrecha relación en su carrera con el Festival de Huelva
El director de cine argentino Eliseo Subiela falleció el pasado lunes en Buenos Aires, a sólo dos días de cumplir los 72 años de edad. El cine iberoamericano llora ahora la desaparición de uno de sus exponentes más destacados de los últimos años, muy respetado por sus trabajos en las décadas de los años 80 y 90, de la que aún hoy sigue siendo un referente para los nuevos realizadores del continente sudamericano.
El Festival de Cine Iberoamericano de Huelva no permaneció ajeno a su irrupción en el cine. La trayectoria de Subiela discurrió paralela a los años de esplendor de la muestra onubense, en la que se pudo seguir su evolución como cineasta, desde que dio el salto a la gran pantalla a primeros de los 80.
Aunque La conquista del paraíso (1981) es considerada su ópera prima, fue con Hombre mirando al sudeste (1986) con la que reclamó por primera vez la mirada internacional. De hecho recibió ofertas desde Hollywood que rechazó. Con el paso de los años, esta película consolidó su consideración de director de culto, incrementada tras el probable plagio que sufrió en 2001 por la estadounidense K-Pax.
Poco después, en 1989, visitó Huelva con otra de sus cintas más recordadas Últimas imágenes del naufragio, que le sirvió para entrar por primera vez en el palmarés de la muestra onubense: Premio de la Crítica Internacional.
Sin embargo fue tras el cambio de década cuando llegó su reconocimiento popular de la mano de su filme más conocido por el público de todo el mundo: El lado oscuro del corazón. Su manejo de un lenguaje abiertamente lírico, por momentos metafísico, para tratar el amor y la muerte provocó incluso una oleada de seguidores acérrimos de la película en todo el mundo.
Tuvo su rédito también en numerosos reconocimientos en festivales de todo el mundo y en Huelva se hizo acreedor de la Mención Especial del Jurado en 1992, el mismo año que competía la mexicana Como agua para chocolate, otro pelotazo comercial iberoamericano firmado por Alfonso Arau.
El éxito de ese título fue tal que acabó filmando una segunda parte para mostrar la evolución de los personajes. Pero El lado oscuro del corazón 2 no tuvo el mismo beneplácito unánime de la primera y acabó pasando más desapercibida, quizá como una obra menor pese a la opinión contraria de sus seguidores. Pese a todo, en 2001 se hizo con el Colón de Plata al mejor director en la muestra de cine onubense.
Antes, en 1996 y en 2000, había vuelto a Huelva con otros dos títulos de diferente corte. Primero con Despabílate amor, que conectó muy bien con el público hasta el punto de llevarse el premio popular del Iberoamericano, además del reconocimiento otorgado por Asecan. Y posteriormente, Las aventuras de Dios se fue de vacío el mismo año que arrasó en el palmarés el chileno Silvio Caiozzi con Coronación.
Hasta 2007, en una de las mejores ediciones del Festival de Huelva de los últimos años, Eliseo Subiela no volvió a competir en el Iberoamericano, esta vez con El resultado del amor. Ese año triunfó el mexicano Carlos Reygadas con Luz silenciosa, pero el director argentino se llevó de nuevo el Colón de Oro otorgado por el público, y el Colón de Plata para la actriz protagonista, Sofía Gala, si bien el premio otorgado por los internos del Centro Penitenciario de Huelva, la Llave de la libertad, fue uno de los que más satisfacción le produjo en su carrera.
Subiela se mantenía en la actualidad en activo. Tenía ante sí el objetivo de sacar una nueva película en los próximos meses, Corte final, pero la muerte le sorprendió el mismo día de Navidad. No han trascendido las causas de su muerte natural pero desde hace años eran conocidas sus afecciones cardíacas.
El cine iberoamericano, y el argentino en particular, pierde a uno de sus principales valores y más respetados profesionales. Se quedó sin el premio Ciudad de Huelva de la muestra onubense, pero queda para la posteridad como uno de los primeros realizadores que introdujo en su obra la fantasía y la ciencia ficción como elementos centrales de un cine muy personal.
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