Quique González. Compositor y cantante

"En la historia de la música se ha cantado para exorcizar demonios y calmar la pena"

  • El artista tocará por primera vez en Huelva. Será esta noche, a las 21:00, en el GranTeatro. Junto a su banda, Los Detectives, presentará 'Me mata si me necesitas', su décimo disco.

-Décimo disco, diez canciones. ¿Es intencionado?

-No creo mucho en la cabalística pero a veces me gusta jugar con eso. El séptimo disco se llamaba Avería y redención #7. Delantera mítica tenía once canciones, como un equipo de fútbol. Nunca había hecho un disco de diez canciones y me apetecía hacerlo en el número diez. Aunque no sea lo más importante, a veces nos gusta jugar con estas tonterías.

-Su carrera se inició en el 97 con Personal, año en el que Enrique Urquijo y Los Problemas incluyeron en el segundo álbum su tema Aunque tú no lo sepas. ¿Cómo ve su evolución?

-No me gusta mucho echar la vista atrás en ese sentido o recrearme en lo que he hecho. Prefiero mirar hacia el horizonte. Tampoco tengo una idea clara sobre mi trayectoria ahora mismo. Lo que sí te digo es que desde el principio consideré que esto es una carrera de fondo. Me gusta ir poco a poco y he querido mantener un diálogo con la gente que viene a los conciertos y que escucha mis canciones. Se trata de ir creciendo poco a poco, sumando cosas de forma sonora y lírica en las letras.

-¿Cómo se siente musicalmente hablando?

-Completo. Tengo una banda increíble con la que hice la gira anterior de Delantera mítica, con la que he grabado este disco y con la que vamos a hacer esta gira: Los Detectives. Me siento muy bien acompañado y tengo mucha camaradería con ellos en el escenario.

-Lleva entonces tres años con esta banda.

-Sí, es la primera vez que cumplo el ciclo de girar con una banda, grabar con ella y volver a girar. Me interesaba mucho hacer esto porque la buena onda y la convivencia también forman parte de la música y creo que hay mucho de ello en el disco que hemos grabado.

-¿Cómo suena Los Detectives?

-Es una banda muy versátil, con muchos sonidos. Está Eduardo Ortega tocando la guitarra acústica, la mandolina, el violín, la guitarra eléctrica y el pedal steel; David Chuches tocando el piano y el hammond; Alejandro Climent Boli tocando el bajo y Edu Olmedo tocando la batería. Hay sonidos bastante diferentes dentro del rock y del folk, hay pasajes más y menos acústicos durante el concierto. Es una banda de formación clásica y los sonidos son bastante tradicionales dentro de los sonidos del rock americano, del blues, del folk y del country.

-¿Qué aporta Me mata si me necesitas al panorama actual?

-Lo tiene que decidir la gente. Cada escritor de canciones o grupo tiene algo diferente que contar y todo suma. Una de las mejores cosas de la música es que hay un montón de estilos diferentes para gentes con gustos diferentes. Cada uno aporta lo mejor que tiene, ojalá lo esté aportando yo también.

-¿Hay que perder cosas y personas para cantar ese sentimiento de pérdida?

-Esas pérdidas son inevitables, es algo que le sucede al ser humano. Machado decía que se canta a lo que se pierde, y a la hora de escribir canciones pues también. Sí, solemos recrearnos en la pérdida o transformar esa pérdida en un recuerdo emocionante dentro de una canción. Pero no es imprescindible para escribir canciones, la vida tiene dramas y alegrías también. Lo que hace falta es tener emociones para escribir.

-Se lo preguntaba porque La casa de mis padres, el tema que cierra el disco, es duro y trata precisamente sobre eso.

-Yo intento cantar desde mi verdad, no tengo la verdad absoluta pero tengo la mía, mis sentimientos y mis emociones. A lo largo de la historia de la música se ha cantado para exorcizar demonios y para calmar la pena. Eso de que quien canta su mal espanta es un tópico pero también una verdad como el templo. El blues, el jazz, el country y el fado están llenos de canciones para exorcizar la pérdida, para calmar y aliviar el dolor.

-Entonces, ¿la música es una catarsis?

-Sí, sin duda. Entre otras cosas. No arregla los problemas, pero alivia y cura. Una canción te puede cambiar el estado de ánimo y te puede permitir soñar. Tiene muchos beneficios para la salud.

-Hablábamos de pérdidas y la cultura lleva unos días nefastos: Chus Lampreave, Gato Barbieri y Manolo Tena.

-Una vez nos presentaron, pero no tuve la suerte de conocer bien a Manolo Tena. Sin embargo, cuando yo empezaba a escribir canciones sus temas me llegaban muchísimo. Siempre he pensado en un pódium ficticio de Antonio Vega, Enrique Urquijo y Manolo Tena. Creo que eran tres de los mejores escritores de canciones que hemos tenido nunca y me da mucha pena no poder escuchar más canciones de ninguno de ellos. Lo siento mucho como ser humano y como compañero de oficio, porque además esta gente ha abierto mucho camino y nos lo ha puesto más fácil a los que llegamos después. He estado inspirado por los tres y he gozado con sus canciones. Es muy triste no tener a ninguno ya.

-¿A usted qué le inspira?

-Me inspira lo que me emociona, lo que me interesa, lo que me seduce, lo que me hace daño y lo que amo. Lo más inspirador son las emociones, tener algo dentro y querer sacarlo.

-Dice Tom Waits que ama las melodías hermosas que dicen cosas terribles. ¿Lo suscribe?

-Pues sí, a mi también me gusta. También sucede con canciones que son aparentemente sarcásticas y de repente hay una tercera estrofa en la que el tipo se pone tierno y entonces ocurre que en la misma canción puedes empezar partiéndote de risa y acabar llorando como una magdalena. Me gusta que las canciones tengan esas dos caras.

-Juanjo Ordás, autor del libro Quique González. Una interpretación de los hechos, dice que es imposible que usted toque para masas porque su música no es para masas. Habla de un elitismo involuntario que, en su opinión, es positivo. ¿Qué opina?

-Uno no decide si va a tocar para dos o en un estadio para 10.000 personas. Son tus canciones las que te llevan o no a eso.

-Pero, ¿le gustaría llegar a más gente?

-Voy a responder de otra manera: estoy contento con lo que tengo y no considero que merezca el éxito que tienen otros. Para bien o para mal, lo que tengo es lo que me he ganado. Puedes tener un golpe de suerte un año, pero no durante quince. No envidio el éxito que tienen otros y no está entre mis objetivos llenar estadios. Ni siquiera es algo que yo vaya a controlar o no. Pero vamos, estoy contento con lo que tengo, es mucho más de lo que pensaba que tendría cuando empecé en esto. Me siento así, de verdad. No es un postureo. Cuando empezaba, cuando grabé el primer disco, igual sí. Con 24 años se piensan cosas así, pero afortunadamente se te va pasando enseguida y de verdad que para mi eso no es lo más importante ni mucho menos.

-¿Volvería a firmar con una multinacional?

-No. No creo que yo les interese y ellos no se han ganado que me interesen a mi.

-Cuando dijo "ahí os quedáis" y tomó las riendas, ¿le pusieron las cosas difíciles?

-Para mi era más complicado tener que lidiar con ellos que tomar mis propias decisiones. He tenido que trabajar duro. Ahora no lo recuerdo como un periodo duro pero seguramente sí que lo fue. Aunque ya pasó y hace un montón de tiempo que no estoy con ellos. Y cada vez que hablo con ellos hay lío. No estamos condenados a entendernos.

-Parafraseando a Dylan, los tiempos están cambiando continuamente. ¿Está la clase política, incluidos los partidos emergentes, a la altura de los ciudadanos?

-Estaba escuchando esta mañana la radio y la conclusión a la que llegué, según hablaban del posible pacto, con todo el tiempo que llevan mareando la perdiz, es que no les importa absolutamente nada los problemas de los ciudadanos. A ninguno. No están pendientes de los problemas reales de la ciudadanía. Es siempre una guerra entre dos bandos, está todo polarizado y es muy aburrido y muy cansino todo. No creo que estén a la altura desde hace un montón de años.

-En las dos campañas electorales (tres en Andalucía) la cultura fue la gran ausente en los programas.

-Ni siquiera estuvo presente para los partidos de izquierda. Yo no he visto propuestas reales de cultura, no he visto que les interese la industria cultural en ninguna de las propuestas. Eso es sintomático del país en el que vivimos. La cultura es un arma arrojadiza para unos. Estamos en un país en el que a los directores de cine les escupen por la calle y en el que los actores parecen tener la culpa de la situación. Es un poco comedia todo.

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