Los hijos de Joe Warr

Los hijos de Joe Warr

22 de abril 2010 - 05:00

CineBox Aqualon Puerto Huelva.- T.O.: 'The boys are back'.- Producción: Reino Unido y Australia, 2009.- Duración: 103 minutos.- Dirección: Scott Hicks.- Guión: Allan Cubitt basado en la novela de Simon Carr.- Fotografía: Greig Fraser.- Música: Hal Lindes.- Montaje: Scott Gray.- Intérpretes: Clive Owen, Laura Fraser, George McKay, Emma Booth, Nicholas McAnulty, Emma Lung, Julia Blake

Se nos advierte al principio que la película está basada en hechos reales, que siempre resulta una advertencia muy indicativa de la veracidad de su contenido. Pero la realidad es que su raíz, por lo que respecta a su relato, es literaria. Estamos ante la adaptación de la novela de Simon Carr, The boys are back y por lo tanto con la inevitable dicotomía, lo quieran o no lo quieran muchos, literatura y cine, de tan larga y fecunda consecuencia en el ámbito cinematográfico. Seguimos viendo a menudo como muchos films deben su origen a libros más o menos conocidos, de mayor o menor éxito. Y supongo que seguirá siendo así en lo sucesivo.

El protagonista de Sólo ellos, otro título caprichoso de la distribución en España, es Joe Warr, un prestigioso periodista deportivo especializado en tenis, a quien envían como cronista a las competiciones más importantes. Enamorado de su segunda esposa con la que vive en una casa rural junto a su pequeño hijo, Artie, de seis años, se ve sorprendido por la muerte de ella. Todo se complica para Joe, poco acostumbrado a las tareas del hogar, además de sacar adelante a un hijo pequeño.

La situación no mejora, sino todo lo contrario, cuando a casa llega su hijo mayor, Harry, de catorce años, habido de su primer matrimonio, que vive y estudia en Inglaterra, precisamente donde se graduó su progenitor, junto a su madre que espera un hijo de su nueva pareja. Dispuesto a pasar una temporada con su padre, al que ha tratado poco, y con su hermano menor, Harry complica aún más las cosas por su carácter e inadaptación. Sin embargo Joe hace todo lo posible por integrarlo en la casa y en la familia. Lo acaba logrando pero sus obligaciones laborales le requieren en el campeonato de Melbourne y su ausencia precipitará nuevos ingratos acontecimientos.

El director Scott Hicks, nacido en Uganda, crecido en Kenia, estudiante en Inglaterra y hombre de cine hecho en Australia -vive en Adelaida-, ha cultivado siempre en su amplia filmografía, no toda ella muy conocida -salvo el caso más notable de Corazones en Atlántida (2001)- temas recurrentes como el paso del tiempo y su influencia, el recuerdo o la memoria, la influencia paterna y la soledad del individuo en la sociedad de su tiempo. En este caso reaviva junto a la evidencia de sus constantes, la penetración y evolución psicológica de sus personajes que trata con alternativas con vacilante vitalidad.

Aquí el realizador mezcla adecuadamente pasajes autobiográficos en un relato de configuración clásica, conservando esa tradición de cine familiar con ciertos matices sentimentales, que nunca se exceden y que muestran una meritoria contención. Hay una reflexión seria sobre las obligaciones paternofiliales que son válidas y de ejemplar ponderación. Queda siempre la duda, planteada tantas veces en la pantalla, sobre las obligaciones de la familia y los imperativos de la profesión. No es fácil para el protagonista como no lo ha sido para tantos y tantos.

Pero es admirable en todo caso el grado de moderación que impone Scott Hicks para evitar la lágrima fácil y el manido sentimentalismo de estas circunstancias. Quizás la presencia de la madre muerta reste convicción a la fuerza intrínseca de algunas secuencias. Buen trabajo interpretativo de Clive Owen, sencillo y natural. Y también de los chicos George MacKay y Nicholas McAnulty, Quizás echemos en falta cierta profundización en algunas de las cuestiones que se plantean.

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