Me ha gustado mucho, tía Charo

cRITICA DE ARTE

Me ha gustado mucho, tía Charo
Me ha gustado mucho, tía Charo
María Pérez Mateo / Mperezmateo@Hotmail.com

28 de noviembre 2011 - 05:00

Las puestas de largo, los libros de visitas para firmar en los hogares, arruinarte para que te acepten socialmente y una (a mí la) legión de comportamientos y estiramientos protocolarios se han puesto de moda para uso y disfrute de los afectados. Las modas son efímeras, pero pautan modos y modales que a menudo calan en el subconsciente consciente (y viceversa). Algunos lo llaman "revival". Otros, "ridiculez". Muchos… es "bueno recuperar valores patrios", aunque no sean patrios ni sean nada. Menos… "para qué perder el tiempo".

Y digo, ¿a qué viene esta introducción? Ayer viernes, vestida de carnaval, salí por Huelva en busca de exposiciones. Tanta ropa por mi escaso cuerpo dio al traste más visitas culturales. Empapada, me decapé (por asepsia) y me desenvainé (por mi… asepsia) como una lechuga hasta quedarme en lo que soy, un materializada en escasos cincuenta y pocos kilos. Tampoco sé si había oportunidad de visitar. Tras los comicios nacionales, los que se celebraron hace unos días en espera de los que se han de celebrar en pocos meses, ya no resta más tiempo para la cultura de improvisación. Ave María, escúchame, que rezara Raphael, vengas de donde vengas, con el nombre que te plazca, mándanos una plaga de sensatez, que edificar cultura no es tan complicado. Con eso, con un poco de cultura, que es cuarto y mitad de conocimiento, sentido, deber y haber ido más allá de Chucena, y con otro poquito de ganas de no ser sesgado y vocero de la indolencia y la estulticia, somos capaces de dar a la sociedad lo que quiere: coherencia sazonada de razón iluminada.

A la sala de Cajasol no llegué a entrar. Tuve miedo. Y eso que lo intenté dos veces. La escasa luz de la entrada y una T colosal que atraviesa su espacio para dar ¡cohabitación! a más ¿obras?, han dejado la otrora sala de exposiciones por antonomasia de Huelva en un triste recuerdo. Tan ridícula que puede competir con los pisitos de la racionalista ex-ministra doña María Antonia Trujillo, que Van der Rohe la tenga en gloria. Ante el miedo proyecté los pasos hacia la calle Botica. Tras las noticias aparecidas en Huelva Información, tenía gran interés en conocer la revista La Rábida a través de la exposición Huelva y América. Cien años de Americanismo, que se expone en Caja Rural del Sur.

La idea del comisariado, de los dos patrocinadores, de los seis colaboradores y de los tres agradecimientos (no, no cabían más, supongo, en el folleto de mano) es extraordinaria, fantástica, reavivar una publicación que, una vez deglutida en el repositorio http://dspace.unia.es, no tengo más remedio que decir que es sorprendente, de un alto calado y, en su segunda etapa, de una modernidad ilustrativa exquisita. Diría que, junto a Papel de Aleluyas y Meridiano, las grandes contribuciones históricas, literarias y artísticas de Huelva a la vanguardia primaria del siglo XX. Enhorabuena. Qué bello es el trabajo bien hecho.

Qué gusto para mis ojos, no para mis orejas, que rasgara el divino Raimundo Amador, que tantas instituciones se alíen para afianzar un proyecto cultural. Que cunda. Que se corra (con perdón) la voz. Lo que no sé, una vez analizado el contenido y el continente expuesto, cuánto han aportado cada una de ellas, que tantas son, porque visto lo visto… hubiera preferido oír el final de la letra con aquello de "el horizonte es un muro/ que me cabe entre las cejas". Much ado about nothing…, por ser chesperiano de Chihuahua. Nos queda el repositorio para leer y apreciar La Rábida.

Las ilusiones a veces mueren cuando ves el objeto amado. Reconozco que no conocía de primera mano la publicación. Reconozco que todas las referencias eran magníficas. Reconozco que la idea expuesta es valiosa, enriquece y te aparta la injusticia de quien grita que Huelva estuvo dormida antaño. Reconozco que el objeto de la exposición te estimula no sólo a penetrar en sus páginas, sino a conocer a hombres y menos mujeres que quisieron exportar e importar el significado de Huelva en América, en el mundo. Qué maravilla los dibujos de José Caballero, algunos referenciados antes por mi compañero Sugrañes. Siempre me digo, aunque no tenga más ventana, y que hermosa, que esta de Huelva Información, que qué grande es Caballero cuando solo tiene en su mano el lápiz. Cuando porta el color, lo sigue siendo, pero a otra altura. Tan joven, tan provocativo y capaz, qué lección de vanguardia, de ruptura de espacios estéticos y mentes conservadoras en una provincia, espejo de su país, donde el cambio era lepra y el aire fresco barbarismo. Y qué decir, aunque en aquellos años ya dijeron todo, de Vázquez Díaz, Pedro Gómez, Souto, Martín Mayor, Hermoso...

Pese a la ironía vertida, felicitación y mil gracias por acercarnos una joya como La Rábida. Ahora bien, me hubiese gustado un catálogo razonado. La crisis, pese a los cientos de patrocinadores que la cubren (con perdón, reitero), tendrá la culpa. Y, también, un poquito de más sencillez a la hora de diseñar los paneles. Loewe no es igual que Bazar Mascaró, aunque la vitrina se parezca. El horror vacui está muy bien cuando el terror no te deja ver el claro del bosque. Las grafías de doble fondo con marcos recargados… muy vintage, pero… aturde. Confunde como la noche pasional del gran Dinio. De los retratos, prefiero omitir ¡Y qué decir de ese tablón de visitas con puntillitas de colores! Monísimo. Fenomenallll. Allí me encontré el titular de este artículo. Yo también espero que mi sobrina, aunque no me lea, me mande un WhatsApp con el siguiente mensaje: "Tita Maritutxi, tú sí que vales".

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