El gran naufragio
Fila siete
CineVip Lepe y Multicines Al Andalus Punta Umbría.- T.O.: 'Titanic 3D'.- Producción: Estados Unidos, 1997.- Duración: 194 minutos.- Dirección y guión: James Cameron.- Fotografía: Russell Carpenter.- Música: James Horner.- Montaje: James Cameron, Conrad Buff IV y Richard A. Harris.- Intérpretes: Leonardo DiCaprio, Kate Winslet, Billy Zane, Kathy Bates, Frances Fisher, Bill Paxton, David Warner
La catástrofe del Titanic atrajo pronto al cine y en 1929 se producía la primera versión con un tratamiento ciertamente transversal. En 1943 el Titanic de Herbert Selpin en el transcurso de la II Guerra Mundial adquiría relieves claramente propagandísticos, los posteriores no hacían más que acusar el tono dramático de la tragedia. Fue James Cameron quien en 1997 aprovechaba el tema para recuperar el estilo de grandes narradores del cine clásico. Si no le faltó oportunismo a la hora de recuperar nuevas dimensiones en la más reciente Avatar (2009), nada nos extraña que se haya dejado tentar por estas tres dimensiones con las que ahora nos devuelve al cabo de quince años su famoso Titanic.
James Cameron, realizador de estimables títulos como El secreto del abismo (1989) -adonde ha vuelto recientemente-, la segunda entrega de Alien (1986) y Mentiras arriesgadas (1994), artilugios de indudable fascinación visual o el primer Terminator (1984), resuelta con una gran economía de medios, pero con suficiente inteligencia e imaginación para evocarla con cierto regusto fílmico, dijo que esperaría el estreno de este ambicioso juguete cinematográfico llamado Titanic en su propio hogar "con el teléfono en una mano y un revolver cargado en la otra". Aclaró después que era una broma y que, como siempre, pasearía delante de unas cuantas salas de cine para observar la reacción de los espectadores. Todo esto no era más que un guiño macabro puesto que esta costosa producción tuvo la más favorable acogida de todos los tiempos.
Mucho se ha escrito y se ha dicho en torno a esta película que fue noticia antes de su estreno y durante su realización, no sólo por su inmenso coste de 280 millones de dólares que supuso su realización -de los que nada menos que 40 millones ha supuesto el fenomenal plató construido en México para su rodaje-, sino también por los problemas surgidos hasta redondear con acierto todos sus efectos especiales. En algunos casos rechazando el auxilio tan socorrido hoy de los ordenadores y retornando a trucajes más tradicionales que vuelven a imponerse en producciones de este tipo.
La contemplación de Titanic, con la fuerza cautivadora de sus secuencias nos persuade rápidamente de no es una película más de catástrofes, género que tanto se ha prodigado en los últimamente, sino que, además de acercarse a la tragedia real, crea un espectáculo de especial magnetismo y hace de esta historia un despliegue realmente espléndido de logros visuales de sorprendente atracción. Aparte, el relato posee resortes suficientemente sólidos para conmover y emocionar a un público masivo, que puede hacerse a través de las imágenes una idea real de lo que fue esta especie de maleficio de un siglo que empezaba con los peores auspicios. Ahora en 3D sigue siendo, tal vez aún más, un espectáculo fascinante de poderosos atractivos visuales.
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