Historias del Fandango

El fandango por esos mundos

  • Como baile, que es lo que fue principalmente hasta mediados del siglo XIX, el fandango ha tenido presencia en todo el mundo occidental, remontándose sus orígenes a las primeras civilizaciones

Cuadro "Las mujeres de Amphissa", de Lawrence Alma-Tadema, 1887.

Cuadro "Las mujeres de Amphissa", de Lawrence Alma-Tadema, 1887.

Sin que haya pruebas concluyentes que sitúen en fecha y lugar concretos el nacimiento del fandango, lo que afirman quienes se han ocupado de la cuestión es que es muy antiguo, dando a esa expresión amplia profundidad de siglos. A mediados del XIX, figuraban en los tratados de música del momento referencias que lo situaban en los tiempos de la Grecia y la Roma clásicas. Baile seductor "capaz de hacer perder la chaveta al más austero anacoreta, hasta el punto de tirar al viento los hábitos y las sandalias para entregar su alma al demonio", afirmaba con evidente hipérbole Eduardo Velaz de Medrano:

La España, 18.06.1848 La España, 18.06.1848

La España, 18.06.1848

Danza de las musas griegas. Danza de las musas griegas.

Danza de las musas griegas.

El origen romano lo comparten otros autores, que recuerdan la importancia extraordinaria del baile en zonas como las actuales provincias andaluzas, con las puellae gaditanae que cita Estrabón en el siglo II a. C. como ejemplo relevante. Aquellos bailes evolucionaron desde las celebraciones populares hasta los salones aristocráticos, llegando a ser el baile representativo de España en las cortes extranjeras. Aquí lo encontramos en países de la ribera sur del Mediterráneo

Vida Galante, 20.10.1905 Vida Galante, 20.10.1905

Vida Galante, 20.10.1905

En esta otra reseña, que también cita a Grecia como posible origen, se ofrecen datos más precisos, como que el fandango se acompañaba con la guitarra y con la lira y que era un baile de casamientos

La Revista Española, 20.11.1835. La Revista Española, 20.11.1835.

La Revista Española, 20.11.1835.

O de origen tartésico, que dijo el alosnero

Entre los estudiosos y los aficionados circulan supuestos y ucronías que a veces toman asiento sin una base que ancle los argumentos a una realidad verificable. Esto ha sido moneda corriente en los textos sobre el flamenco en las primeras etapas de construcción de su historia. La imaginación, primando sobre los hechos. Por magnificar el flamenco y no por alardear, creo. La fantasía que parte de aquellos autores utilizaba creó mentiras "tan bien montadas que merecerían ser verdad", en ocurrente comentario de Paco Vallecillo. Hoy las investigaciones suelen ser más rigurosas.

En 1971, en el capítulo del fandango de "Rito y geografía del cante", de TVE, el gran aficionado Manuel Lisardo Bowie afirmaba, sin pruebas, que el fandango alosnero es de origen tarteso. "Antecedentes históricos hay, aunque no se pueden probar -decía-. Pero sí podemos afirmar que el fandango del Alosno es de raíz tartésica, puesto que aquí, en esta región, no hubo influencia de ninguna invasión; aquí, como en un nido, se ha conservado todo puro y auténtico". No tanto: las poblaciones del Andévalo y la Sierra son fruto de una probada y dilatada mezcla en el tiempo de pueblos y culturas (cristianos, judíos, musulmanes; castellanos, maragatos, bereberes, portugueses). 

El escenario mediterráneo

No perdamos de vista el Mediterráneo, el mar de toda una región geográfica y cultural que es escenario permanente de todo tipo de tráficos (comercial, militar, político, etc.), de intercambios y costumbres, también de la música y el baile. Y todo eso generó influencias. Por eso no extraña que en Egipto encontremos a danzarinas practicando bailes semejantes a los nacionales de España, como el zapateado o el fandango, acompañándose de las castañuelas. Cosa distinta es cómo interpretarlo

El Instructor, 1840 El Instructor, 1840

El Instructor, 1840

Un hecho aislado y anecdótico es que el fandango, ya alosnero y flamenco, viaje hasta Egipto para expresarse desde  lo alto de una pirámide, como hizo Francisco Carrasco Tenorio. Debió ocurrir por los años 20 del siglo pasado. Y, tras cumplir lo prometido, informó por telegrama de la gesta. Lo cuenta Carlos Carpintero en un delicioso artículo sobre cantaores de su pueblo titulado "Otro alosnero singular". El telegrama decía... 

Otro alosnero singular. Carlos Carpintero. Otro alosnero singular. Carlos Carpintero.

Otro alosnero singular. Carlos Carpintero.

Sin noticias concretas, hemos de confiar en lo publicado para conocer hechos pasados. La revista Vida Social Femenina, por ejemplo,  aseguraba que el fandango llegó a Menorca en 1287 y que se bailaba con un ritual establecido amenizando fiestas familiares como una boda o en la matanza del cerdo. Esa fecha sitúa al fandango en la isla balear con sus instrumentos acompañantes y en acontecimientos concretos; de lo que podemos inferir que en la península se practicaba desde antes: siglo XIII

Vida Social Femenina, 29.02.1936. Vida Social Femenina, 29.02.1936.

Vida Social Femenina, 29.02.1936.

Hay una descripción pormenorizada, una crónica de viaje que escribe una mujer como testigo de un baile con los preparativos previos de la orquesta y de quienes intervienen, que se desarrolla en el harén de Hussein, donde las muchachas del serrallo bailan una danza.  ¿Era el fandango? No lo sabemos, pero lo parecía, y aunque la narración describe el ambiente con mucha sensualidad, enseguida se advierte de que "es falso que su vista pueda considerarse como indecente para las señoras"

El Museo de las Familias, Barcelona, 1840. El Museo de las Familias, Barcelona, 1840.

El Museo de las Familias, Barcelona, 1840.

En el próximo capítulo continuaremos siguiendo la presencia del fandango en otros lugares.

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En la próxima entrega: Rastros itinerantes del fandango

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