Cultura

Un fandango por Cobos Wilkins

  • El escritor presenta 'Pan y cielo', un canto a la libertad que acomoda a la literatura como alimento del hombre La cantaora Rocío Márquez y la periodista Elena Oliveros le acompañan en el estreno

Para Juan Cobos Wilkins, al igual que para Aristóteles, el arte "debe dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no copiar su apariencia". Porque al escritor le interesa "el latido" y esa "fusión entre lo visible y lo invisible" sobre la que el irlandés Oscar Wilde ya sentenció que "quien distingue estrictamente entre cuerpo y alma seguramente es porque carece de ambos".

Todas estas locuciones fueron recobradas ayer por el riotinteño durante la presentación de Pan y Cielo, una novela que muestra un registro humorístico que el autor no había tenido ocasión de abordar hasta ahora y con la que la Isla de Siltolá, la editorial de Javier Sánchez Menéndez, inaugura su sección de narrativa.

Bajo la cita del polímata de la antigua Grecia está concebida este Pan y cielo "que no va a los michelines" y que ayer vivió su puesta de largo en una atestada sala de la Biblioteca Pública. Allí tuvo lugar un atípico, como también lo es el libro, diálogo a tres bandas entre el autor, la periodista Elena Oliveros y la cantaora Rocío Márquez. Esta última cerró el acto cantando a capela un fandango que emocionó a Cobos Wilkins: Cuando leo tus palabras/me pregunto, amigo Juan/ cómo has podido sembrar/de Trigueros a Nueva York/gajitos de Cielo y pan.

Tal y como comentaron el escritor y sus acompañantes, la novela se centra en Trigueros y en la sorprendente afiliación de su Patrón, san Antonio Abad, al sindicato UGT. El núcleo de la acción se sitúa en 1932, cuando estaba en vigor la Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas que declaraba a las procesiones y a los entierros manifestaciones de carácter público para las que se requería autorización gubernativa. Para salvar el escollo que esta normativa planteaba, el santo fue afiliado al sindicato obrero y salió en procesión con el correspondiente carné.

Cobos Wilkins puso la mirada sobre esta "lección de convivencia, tolerancia y entendimiento" que supuso que la lluvia de panes siguiera cayendo en Trigueros, que no es más que el microcosmos que transita hacia un macrocosmos que se impone: la realidad del país. La de la II República y la de la actualidad. "Pocos años después, en 1936, en España llovían balas y no panes, porque el país no fue capaz de encontrar ese entendimiento que sí hubo en aquel pequeño pueblo. Esa es la lección que me interesaba extrapolar en este libro. Y me parece que la vigencia es plena", señaló el autor de El corazón de la tierra.

Al escritor le interesa -y mucho- la metaliteratura, y Pan y cielo alberga una cuidada "referencia cervantina". Cobos Wilkins hace dialogar a san Antonio Abad y a San Sebastián, patrón de Huelva, y ellos mismos son los que crean la divertida historia al tiempo que el lector avanza. Pero, del mismo modo que ambos personajes intervienen en el desarrollo de la trama, hay momentos en los que son los propios personajes los que toman las riendas de sus vidas y se encaminan hacia una existencia no establecida. Entonces los cánones se rompen y se impone el libre albedrío. Tanto es así que ni el propio autor es consciente de la deriva de cada historia. Porque, tal y como aseguró Cobos Wilkins, "del escritor puede ser el ala, pero el vuelo no nos pertenece".

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