Historias del fandango

Una estrella flamenca en América

  • Carmen Amaya triunfó en América en los años 40 y 50 del siglo pasado. En Estados Unidos el flamenco fue en esa época el arte más exitoso de todas las músicas del mundo

  • "Meterá mucho ruío": Carmen Amaya

Carmen Amaya y su compañía actuando en Casino de Estoril. Foto de Reis, octubre 1936.

Carmen Amaya y su compañía actuando en Casino de Estoril. Foto de Reis, octubre 1936.

El día que comenzó la Guerra Civil, su compañía actuaba en Valladolid. El bando franquista le requisó el autocar de la compañía y no pudieron pasar a Portugal hasta unos meses más tarde. A su llegada a Lisboa contaron a la prensa que aquel 18 de julio “creímos estar en el fin del mundo, cuando sonaban las trompetas para el juicio final en el valle de Josafat… Temíamos a la Guardia Civil, nuestra perseguidora siempre…”.

En Portugal los consideraron fugitivos: “De entre os fugitivos de Espanha destaca-se, por seu pitoresco, a familia dos Amaya, um apelido que para os ciganos vale tanto como para a Europa de ha algunos anos os dos Habsburgos ou Bourbons”. Pregonando su leyenda, allí se identificaron como descendientes de los gitanos de Granada y de Chorrojumo, “o rei de sangue azul escuro… Os Amaya sômos do Sacromonte”, y primos del torero Cagancho. “María de la O, ¿sabe usté? La desgrasiaíta gitana que teniéndolo tó…” (en alusión a otra película reciente en la que Carmen había actuado).

Hicieron varias actuaciones en Lisboa, Figueira da Foz, Coimbra y en el Casino de Estoril, donde participaron en una función de gala promovida por la señora de un destacado falangista español, con el local abarrotado por nobleza y alta burguesía de los dos países. [2]

[2] Cartel de Ruano Llopis, Méjico, 1939 [2] Cartel de Ruano Llopis, Méjico, 1939

[2] Cartel de Ruano Llopis, Méjico, 1939

Triunfos en América

Tras Portugal, su troupe de veinticinco gitanos se embarcó rumbo a la América Latina, donde sus triunfos fueron tan grandes que permanecieron en Buenos Aires nueve meses, siempre a teatro lleno y con una enorme popularidad. Desde Argentina fueron a Uruguay, Brasil, Méjico donde fijó residencia desplazándose desde allí al resto de los países americanos, Cuba y Estados Unidos. En 1945 llegó a cobrar trece mil dólares semanales en Rio de Janeiro. Tanto dinero ganó que se compró casas en Hollywood y en Nueva York. “Catorce años por las tres Américas”, como diría ella, de los que estuvo cinco años actuando por todo Estados Unidos en un ambiente de enorme expectación y gloria, actuando y haciendo cine. En 1942, el espectáculo de Carmen Amaya era una gran atracción en Hollywood, donde rodó cinco películas y actuó ante veinte mil personas interpretando El amor brujo, de Manuel de Falla. Llegó a actuar en tres ocasiones en el famoso show televisivo de Ed Sullivan.

Los corresponsales de la prensa española en Estados Unidos describían el furor que hacían en Nueva York artistas españolas como La Argentinita o Carmen Amaya con su arte volcánico y explosivo [3]

[3] La Vanguardia, 28 febrero 1943. [3] La Vanguardia, 28 febrero 1943.

[3] La Vanguardia, 28 febrero 1943.

En su artículo El arte flamenco trasplantado a EEUU, el periodista Francisco Lucientes nos aproximaba al ambiente flamenco que tenía la ciudad de Nueva York en aquellos primeros años 40 del siglo pasado: la música española de raíz flamenca era la que más protagonismo acaparaba en la urbe más cosmopolita del mundo [4].

[4] La Vanguardia, 23 marzo 1943. [4] La Vanguardia, 23 marzo 1943.

[4] La Vanguardia, 23 marzo 1943.

En todas estas giras, tuvo la oportunidad de conocer a personalidades muy influyentes que hablaron maravillados de ella: el director de orquesta Toscanini dijo que “jamás había visto una bailarina con tanto fuego, un ritmo tan terrible y una maravillosa personalidad”; Charles Chaplin, “es un volcán alumbrado por los soberbios resplandores de la música española”; Orson Welles le filmó una secuencia de baile para una de sus películas; la actriz Greta Garbo afirmó que “es una artista única porque es inimitable”; un director de orquesta británico dijo “tiene el diablo en el cuerpo”…Y el rey Alfonso XIII, el presidente Eisenhower, la reina Isabel de Inglaterra, Churchill, el sultán de Marruecos, Marlon Brando… todos se fotografiaron y celebraron encuentros con ella.

De vuelta a España

Carmen no regresaría a España hasta 1947, ya como una estrella de fama mundial, y desde aquí, sin parar, hizo otras giras por Europa, Asia y Suráfrica. Durante su estancia en Paris se sumó a la compañía el guitarrista Juan Antonio Agüero, con el que tuvo un idilio que terminó en boda. “¿A que no se casa usted conmigo?”, le pidió, y ella le dijo “¿A que sí?”. Se casaron en Barcelona en 1952.

Tras una ausencia de varios años, volvió a actuar en su Barcelona en 1959. Bailó en El embrujo del fandango. Magistral en el braceo, en el zapateado, en la diversidad de movimientos, el público le tributó “enardecidas ovaciones”, decía la crónica del espectáculo [5]

[5] La Vanguardia, 17 octubre 1959. [5] La Vanguardia, 17 octubre 1959.

[5] La Vanguardia, 17 octubre 1959.

Días después, se sumó a otro espectáculo destinado a recaudar fondos para rehabilitar su querido barrio de Somorrostro, que había resultado barrido por los temporales. El periodista César González Ruano le dedicó un hermoso requiebro: [6]

[6] La Vanguardia, 20 octubre 1959. [6] La Vanguardia, 20 octubre 1959.

[6] La Vanguardia, 20 octubre 1959.

(Continuará)

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