Su fuerza y talento culinario vienen empujando desde la cocina del restaurante 'El pozo' de la capital onubense, donde Iván lleva ya unos meses trabajando. Innovador y divertido, tanto en su vida personal como en su profesión, este joven siempre tuvo claro que quería ser cocinero. "Mis padres, sobre todo mi padre, intentaron disuadirme, aunque sin éxito. Tengo familia en el sector hostelero y él sabía muy bien lo que era estar dentro de una cocina, por eso no quería que me dedicara a esto. Quería otra cosa mejor para mí, menos sacrificada".

En 2002, Iván entró en la Escuela de Hostelería de Islantilla, donde cursó los dos años de formación requeridos. De allí puso rumbo a Málaga, a Marbella en concreto, donde unas prácticas primero y empleo después lo tuvieron retenido durante un año. "En Málaga aprendí mucho. Fue una experiencia muy buena", asegura.

Al regresar a Huelva lo contrataron en el citado mesón de la capital, aunque también ha estado trabajando en la cocina de otros restaurantes y de algún que otro hotel, pero prefiere la primera opción: "en los hoteles se preparan placas de bandejas, suele haber un buffet, un menú predeterminado. En los establecimientos es diferentes, se hacen platos mucho más elaborados, por eso me gusta más la cocina de los restaurantes".

En sus ratos libres, además de salir con sus amigos, a Iván le gusta seguir formándose en lo suyo y busca nuevas recetas de cocina con las que experimentar. "Trato de innovar, aunque en Huelva hay que innovar siempre dentro de la tradición. Aquí los platos de diseño no funcionan bien. Algunos lo han intentado y no han tenido éxito", afirma. He ahí uno de los motivos por los que asegura que nunca montaría un negocio propio, "demasiados riesgos".

¿Y si le pidieran un plato? ¿cuál prepararía? Iván afirma que lo que mejor le sale es el arroz de marisco y, de postres, la mousse de queso con mermelada de tomate. ¡Todo un menú para paladares exquisitos!