ANTONIO BORRERO 'CHAMACO' | MATADOR DE TOROS

"Arles ha puesto la ilusión precisa para que yo también me ilusione con esto"

  • El próximo Domingo de Resurrección tiene prevista su vuelta a los ruedos en tierras francesas

  • Hace veinte años que abandonó el toreo activo tras un profundo periodo de reflexión personal

Antonio Borrero 'Chamaco', durante la entrevista.

Antonio Borrero 'Chamaco', durante la entrevista. / P. Guerrero (Sevilla)

A las puertas de la temporada Tono Borrero ha dicho que vuelve. Se lo ha dicho a Arles. Más concretamente se lo ha dicho a su amigo Juan Bautista, empresario en Arles. De nuevo La France y Chamaco unidos por el toro. Siempre fueron refugio y resorte las tierras camarguesas. A la usanza de un fichaje estrella, la organización ocultó a Chamaco en los días previos para hacerle aparecer de forma sorpresiva en el escenario de Arles ante una nutrida audiencia.

Año 99 en Villacarrillo. Veinte años años justos hace que “mandé a todos a Pamplona” en el mes de abril. Por una traición y con cuarenta corridas de toros por delante. No estaba para que me tomase nadie el pelo. Mira cómo mi enfado me duró, casi diecisiete años que fueron los que no quise ni coger una muleta en el campo. Lo que no me había quitado el toro me lo habían quitado las personas en las que confié.

–Quién le iba a decir que después de tanto tiempo llegaba esto.

–No te puedes imaginar con cuánta tristeza me fui para casa y las ganas que yo tenía de continuar, pero veía que no me salían las cosas, ni tenía el entorno apropiado ni esas personas que me rodeaban eran buenas para mí, ni muchísimas cosas que me impedían dejar de perder el tiempo. Por eso pegué un paso para detrás. Ahora, si los proyectos que llegan me ilusionan de la forma que yo necesito, iremos poco a poco.

–Bueno, ya vamos aclarando algo.

–Yo claro lo tengo. No voy a hacer temporada, me interesa lo justo torear después de Arles y desde luego no voy a entrar en ningún circuito de plazas de tercera. Por ahí ya pasé y no más. Eso de sumar una más no pertenece a esta historia. Esos sitios han de ser espacio para gente nueva de ahora, no para que vayamos los que tenemos posibilidad de exigir a quitárselos. Le hemos perdido entre todos el respeto que necesitan los más noveles para desarrollarse. Nos hemos convertido en gente voraz que se come cualquier cosa. No es normal que la Fiesta haya perdido esa capacidad de regenerarse y veas en ese tipo de plazas a matadores de toros consagrados que dentro de dos días van a estar en Sevilla. Yo no me veo desde luego dando una vueltecita por España a ver qué rebaño de cada sitio. Yo a eso no he vuelto. El 21 de abril cuando me quite el traje de torero si no toreo más, me quedaré profundamente feliz.

"En el 99 mandé a todos 'a Pamplona' por una traición y con 40 corridas firmadas"

–¿Cuándo se produce ese momento en el que decide que es Arles el sitio?

–No hay momento de elección. Es Arles porque Juan Bautista es quien ha puesto por delante un proyecto serio. En primer momento me habla de un festival y dado el tiempo que quedaba yo le digo que no, porque realmente entendía que necesitaba al menos diez meses para asumir. Aquello se olvida y yo casi que lo agradezco. Pero estos hombres vuelven otra vez a la carga y nos reunimos en Barcelona a final de agosto. Me vuelven a hablar otra vez de Arles y Juan Bautista me pregunta entonces qué me parecería una corrida de toros. Esa decisión me sorprende porque habíamos pasado de un becerrote con los pitones cortados a hacerlo ahora con dos toros, en puntas y dentro de la feria de Arles. Los dos nos dimos tiempo a que eso se fuera gestando poco a poco, porque llegar a estar hablando ahora de que me visto de torero tenía muchos requisitos como eran ganado, cartel y cuánto me va a pagar usted. A la gente le cuesta hablar de dinero pero es fundamental, es lo prioritario para un matador de toros. Un torero puede tener una motivación lógica de afición y romanticismo pero no hay nadie que haga un esfuerzo por nada y además, te tiene que satisfacer al nivel de figura del toreo, que es lo que yo me siento. Por lo tanto, si usted no me cumple como una figura grande del toreo para que vuelva veinte años más tarde, no merece la pena. Todos esos aspectos había que perfilarlos y había una gran incógnita, aunque yo en ese momento ya empecé a entrenar, a perder el óxido de las bisagras. Si finalmente no se llegaba a un acuerdo a mi gusto no se iba a hacer y de cualquier forma, mi cuerpo físicamente me lo iba a agradecer. A final de aquel mes llegamos a un acuerdo y aquí estamos.

– Una negociación minuciosa...

–Me decían, pon tú la cifra. A mí lo que me importaba realmente era otra cosa, que fuese un proyecto acorde con la saga de la familia, con la importancia que ha tenido esta en el toro, la memoria de mi padre, la impronta de mi tío… No hay tantas sagas de toreros y de gente del toro, reatas. Creo que hay que darle importancia a todo eso, a los recuerdos con los que vive un niño rodeado de esa magia, de esa cosa que de repente te ves rodeado de todo lo que significa, que un día la asumes con la responsabilidad de que el hombre y esa historia es ya la tuya.

"Tras lo de Arles no me veo dando una vueltecita por España a ver qué rebaño"

–Un esfuerzo que no solo arrastra al tema emotivo sino al físico; hay que prepararse porque el toro no asume melancolías…

–Sí, pero esa parte es como otra cualquiera. Si vas a subir al Everest te preparas y punto. Cuesta pero se consigue. Es algo mecánico. Para mí era más esfuerzo hacer lo que hice al principio de mi carrera sin entender cómo era la montaña que el haberla subido.

– Pues tiene delante un Everest y gordo. Ha planificado esa preparación, ¿como?

–No tanto sobre el papel como en la mente. Al final sabes lo que tienes que hacer como es entrenar, ponerte físicamente bien, tus tentaderos…

–De una vida de agricultor a ponerse de nuevo frente al toro. Le conozco y esto no va de capricho. ¿Como se va a preparar? ¿Con festivales? ¿Qué piensa hacer?

–Festivales en absoluto. Mi preparación será de forma muy íntima en casa, en el campo familiar, algún toro a puerta cerrada y tentaderos, porque de alguna forma hay que empezar a perder un poco el óxido. En el fondo es una época en la cual me coge, desde un punto de vista de la tauromaquia, de la técnica, más sobrado que antes, porque cuando tienes quince o veinte años estás procesando un momento de información en el cerebro que no terminas de cuajarla y sin embargo, pasa el tiempo y de pronto tu mente te lo explica de otra forma más sencilla. A mí me cogían todos los toros todos los días y no solo porque me pusiera ahí, sino porque técnicamente estaba muy flaco. Lo que pasa es que como era un león, pues me daba igual. Lo que yo quería era estar ahí. Ahora de lo que se trata no es de eso. El Chamaco que salga el 21 de abril no va a ser ese torero de dejarse matar delante de un toro. Ese torero lo que va a querer es disfrutar toreando.

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–El león ha echado melena…

–Sí, sí, el león tiene melena pero quillo, ya no tiene sentido para mí como matador de toros no disfrutar. Yo vengo aquí realmente a eso, porque el mundo del toro, que tiene esa carga tan negativa del juego con la muerte, del esfuerzo, del sacrificio y tal, resulta que ahora es una época que me gusta mirar a esa otra parte que significa disfrutar delante del toro, que no sé si lo conseguiré. Espero que sí porque cuando uno va a una plaza, va con una carga de tensión muy fuerte. No sabes qué va a pasar, si aquello va a embestir para tú poder estar a gusto, y lo que yo necesito es encontrar esa forma en la que la gente salga feliz de ver torear.

–Se te viene la ilusión al frente cuando hablas de todo esto.

–Pues te juro por Dios que por lo único que estoy trabajando es para que ese día la gente viva conmigo un momento muy especial. Ya no hay nada más importante que eso y que digan: este tío es un fenómeno y hay que ver cómo ha toreao el cabr… Más allá de orejas o de cualquier otra cosa, que le gente salga feliz. Que piense eso de ¡no me lo he perdido!

–La familia, ¿contenta?

–Pues no. No puede estar contenta mi madre porque está la mujer sabiendo que su hijo va a hacer un esfuerzo muy grande y lo está pasando mal. Y todavía no ha llegado el momento. Poca alegría hay en casa. Hay un poquito de satisfacción pero ya está.

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