Los documentos de la Guerra Civil
Una exposición recoge los consejos de guerra de Huelva, extraídos de los fondos digitalizados en el archivo del Tribunal Militar Territorial Segundo de Sevilla · La muestra permanecerá en el Hotel París hasta el 30 de junio
Los consejos de guerra cobraron intensidad en la provincia onubense en marzo de 1937 con la creación del Consejo de Guerra Permanente de Huelva. La exposición Huelva: la Guerra Civil en sus documentos, que se puede visitar en el antiguo Hotel París hasta el 30 de junio, hace un recorrido por los consejos de guerra desde 1936 hasta 1943, a través de los fondos catalogados y digitalizados por la Diputación Provincial en el archivo del Tribunal Militar Territorial Segundo de Sevilla.
El trabajo realizado por el investigador y comisario de la exposición, José María García Márquez, ha permitido recuperar 180.000 legajos correspondientes a 2.500 consejos de guerra, que afectaron a más de 5.000 onubenses. La muestra, que consta de 34 paneles informativos, enseña parte del estudio y digitalización de estos fondos, que han permitido recrear pequeñas historias personales de algunos de los fusilados, en las que no faltan las anécdotas, como las de aquellos que para salvar sus vidas se lanzaron a la búsqueda de avales o cartas de garantías.
Entre los documentos rescatados también destaca un cartel de lo que pudo ser el precedente de los bautizos civiles. Fue en la Nava, en 1936, y se definió como un bautizo monstruoso, en el que se bautizaron a seis niños en la Ribera del Múrtiga , en la finca La Parrilla.
La inauguración de la muestra contó con la presencia del investigador José María García Márquez; el delegado de Cultura, Juan José Oña, y del diputado de Cultura, Juan Serrato, que destacó que la muestra es el fruto de dos años de intensa investigación, en la que se rescataron más de 179.000 documentos relacionados con los 2.500 consejos de guerra a onubenses, un trabajo de investigación, catalogación y digitalización "que va a arrojar luz a investigadores y familiares de las víctimas".
Según Serrato, Huelva "merecía este espacio para reencontrares con su pasado y rescatar la memoria de los que murieron por la libertad". Apuntó que a esta documentación se podrá acceder a través de internet.
El investigador y comisario de la exposición comentó que este fondo documental está extraído de "un archivo represivo", el Consejo Permanente de Huelva, subrayando que es un fondo importante para la investigación, ya que permite estudiar con rigor, "nos sitúa, nos da nombres y apellidos y la cronología existente".
Señaló que la mitad del piquete de fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera era de Huelva, "cuando terminó la guerra los buscaron debajo de las piedras y los juzgaron".
Según el investigador, Huelva tiene características diferentes al resto de las provincias españolas, debido a que los que fueron fusilados por sentencia de guerra cuentan con la diligencia de enterramiento de la fosa común, de manera que se puede localizar perfectamente el lugar donde están enterrados.
García destacó que gran parte de los documentos que forman parte de estos fondos fueron incautados a sus propietarios en el momento de su detención. Indicó que Huelva es el único sitio de España que cuenta con este fondo documental, con el proceso completo de la aplicación del bando. "Aquí se ven los papeles por dentro, de dónde parten las órdenes, y quién llevo a cabo la política regresiva".
No todo fueron muertes, el investigador tiene constatados veinte casos de personas que sobrevivieron a los fusilamientos, bien porque quedaron heridas o porque escaparon antes de ser fusilados. También hubo casos de suicidios entre los que fueron detenidos.
Tal y como se desprende de los datos arrojados por la investigación de García Márquez, la provincia de Huelva fue una de las más duramente represaliadas de toda España. Entonces la población de la provincia onubense ascendía a 350.000 habitantes.
Un mínimo de 6.019 onubenses murieron, la mayor parte, concretamente 5.633, por aplicación de los bandos de guerra, personas que fueron ejecutadas sin juicios previos, mientras que 386 fueron ejecutados por sentencia de pena de muerte dictadas en consejos de guerra. Entre estos últimos se encontraba el diputado Juan Gutiérrez Prieto que fue ejecutado el 11 de agosto de 1936 en la meseta del Conquero. La sentencia fue firmada por Queipo de Llano.
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