Qué difícil olvidarte

QUÉ difícil es por lo visto que un granadino que se pone frente a un micrófono se atreva a cantar en granaíno. Que se olvide de mirarse en el espejo de lo extranjero cuando se sabe escuchado, y que se mire como hicieron sus mayores en las aguas del Darro. Que si por una casualidad lo hace así, mirando para la tierra y desde cerca, que esa misma devoción que sienta por esta ciudad y su propia malafollá no lo hagan caer en ombliguismos chovinistas de provinciano, y se atreva a cantarle coplas de amor con la boca llena a Sevilla, a Cádiz, a toda esa gente que es el alma de esta Andalucía pobre y repleta de sueños que siempre parece estar queriendo despertarse como pueblo, que aún sigue tratando de distraer la pena y el hambre entre peineta y mantilla, esta Andalucía donde nacen y mueren nuestros quereres.

Qué difícil es recordar lo que nos duele, cuando nadie parece ya querer acordarse de lo que nos hemos dejado atrás ser el primero en cantarle tangos, pasodobles, murgas, coplas... a maestros como don Emilio el Moro, a Rafael de León, a la Ocaña, a Gerald Brenand, acordarse de las Madres de Mayo, de los chavales del caso Almería, de las folletás del alcalde, del Peseticas, de los cateticos con sus pastelicos, y dejarlos a todos retratados para la posteridad en un disco, para quien quiera escucharlo, para quien quiera sentirlo.

Qué difícil va a ser que venga a nacer si nace otro andaluz como tú, Carlos. En esta Graná que se nos hace cada vez menos nuestra y que aún sigue estando tan fartica de hombres de luz, tu voz sigue siendo para nosotros esperanza y guia. Como un faro que le señala al mundo entero donde estaba y donde seguirá estando la Plaza Nueva.