De libros

Sobre el desencanto: Cenas de amigos

  • Las páginas del libro de José María Conget están plagadas con todas las manifestaciones posibles del arte y la literatura

Cenas de amigos (Editorial Pre-Textos, 2022) está dividida en tres capítulos –partes o como queramos llamarlos– marcados por números romanos. Se podría decir que en el primero, y a pesar de su brevedad –son solo dieciséis páginas–, está apuntada, o al menos apuntalada, toda la historia; también conocemos en él a la práctica totalidad de los personajes que la recorren, y, hasta cierto punto, contiene en sí misma el planteamiento, el nudo y el desenlace del conjunto, una especie de punta de iceberg sostenida en el segundo capítulo, que sería corolario del primero. El tercero es una suerte de estrambote, también muy breve, en el que se nos da noticia del día después.

Arranca –y se cierra en un bucle perfecto– la historia con el reencuentro de un grupo de siete amigos, tres parejas y un single, en la que para el grupo es más que probable sea la última cena. Amigos y amigas proceden del progrerío ilustrado de los setenta, jóvenes de la Transición, de las clases medias más o menos acomodadas, infectados por la literatura, el cine y los tebeos, y por la deriva mohosa que los ha llevado a enrocarse en su cómodo pasar y a no entender lo que está pasando con sus hijos que se manifiestan en el 15-M.

La acción se desarrolla casi en su totalidad en la Sevilla de hoy, casi siempre por el centro –Las Setas, el cine Avenida, la calle Feria…– aunque también aparecen otras ciudades a las en algún momento los personajes van de visita, Nueva York por ejemplo, donde topamos con el propio autor en “un encuentro de poetas que organizaba el Instituto Cervantes. El gestor cultural de ese organismo, un tal Conget, estaba a la altura de la pedantería de los maridos –qué fea palabra– y no les guiaba a un lugar que no viniera acompañado de una glosa tipo en esta parada de metro se rodó tal secuencia de French Connection o el Oyster Bar de Grand Central es el escenario de no sé qué cuento de Scott Fitzgerald”.

Cenas de amigos Cenas de amigos

Cenas de amigos / H. I.

Muy en consonancia con la cosa cultureta y pedante de los personajes, las páginas de Cena de amigos están plagadas de guiños a todas las manifestaciones posibles del arte y la literatura, es el magma en el que se entienden, en el que se sienten en su salsa y los protege de la intemperie en la que la realidad los ha ido empantanando, lo que les ayuda a sobrellevar la esclerosis ideológica que a toda generación le termina por llegar y ninguna acaba de entender qué ha hecho para merecer eso. En una suerte de justicia poética, finalmente solo va a salvarse el patito feo del grupo, el single.

José María Conget, zaragozano afincado en Sevilla después de recorrer medio mundo como profesor y gestor cultural –Nueva York, París, Londres, Lima…–, es uno de esos escritores a los que se consideran “de culto”, algo difícil de definir y no necesariamente bueno porque, como los mismos escritores de culto saben muy bien, tal prestigio suele ir asociado a la postergación por el lector medio y, claro, también a las ventas flacas.

Sus últimas publicaciones –todas en Pre-Textos– han sido las colecciones de relatos Confesión general y Juegos de niñas, y las novelas La bella cubana y El mirlo burlón, marcadas todas por una mirada aguda y algo sarcástica y una técnica impecable, rasgos que se mantienen en Cena de amigos, espejo a lo largo del camino para muchos de los que ahora andamos paseando a los nietos.

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