Conferencia de los pájaros

MAPA DE MÚSICAS | JAZZ

El gran saxofonista y clarinetista David Murray debuta en el sello Impulse! con un excelente álbum inspirado en el universo de las aves

La formación David Murray Quartet, con el saxofonista David Murray a la cabeza
La formación David Murray Quartet, con el saxofonista David Murray a la cabeza / M. G.

La ficha

’Birdly Serenade’. David Murray Quartet. Impulse! – UMG, 2025.

Medio siglo de brillante trayectoria y casi trescientas referencias discográficas, en las que su nombre figura como líder o como participante, avalan la figura de David Murray (Oakland, California, 1955). Una referencia del jazz contemporáneo, que desborda los límites de su vertiente instrumental –saxo tenor y clarinete bajo– para insertarse en ámbitos como la composición o los numerosos formatos utilizados para expandir su música: del solo a la big band pasando por sus célebres octetos y cuartetos, por su implicación en colectivos de la talla de World Saxophone Quartet o Clarinet Summit o por sus alianzas con otros colegas del marco jazzístico, léase Mal Waldron, Randy Weston, Dave Burrell, Aki Takase, John Hicks o Lawrence Butch Morris, entre muchísimos otros.

Estilísticamente, su música también ha bebido de distintos ámbitos, sin asumir ningún tipo de restricción: del espiritual que lo fascinó en su infancia a la herencia sudamericana, del ritmo caribeño al spoken word, del pulso sudafricano al influjo criollo, pasando por espectáculos poéticos y teatrales, Murray se ha nutrido de una rica diversidad de fuentes, coronada por ese inconfundible sonido que trenzó el inicial arrebato free con una profunda ternura en la que se detectaba la huella de gigantes como Coleman Hawkins o Ben Webster.

Con setenta años recién cumplido, Murray ha logrado desmarcarse durante los últimos tiempos del usual encasillamiento tópicamente adscrito a la veteranía para proseguir con su incansable investigación. Y así, después de entregar el pasado año uno de los álbumes más relevantes de la temporada a la cabeza de su renovado cuarteto –el soberbio Francesca (Intakt, 2024), dedicado a su esposa Francesca Cinelli–, el músico norteamericano ha saltado a la mítica etiqueta Impulse! para volcarse en otro proyecto de similar estructura instrumental aunque de diferente temática.

Portada del álbum.
Portada del álbum. / D. S.

Birdly Serenade (Impulse! – UMG, 2025) llega firmado de nuevo por Murray a la cabeza de un cuarteto que simboliza el crédito de las nuevas generaciones jazzísticas y que repite la nómina de su predecesor: además del líder, la pianista madrileña Marta Sánchez, el cotizado contrabajista Luke Stewart (atención a su participación en los discos de Irreversible Entanglements o en el muy reciente The Order con Silt Remembrance Ensemble) y la batería de Russell Carter tienen voz y voto en un álbum editado bajo los auspicios del Birdsong Project. Esta empresa arrancó de la mano de una monumental caja de veinte elepés con 172 piezas, titulada For The Birds (Downtown, 2022), que incluía casi 250 composiciones de música, arte y poesía relacionadas con las aves a cargo de Nick Cave, Terry Riley, John Cale, Alice Coltrane, Jeff Tweedy, Shabaka Hutchings,

Makaya McCraven, Raymond Carver, Yoko Ono, John Cale o Pablo Neruda, entre muchos otros.

Birdly Serenade supone el primer lanzamiento del Birdsong Project centrado en un artista único e incluye cinco piezas instrumentales de Murray que basculan entre la disposición hard bop de Bald Ego, el pulso funk de Nonna’s Last Flight y el enfoque abiertamente free de un Black Bird’s Gonna Lite Up The Night donde Murray da rienda suelta a su inconfundible catálogo de graznidos. A ellas se suman tres composiciones más del propio músico con presencia vocal: la inicial Birdly Serenade y la deliciosa Song Of The World (For Mixashawn Rozie), ambas exquisitamente interpretadas por Ekep Nkwelle, junto a Oiseau de Paradis, recitada en francés por la misma Francesca Cinelli. Construidas a partir de los textos suscritos por Cinelli que subrayan valores simbólicos y espirituales de las aves, sus cantos y plumajes, las ocho composiciones armonizan esa arrebatada energía, inherente desde siempre a Murray y que no pierde ni una pizca de aliento, con un dúctil tono, más abierto incluso que en el álbum precedente, en el que las cualidades grupales y solistas –con especial mención a la siempre indagadora Sánchez– se ajustan con una precisión.

Aunque con distinto enfoque y efecto, temática y éxito de Birdly Serenade terminan evocando a aquel legendario álbum de Dave Holland –Conference Of The Birds (ECM, 1973)– en cuyo título las aves también ostentaron rol protagonista. Bienvenida sea de nuevo su inspiración cuando genera discos tan penetrantes y hermosos como este.

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