Una bonita tarde en El Chaparral
Tentadero en la finca del ganadero valverdeño Juan José Blanco En El Chaparral pastan sus vacas de origen Domecq
LA invitación de Juan José Blanco sonó en el teléfono cuando ya la noche se había hecho presente y, en mi pensamiento, calculaba que lo más importante que debía hacer era irme al día siguiente para la presentación del libro que sobre la figura de Francisco Girón había escrito el sacerdote Ángel Manuel Rodríguez Castillo. Mas calculando que la dimensión de la noticia debía ser fundamento de compañeros más versados en la figura de tan destacado personaje social, cambié el plácido viaje hasta Huelva por el ilusionante, y más largo, hasta la finca El Chaparral, más cerca de Zalamea que de Valverde, donde los toros andan haciéndole gastar a Juan José, dineros y tiempo a cambio de culminar el orgullo de sentirse ganadero de bravo.
Hace ya una decena larga de temporadas que Juan José compró pura sangre Benítez Cubero, de unas vacas procedentes en su origen de la finca La Torre.
Con el tiempo, el ganadero fue transformando ese origen, y ahora prácticamente el encaste predominante lo determinan las vacas y sementales compradas al hierro del Marqués de Domecq.
La plaza de tientas del Chaparral huye de grandes delirios de grandeza, pero en la intimidad que proporciona el breve espacio hay un inevitable sabor campero que perdura a través de toda la tarde donde los toreros tratan, unos con mas firmeza que otros dicha sea la verdad, de hacerse con la encastada embestida de las utreras que una tras otra van saltando a manos del varilarguero Antonio Peralta. Buen tino desde el caballo, firmeza en el recoger la bruta embestida de bicho y buenas hechuras toreras también en toda la tarde a cargo del matador de toros sanluqueño, Antonio José Blanco, acompañado también entre otros por el novillero de Fuengirola Curro Márquez.
Hasta ocho vacas. Las ocho han aguantado con la boca cerrada la prueba para madres. Con la boca cerrada hasta la faena lógica. Después, cuando la ambición de apurar unas embestidas con mucha clase y temperamento ha traspasado la línea de la medida del tiempo, también han tirado para adelante los animales. El ganadero se fija en toda la lidia. Para eso es el ganadero y desde ese burladero que llenan también Antonio Peralta padre y el banderillero Rafael de Utrera, se apuntan todas las virtudes y defectos de las marquesonas hembras, que poco a poco reconstruyen con mucho esfuerzo una camada que debutó en su pueblo en el 2011 y no hace mucho ya ha probado en sus carnes lo que es el trato de un ganadero humilde, con su ganado en el directo de cada día.
Por delante de la tarde de tentadero, Juan José no habla mucho. Desde la baranda de la tapia, Vicente Parra y Pedro Quintero, compañeros de viaje en crónicas de toros, también toman buena nota de la tarde, mientras que entre calor y polvo la faena devuelve la intensidad que esa intimidad del campo enmarcado en la recia estampa de la jara va dejando sitio a la tertulia y el agasajo del ganadero a quienes le acompañaron.
Después quedará para el propio ganadero la conclusión de qué vacas le han valido para quedarse.
Pero por encima de cualquier circunstancia, lo que cobra fuerza es la afición y la apuesta por ser ganadero, con la que está cayendo.
También te puede interesar
Lo último