Cultura

El arte de rasguear la guitarra clásica

  • Niños y adultos participan en el taller que imparte Raúl Barneto en La Morana

El sonido de la guitarra envuelve el ambiente las tardes de los lunes y jueves en el centro social La Morana. En una de las salas de las instalaciones municipales doce personas tocan al unísono en el taller que imparte Raúl Barneto. Niños y adultos compartiendo sus pequeños avances con las seis cuerdas (tres agudas y tres graves) de la española.

Todas las sesiones se repite el ritual. Los alumnos desenfundan la guitarra y la afinan para a continuación comenzar con las partituras. Entre el alumnado hay personas que empiezan desde cero y otras que quieren perfeccionar su técnica. Pueden acudir a este taller "de cualquier nivel y edad", indica Barneto. Según el monitor, lo fundamental es que "tengan ganas de aprender y paciencia".

En estas clases les pone tarea a los alumnos y los orienta, "la práctica se hace en casa, que es donde se avanza". Señala que es fundamental "la motivación", subrayando, en el caso de los que se inician, que "si se toma en serio en dos semanas están tocando sevillanas".

En las primeras clases les enseña las partes de este instrumento de cuerda (clavija, cejilla, cuerdas, traste...), "cogen la distancia a la guitarra, aprenden a poner acordes, a manejar las dos manos con ejercicios de coordinación y a poner los dedos. La historia es hacerlo todo a tiempo, no correr".

Durante el taller, Barneto va enseñando a cada alumno individualmente, ya que no todos han empezado al mismo tiempo, y mientras dedica su tiempo a uno en concreto, los demás practican con "líneas armónicas, alternando los acordes para ir aprendiendo".

Comenta que para comenzar a tocar "casi con cualquier guitarra vale", aunque la calidad de la misma "influye a la hora de aprender". Apunta que hay gente que tiene facilidad y coge las cosas muy rápido". No obstante intenta "igualar a los alumnos", para lo cual reparte partituras con acompañamiento y punteo, "uno va acompañando y otro punteando", y lo van haciendo en grupo.

Nacho Vázquez es uno de los alumnos del taller. Es su primer año. "Tenía inquietud de tocar la guitarra. He tardado cuarenta y cuatro años en ponerme pero nunca es tarde". Acude a las clases con su hija pequeña, Teresa, de 8 años, a la que le encanta la música. Destaca que las clases son "fantásticas". Explica que el profesor "va poco a poco". Ya ha aprendido a poner las manos correctamente, a rasguear, golpear las cuerdas y un par de posturas.

Para Rocío González también es el primer año. "Traía mucha ilusión. Siempre me ha gustado la guitarra y ahora que los niños son un poco mayores tengo algo de tiempo". Las prácticas las hace en casa.

Barneto resalta que "aprender se aprende tocando, hay que tener actitud y aptitud". En su caso fue de forma autodidacta con ocho años. Entró en el Coro de Emigrantes de pequeño y allí aprendió tocando. Posteriormente estudio Educación Musical, "y empecé a ponerle nombre a lo que ya sabía". Hace catorce años que da clases de guitarra en los talleres del programa municipal Cultura en los Barrios. Lleva la Peña Flamenca del Centro Penitenciario de Huelva, donde es monitor de guitarra.

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