Cultura

El arte de la calle

  • Los artistas ambulantes Pradel y Quentin amenizan las tardes onubenses a ritmo de swing y jazz latino en la calle Concepción

Jóvenes artistas, aventureros y con talento. El graderío, al igual que los protagonistas, ambulante pero fiel. El cruce que une la calle Mora Claros con el centro de la ciudad, bajo la supervisión de la iglesia de la Concepción, es el fiel testigo de la música de los músicos franceses Moché Jeon y Prodel Quentin.

Uno en pie, cara al público, demuestra desparpajo y alegría apoyado en su contrabajo; mientras el otro, sentado de espaldas al respetable, narra partituras a ritmo de jazz latino mezclado con un poco de swing en "un piano de 120 kilos". Los artistas no son tímidos y su expresivo carácter bien les vale para mezclar estilos musicales en un improvisado concierto callejero, como chapurrear tres idiomas diferentes en una entrevista. Y se hacen entender de maravilla.

Comenzaron su viaje en el epílogo primaveral desde su Dijon natal. Sobre las ruedas de su monovolumen Ápero (así lo bautizaron) recorrieron las carreteras francesas con destino a Las Palmas de Gran Canaria para, entre parada y parada, mostrar su ingenio musical más allá de los pirineos.

El litoral mediterráneo que baña las costas de Cadaqués y Valencia ya ha disfrutado del talento desbordante de ambos artistas ambulantes. Viven por y para lo que hacen, puesto que "con el dinero que la gente solidariamente nos da en la calle, buscamos donde dormir", algo a lo que ya están habituados. "En la última semana hemos dormido en cuatro sitios diferentes", asegura con orgullo Quentin, el pianista, admitiendo que su única preocupación es su pesado instrumento, un auténtico "reto" para él, pues nunca antes lo había tocado en la calle (y "rara vez" ha visto a alguien que lo haga).

Los "ídolos" que les acompañan en la radio de la van en la que duermen todos sus bienes, llevan marcándoles el camino desde que ambos se conocieran en el conservatorio de Dijon. Louis Armstrong, Erroll Garner, Michel Camilo o Paul Chambers contagian desde el recuerdo grabado en cintas y vinilos su amor y arte por la música en Jeon y Quentin. El dúo, conocido en su propia casa como Prodelyjuan Project, estuvo hasta el viernes afincado en el nacimiento de la calle Concepción, donde invitaron a los viandantes a descansar por un momento sus preocupaciones.

La meta de los valientes artistas pasa por atravesar el Atlántico en busca de las Palmas de Gran Canaria donde, tras regalar un breve circuito musical por el territorio isleño, recuperarán fuerzas y oxígeno para realizar el camino de vuelta pasando, de nuevo, por los puntos ya visitados del territorio peninsular en los que aseguran haber disfrutado "como niños". De Huelva se despiden hasta agosto. Au revoir.

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