De los aromas cercanos

Discos recopilatorios, películas y festivales devuelven a la actualidad al rock andaluz, género múltiple en el que la nostalgia es signo de orfandad Gonzalo García Pelayo es el gurú del 'revival'

1. Manuel Martínez, la voz de Medina Azahara. 2. Smash. 3. Enrique Rodríguez Rodway, Jesús de la Rosa y Juan José 'Tele' Palacios, miembros de Triana. 4. Tabletom, con Raimundo Amador. 5. Kiko Veneno, en los tiempos de la formación de Veneno en Sevilla. 6. Rodríguez Rodway y Javier García-Pelayo, en una escena de 'Todo es de color'.
P. Bujalance · F. Camero

19 de marzo 2016 - 05:00

Hubo una vez, quién sabe, algo que encajaba bajo la etiqueta rock andaluz; un género que cundió en un tiempo y en un espacio hasta hacerse, incluso, cuestión de identidad para quienes, seguramente por primera vez en el siglo XX, pudieron encontrar en Andalucía una música popular propia en la que reconocerse sin complejos, tópicos ni venas abiertas. Es posible que el rock andaluz lo inventara mucho antes Diego del Gastor en Morón de la Frontera, cuando incorporó al toque la técnica brutal de los hippies que llegaban armados de guitarras a la base en los 60; pero fue a mediados de los 70 cuando el fenómeno, abanderado singularmente desde Sevilla por Triana, se articuló mecido, también, por criterios reivindicativos de tierra y libertad. El rock andaluz estalló en el momento justo, pero seguramente se lo pensó demasiado para consolidarse; tanto que cuando lo hizo la Movida ya empujaba sin reparos desde Madrid con la intención de apartar a todo lo que sus próceres consideraran dinosaurios, a imagen y semejanza del punk británico. No obstante, aquel envite perduró en ciertas periferias de la industria y en la memoria de muchos para los que la nostalgia se convirtió en síntoma de orfandad. Pero ya se sabe que, cual péndulo, las músicas van y vienen y he aquí que el rock andaluz, el de entonces, el fidedigno (nada de fusión: ya Gualberto dejó claro en su momento que el rock andaluz eran Janis Joplin y Jimi Hendrix), regresa a la actualidad en este 2016 de la mano de discos recopilatorios, películas y festivales. Algo tendrá el agua cuando la bendicen, todavía.

El gran gurú de este revival es, claro, el productor, cineasta y jugador de póquer Gonzalo García- Pelayo, que como productor reveló a Triana y a otros muchos grupos como avanzadilla esencial. García-Pelayo estrenó la pasada semana una cinta en homenaje al grupo de Jesús de la Rosa, Todo es de color, que su director definió como una "película-experiencia" que pretende "capturar el espíritu de Triana; después, cada espectador añadirá sus vivencias, los recuerdos de momentos importantes asociados a una u otra canción. Lo fundamental para mí era capturar ese espíritu, pero prefiero que sea el público el que defina la película, porque yo no sabría hacerlo". En el mismo sentido se pronunció Javier García-Pelayo, manager de Triana y hermano de Gonzalo: "A mí me gusta decir que la película no está terminada; que se terminará cada vez que se proyecte, y cada pase terminará de manera diferente, porque es el público el que la completa siempre". El director afirmó igualmente que "la música y la letra de Triana están hoy absolutamente vivas; 40 años después, sigo sintiendo que todo es de color".

Pero también es Gonzalo García-Pelayo responsable del disco recopilatorio Pioneros, que acaba de lanzar el sello Warner y que celebra la mayor esencia del rock andaluz con temas de Triana, Smash, Medina Azahara (que nunca ha abandonado los escenarios), Guadalquivir, Goma, Mezquita, Azahar, Vega, Lole y Manuel, Alameda, Cai, Imán (Califato Independiente), Cuarto Menguante, Veneno, Gualberto (en un alimón con Enrique Morente) y Tabletom, grupo de los hermanos Ramírez y el genio inclasificable de Rockberto.

No obstante, quien quiera sacudirse la nostalgia podrá quedarse a gusto con el concierto que Medina Azahara y Alameda ofrecerán el 29 de abril en la Plaza de Toros de Dos Torres en el Festival homenaje al rock andaluz. Algo queda de aquel aroma.

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