50 años de la antiutopía

letras Aniversario de una obra singular

Anthony Burgess publicó en el verano de 1962 'La naranja mecánica', novela que se convirtió en un volcán cuando Stanley Kubrick la llevó a la gran pantalla

1. Malcolm McDowell, en el papel del joven Alex, en la versión cinematográfica de 'La naranja mecánica', película que Stanley Kubrick convertiría en un objeto de culto 2. Anthony Burgess, un católico devoto, quería tratar en la obra el asunto del libre albedrío y la necesidad de que el ser humano elija bajo su responsabilidad entre el bien y el mal. 3. Portada de la edición británica de 'La naranja mecánica'.
1. Malcolm McDowell, en el papel del joven Alex, en la versión cinematográfica de 'La naranja mecánica', película que Stanley Kubrick convertiría en un objeto de culto 2. Anthony Burgess, un católico devoto, quería tratar en la obra el asunto del libre albedrío y la necesidad de que el ser humano elija bajo su responsabilidad entre el bien y el mal. 3. Portada de la edición británica de 'La naranja mecánica'.
Jesús Arias

16 de agosto 2012 - 05:00

-¿Y qué va a pasar entonces, eh?

Le habían detectado un tumor cerebral y le habían diagnosticado una muerte prematura. No podía dejar a su mujer en la ruina más absoluta y decidió ponerse a escribir novelas durante el tiempo que le quedase de vida. "A tres folios diarios, al año resultan 1.095 folios: eso son más de tres novelas por año", se dijo. Y eso hizo. Sólo necesitó tres semanas para escribir una, la más famosa, que él bautizó como "medio novela". Se convertiría en uno de los libros más originales de la literatura inglesa y daría pie a una de las películas más polémicas de la historia del cine: A clockwork orange... La naranja mecánica. Este año se cumplen 50 de la novela de Anthony Burgess, que en 1971 Stanley Kubrick llevaría a la gran pantalla.

-¿Y qué va a pasar entonces, eh?

Así, con esa frase, comenzaban casi todos los capítulos de la novela en la que el joven Alex, un adolescente de 15 años, narra en primera persona sus fechorías de robos, asaltos, peleas y violaciones junto a sus tres drugos, sus compinches. Utilizando el nadsat, una lengua que mezclaba el ruso con dialectos medievales ingleses, la novela, aunque instalada en un Londres futurista, estaba inspirada en hechos reales: durante la Segunda Guerra Mundial, cuatro soldados norteamericanos destinados en Gran Bretaña le dieron una paliza a Burgess y violaron a su mujer delante de él. A consecuencia de aquel hecho, ella perdió el hijo que esperaba.

Burgess, cristiano convencidísimo, decidió ponerse en la piel de aquellos matones y tratar el asunto del libre albedrío. La novela narra cómo Alex y sus drugos se dedican a darle palizas a borrachos, drogarse con leche en la que introducían otras sustancias, robar en casas y violar todo lo que se les ponga por delante. Hasta que, durante un robo, Alex asesina a una mujer y es traicionado por sus amigos. Acaba con sus huesos en la cárcel.

Allí, tras dos años de condena, oye hablar de un tratamiento de reinserción social. El tratamiento Ludovico: una forma de inducción psicológica que hace que sienta repugnancia física ante cualquier acto violento. Decide someterse de forma voluntaria al tratamiento pero algo sale mal y, durante las agónicas sesiones de experimentación psiquiátrica, se cuela la música de su compositor favorito: Ludwig van Beethoven. A partir de ahora, Alex no sólo sentirá ganas de morir ante una escena violenta, sino también ante la música de Beethoven. De vuelta a la calle, Alex se reencontrará con todas sus víctimas, que ahora se convertirán en sus auténticos verdugos hasta que él decida poner fin a su vida.

Burgess siempre concibió La naranja mecánica como una fábula sobre la necesidad de elegir voluntariamente entre el bien y el mal, sin que tuviera que mediar un comportamiento conductista. La elección de escribir una antiutopía futura, el empleo de un lenguaje absolutamente peculiar y la enorme calidad literaria de Burgess, que no moriría en 1962 sino en 1993, y de un cáncer de pulmón, convirtieron la novela en un objeto de culto.

Curiosamente, la edición norteamericana, que apareció antes que la versión inglesa, aparecía con un capítulo menos, el último. Fue la imposición del editor, a quien no le gustaba el final en el que el joven Alex se redime a sí mismo integrándose en la sociedad. Esa versión es la que utilizaría Kubrick para hacer su versión cinematográfica, pese a las protestas de Burgess. La película fue protagonizada por Malcolm McDowell.

Burgess había tomado el título de una expresión cockney inglesa que escuchó en alguna ocasión: "As queer as a clockwork orange", que en español encontraría un equivalente en "más raro que un perro verde". Según el escritor, era la contradicción entre algo dulce y suave como una naranja y el mecanismo de relojería que le colocan, lo mismo que sucedería con Alex.

Hoy, el libro es, junto a 1984, de George Orwell, uno de los mejores de ficción futurista. Una controvertida novela que mezcla ultraviolencia con Beethoven, juventud con más ultraviolencia.

-¿Y qué va a pasar entonces, eh?

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