Cultura

Y además taquillero

Decíamos aquí en nuestra crítica de la película Blue Jasmine (2013) que había vuelto el mejor Woody Allen. La realidad es que si bien una película del director neoyorquino pueda gustar más que otra, como en este caso, las demás no dejan de parecernos propias de un director de una personalidad destacada en el ámbito de la realización cinematográfica de nuestro tiempo. Tal vez, y es una apreciación fruto de comentarios oídos a sus admiradores, sus últimas películas Conocerás al hombre de tus sueños (2010); Midnight in París (2011) y A Roma con amor (2012), no hayan respondido a ciertas expectativas -no las mías, por supuesto-, pero no dejan de ser unos magníficos trabajos con el sello inconfundible del director-actor, que ahora en su último film -acaba de terminar Magic in the moonlight, que se estrenará en 2014- ha entusiasmado a la gran mayoría.

Prueba de ese éxito es su encumbramiento en la primera semana de su estreno al primer puesto de las películas más taquilleras del momento. Es decir que el director que tan raro y tan escasamente apreciado resulta entre los suyos, los estadounidenses, y apasiona e interesa a tantos y tantos europeos, además de lograr el aplauso de la crítica, consigue encabezar la más favorable acogida en la taquilla. No es para menos cuando, superando sobradamente al resto de títulos en la cartelera, lograba una admirable media por copia, cerca de los cuatro mil euros, que es un índice realmente magnífico en las actuales circunstancias.

Siempre resulta grato escribir sobre Woody Allen uno de los directores más distinguidos y prolíficos del cine estadounidense con cuatro Oscar en su haber, tres como guionista por Annie Hall (1977), Hanna y sus hermanas (1986) y Medianoche en París (2011) y uno como director por la primera de las citadas. En sus últimos trabajos el escenario habitual de Nueva York se traslada a otras ciudades, particularmente europeas en esas últimas realizaciones. En BlueJasmine el marco de los acontecimientos se sitúa en San Francisco, toda una novedad así como la configuración narrativa de la película, que recurre repetidamente al flash back, algo que no suele ocurrir en las films de Allen, más dados a la linealidad.

Es más, el director neoyorkino, en esta tragicomedia nos da una visión muy personal de la crisis financiera que retrata en la ruina social y económica que vive su protagonista, Justine, una mujer adinerada y acostumbrada a los más costosos lujos, que se ve obligada a vivir con su hermana infelizmente casada y en una situación social muy inferior. Esta dramática situación le sirve a Woody Allen para conjugar con ingenio, imaginación y una admirable fluidez narrativa no sólo un agudo retrato de los estragos de una recesión económica en el ámbito de las clases adineradas merced a sus corruptas maniobras financieras, a sus especulaciones y argucias fraudulentas sino también una compasiva, irónica, incisiva y acerada visión, adornada con su peculiar sentido del humor y hasta la intriga, que hacen de esta tragicomedia una de esas piezas inolvidables en la esplendorosa filmografía de Allen. Y por venturosa añadidura un actuación portentosa de la magnífica actriz australiana Cate Blanchet, espléndidamente secundada por una estela de grandes intérpretes.

Quiroga

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