"No actúo en las cárceles porque me tienen vetado"
Haze - cantante
Buscando nuevos horizontes para su música, Haze ha logrado convencer a los mismísimos José Mercé y Luis Eduardo Aute con respectivas colaboraciones en su nuevo disco, 'Tercer round'. Y es que al empeño de este rapero sevillano no hay nada que se le resista.


De vender su música en el top manta, a ser uno de los más rompedores raperos del panorama nacional. De vivir en el barrio sevillano de Los Pajaritos, a estrenar casa en una zona residencial. La vida de Sergio López ha cambiado radicalmente gracias a Haze, seudónimo profesional que le ha catapultado a la popularidad y bajo el que ha grabado ya tres álbumes: Crónicas del Barrio, El precio de la fama y Tercer round cuyos temas, esta misma tarde, presentará en la FNAC de Sevilla. Más apaciguado en sus ánimos, Haze se confiesa en esta sincera entrevista donde habla acerca de sus proyectos personales y artísticos a corazón abierto.
-¿Cómo valoraría su propia evolución? ¿Considera que ha cambiado en estos años?
-He logrado tener más peso en el rap y, respecto al tono, no tengo por qué gritar tanto. No hace falta alzar la voz para que te escuche la gente y esto lo sé porque he alcanzado un puntito de madurez en mi trayectoria.
-Hasta tal punto que se ha metido en el bote a Mercé y a Aute… ¿De qué forma les vendió el proyecto?
-Compartimos mánager y él me ayudó mucho. En el caso de José tuve la suerte de que una de sus hijas es seguidora mía y, con Aute, el resultado ha sido muy natural. Vuelvo a ser pionero y me siento muy orgulloso de que, personajes con tanto peso, canten cosas mías. Es increíble que haya podido contar con ellos.
-Ahora toca el turno de las críticas… ¿Por qué entre los raperos se contempla siempre con recelo a los que triunfan?
-No lo sé. A lo mejor les gustaría estar en mi lugar o en el de otros que tienen éxito y eso les reconcome por dentro. Tal vez, por eso se dedican a despotricar contra uno. El caso es que todos somos comerciales en el momento en el que pones un disco a la venta.
-Éste suyo lo enmarca con una frase, "Corrígeme si soy correcto", que firma usted desde París… ¿Qué hacía en la capital francesa?
-Estaba con mi parienta en ese lugar tan maravilloso y romántico, en el barrio de Montmartre más en concreto, y saltó el chispazo. A ella le pareció interesante porque tiene varias lecturas así que me pegué la pegotá
-Tenga en cuenta que aquí ir a París también conlleva varias interpretaciones…
-¿Lo de los niños?
-Efectivamente. ¿Se ve como papá?
-Sí. Lo que pasa es que hay que esperar la oportunidad. Mi novia es joven y, al dedicarse a este mundo, vive de la imagen.
-Y si, en el caso hipotético, su hijo optara, por ejemplo, por una vestimenta clásica, ¿lo aceptaría?
-Sin problema. Si al chaval le gusta vestir de otra manera y no es fan de mi música, ¡qué le vamos a hacer! Espero ser un padre tolerante.
-¿A qué se dedica, aparte de componer o cumplir con sus compromisos laborales? ¿Cuáles son sus aficiones durante su tiempo libre?
-Cuando estoy en la cama, por ejemplo, cojo un libro y leo uno o dos capítulos. Ahora tengo Un mundo sin fin, de Ken Follet. También practico mucho deporte, salgo a tomar tapitas con los amigos, voy con mi novia…
-¿Colabora en las labores del hogar?
-Sí. No tanto como debiera pero, sí, algo hago. Lo que peor llevo es la comida. Me sale muy bien, pero soy un negado para eso.
-Aparte, me consta su colaboración en proyectos de sensibilización para sectores desfavorecidos, charlas a los jóvenes en institutos… ¿Ha accedido a alguna prisión?
-No. No actúo en las cárceles porque me tienen vetado. No me dejan entrar e incluso, una vez, para el día de la Merced, me comentaron que meter a Haze ahí era como traer el enemigo a casa. Me dolió mucho porque lo que querría sería redimir un poco la condena de los presos con toda la buena voluntad del mundo.
-¿Se siente prejuzgado por determinados colectivos sociales?
-Por supuesto. Estoy seguro de que, mucha gente, por la música o la estética mía, tiene prejuicios. Igual que puedo mostrarlos yo hacia un señor enchaquetado y con bigote que me parezca un explotador. Hay que abrir la mente y ser tolerante y, poco a poco, estoy aprendiendo.
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