Cultura

Se acaba la gasolina

Parece que la continuación o la secuela de Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres, no está teniendo el mismo predicamento que tuvo el título original, uno de los más afortunados por la taquilla en los últimos tiempos. No sé si es que ésta es una ocasión menos oportuna que aquella, por la presencia de títulos importantes y comerciales en el cartel, pero la verdad es que Millennium 2: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, ha sucumbido un tanto al poderío taquillero de Ágora -con su sólido apoyo mediático y publicitario- y algún que otro film que ha despuntado en la cartelera actual. De todas maneras es que, viendo esta segunda entrega de la saga, basada en la poderosa trilogía literaria del escritor sueco Stieg Larsson, con toda la millonaria acogida en las librerías y su conversión cinematográfica consiguiente, uno tiene la sensación de que muchas de sus secuencias ya las vio en la primera.

Quizás la presencia en las pantallas de Millennium 2: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, cuando su precedente aún estaba proyectándose en muchos locales, acentúe esa percepción repetitiva que intensifica el conocimiento inmediato de personajes y circunstancias. Mucho nos tememos que pase lo mismo con la tercera parte que ya está disponible. Si el director de la primera entrega, Niels Arden Oplen, tuvo el acertado criterio de prescindir de buena parte del abrumador contenido literario del texto original, conservando elementos muy acordes con el tipo de cine que se iba a disponer para su adaptación, más cercanos a las líneas tradicionales del 'thriller', el cine negro o la narrativa de intriga consiguiente, aquí su realizador, Daniel Alfredson -hermano del director Tomas Alfredson, de quien no hace mucho veíamos Déjame entrar (2008)- y su guionista Jonas Frykberg, no han sido tan diligentes a la hora de aligerar el contenido de la segunda novela de Larsson.

Ello no quiere decir que la adaptación y la dirección no conserven un estilo muy perfilado y acorde con el interés de la imagen y adopten un aire, en ocasiones, más cercano al de algunas series televisivas de este mismo género. A pesar de la confusión a que a veces da lugar la enrevesada trama, se mantiene la incertidumbre y el interés, de manera que las piezas del crucigrama fílmico, embrolladas y tal vez confusas aunque hábilmente dispuestas, van encajando en el crispado relato. Hay calidad en la imagen y hay, sobre todo, una progresión narrativa que es imprescindible si se quiere intensificar, sin cansar al espectador, la llegada al "climax". En ese sentido la atmósfera ambiental es efectiva y mantiene la atención de los espectadores. Hay un atractivo muy particular pero eficaz en la consideración de la historia y es, sin duda, la peculiaridad del personaje protagonista, la desconcertante Lisbeth Salander, que protagoniza eficientemente Noomi Rapace, no tanto el otro personaje principal, el periodista Mikael Blomlvist, encarnado por Michael Nyqvist, cuya actuación resulta menos excitante. Si bien es verdad que, como sostenía en mi crítica, publicada aquí en su día, sigue siendo sorprendente que en esta película como en otras del mismo cariz, y suele ser más frecuente en las teleseries y en los films realizados para la televisión, las víctimas o los protagonistas, sean las que sean y se dediquen a lo que se dediquen, acaban convirtiéndose inexorablemente en policías y en manos efectivas de la justicia. La mayoría de los espectadores han acabado por conformarse con esto. Por lo demás pocas novedades con respecto a la primera entrega. Tanto lectores de las novelas como los espectadores de sus correspondientes películas, ya saben que la policía sigue los pasos de Lisbeth Salander, con todo su turbulento pasado, aquí como presunta asesina de dos investigadores, trata de ajustar cuentas a su torturador Zalachenko, un hombre con los que tiene desde hace tiempo una cuenta pendiente, mientras el periodista de la revista "Millennium", investiga por su cuenta la trama de las mafias de la prostitución.

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