Vuelo de brujas

Vuelo de brujas
Vuelo de brujas

CineBox Aqualon Puerto Huelva.- Producción: Reino Unido, 2012.- T.O.: 'Trance'.- Duración: 101 minutos.- Dirección: Danny Boyle.- Guión: Joe Ahearne y John Hodge.- Fotografía: Anthony Dod Mantle.- Música: Rick Smith.- Montaje: Jon Harris.- Intérpretes: James McAvoy, Vincent Cassel, Rosario Dawson, Tuppence Middleton, Danny Sapany, Wahab Sheikh

Es lógico que una película dirigida por el realizador de títulos tan prestigiosos como Trainspotting (1996) y Slumdog millionaire (2008), responsable de las galas de inauguración y de clausura de los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres, llame la atención de los buenos amantes del cine. De nuevo vuelve Danny Boyle a la capital londinense como escenario de una intriga, una especie de thriller hipnótico, para someter al espectador a un complejo ámbito asaltado de giros inesperados y sorprendentes que le van a mantener tenso en la butaca en los más de cien minutos que dura la película.

El protagonista, Simon, trabaja en una casa de subastas de arte. En una de ellas asistimos al increíble asalto y robo de un cuadro de extraordinario valor: Vuelo de brujas de Francisco de Goya, que acaba de ser adjudicado por unos cuantos millones de libras. Un atraco perfecto perpetrado por expertos, especializados en este tipo de delitos, en el que vemos está involucrado el propio Simon. Pero como consecuencia de los incidentes, Simon, ha sufrido un golpe en la cabeza y ha olvidado donde ha guardado el valioso cuadro. Sometido a un tratamiento de hipnosis por la prestigiosa terapeuta psiquiátrica, Elizabeth, que utiliza métodos muy personales, sólo ella podrá averiguar el paradero de la apetecida obra pictórica.

Trance se convierte a las primeras de cambio en una intriga criminal y laberíntica en la que las pretensiones del director de someter al espectador a una sesión hipnótica se cumplen en muchos momentos de la trepidante acción del relato, si bien está repleta de golpes de efecto, de sinuosas complejidades y concesiones manipuladoras a favor de la incertidumbre y sospechosas invenciones para que el interés no decaiga. Danny Boyle, que se permite en la película la frase "Goya, el pintor de la mente humana", se sirve de esos intrincados procesos mentales no sólo como inspiración de la trama sino como instrumento estético con la referencia a los desnudos bien expresivos en algunas secuencias.

En cierto modo, al menos a mí me lo parece, el director británico, nos devuelve un tanto a su primera película, Shallow grave (1994), titulada aquí Tumba abierta, donde al triángulo amoroso, un tanto ambiguo, de fuerte pulsión sexual. nos plantea el marco más idóneo para la intriga psicológica con una envidiable puesta en escena, con constantes saltos en el tiempo y, en ocasiones, innecesarios flash backs, pero que, articulados con gran habilidad, sugestionan al público. A veces ciertos encuadres o planos oblicuos -gracias a la magnífica fotografía de Anthony Dod Mantle- sorprendan o desconcierten pero, en general, la factura fílmica atrae y la actuación de los intérpretes enaltece el conjunto.

QUIROGA

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