'Universo... un verso'
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Nada hay de inútil ni de estéril en el universo; nada de caos, nada de confusiones. La posible apariencia de todo ello está sólo en el azoramiento de los hombres, incapaces de entender, en su desconcierto, la actividad cósmica, esa estructura matemática, musical, cromática, orgánica… que sí son capaces de comprender, cada uno a su modo, el científico y el poeta.
Si percibimos a Juan Antonio Guzmán como un poeta nuestro es porque su ars poética contiene una presencia armónica, es decir, integrada en lo universal. O lo que es lo mismo, que su intuición o su ideal creativo tiene conciencia de que el desorden humano debe repararse, acogiéndose al orden cósmico, porque armonía es sinónimo de orden y no hay nada desordenado en la naturaleza, salvo el pensamiento humano.
De ahí la emoción del poeta ante la belleza universal y de ahí su empeño creativo en hacer ver que sólo integrándose en el majestuoso espectáculo de la Creación puede el hombre alcanzar la libertad que busca por caminos engañosos. Esta virtualidad anímica y poética se pone en marcha gracias a que su mirada atiende al pulso cotidiano de los seres y de las cosas, haciéndole testigo de latidos cuya suma no es sino una palpitación única, universal, la armonía de la Creación, para ayudar al hombre en su eterna búsqueda de la belleza, a imponer orden en su desorden, lo que equivale a mejorar su espíritu.
En su sentido más amplio, el espacio geográfico supone la totalidad, y es a partir de esta dimensión desde donde pasea la mirada nuestro poeta. En el espacio local, se desenvuelven los grupos humanos en su interrelación con el medio ambiente, por consiguiente constituye la construcción social que nos lleva al concepto geográfico del paisaje en sus distintas manifestaciones, las cuales, en el caso de Juan A. Guzmán, sólo afectan al paisaje natural, al paisaje humanizado y al paisaje agrario.
Este espacio local, por tanto, comprende ese entorno físico, ecológico-ambiental, en el que el protagonista poético tiene sus raíces. Y, llegados aquí, es preciso puntualizar a modo de premisa que la poesía de Guzmán constituye una muestra ostensible de poesía arraigada, en la cual lo cotidiano y lo universal coexisten perfectamente ensamblados. De ahí la unificación de lo trascendente humano con lo trascendente cósmico.
Desde este punto de vista, el espacio geográfico es acumulativo, en cuanto que se constituye con las huellas de las diferentes sociedades que lo conformaron durante el proceso histórico. La superposición de las diferentes culturas que se sucedieron y de las que Juan A. Guzmán se considera heredero y deudor. No sólo, pues, arraiga nuestro poeta en el suelo de ese espacio familiar localizado, también en la tradición, en la suma de sociedades sucesivas que han ido forjando su visión existencial, cósmica. Su Oda a Doñana es una prueba más de esta temática característica de su obra.
La tierra, en efecto, es en Guzmán motivo inevitable de rememoración. Excusa, asimismo, para hablar de la rueda de la vida en permanente movimiento, de la lucha diaria, de la pequeñez humana. Y también, como no podía ser menos, junto a las menciones a la tierra y a los seres, los conceptos de la eternidad y la muerte. El ser humano y su ciclo: nacer-morir. Nutrido por la tierra, nutriente para la tierra.
Mas, a pesar del arraigo de su poesía, no se elude en ella el sentimiento agónico existencial, "ese viciado vértigo de vacío insaciable", según sus palabras, que encarnan la angustia del ser. Poesía social, cívica; poesía existencial. Fe en el hombre nuevo, renovado, una esperanza alborozada -e ingenua- por llegar a una pura concepción del hombre; pero junto a esta idea benevolente, la deshumanización social e individual. He aquí preocupación por todo lo que atañe a los seres humanos, mas a pesar de todo dice: "os voy amando".
Podríamos asegurar que de la inquietud de su espíritu, abierto al mundo y al alma humana, nace su fervor por la amistad, tangible. Y es éste rasgo, trasladado a su poética, una de las peculiaridades que la identifican, situando a sus versos en el linaje de sabios y poetas que han exaltado siempre la relación entre amigos. Con idéntico o mayor motivo, es también el amor. La amada y el amor suponen el descubrimiento de un mundo nuevo. Ejemplifica la magnitud y el influjo que amada y amor significan para la vida y la obra de nuestro poeta. Amada, compañera y, como en el amor cortés, dueña, que, cobija más que al guerrero, al místico; más que al descubridor y conquistador de territorios, al investigador del alma, al hombre contemplativo.
Universo… un verso, pregona, en realidad, la liberación del miedo, la aceptación de la muerte al mismo nivel que el reconocimiento de la vida. La función liberadora de la ciencia en Juan A. Guzmán junto a la actividad redentora de la poesía -en su acepción de belleza, o sea, de verdad-, están implicadas inseparablemente. Poeta de la naturaleza y de la tierra, de la existencia y del hombre, de la memoria y de la palabra, de la raíz y de la semilla, del ser y de lo contingente, Guzmán nos habla de todo ello con afecto y entusiasmo y lo que nos cuenta adquiere todo su sentido porque además de hablarnos desde su alma, nos habla también desde el alma de la Gran Madre, esa Creación que vigila con su vis inertiae las infinitas muertes y los infinitos renaceres del hombre y de las cosas.
Junto a la sencillez conceptual y lingüística, conviven imágenes retóricas y metáforas herméticas, símbolos y visiones singulares que indican una voz característica y conforman un corpus poético personal. El magisterio juanramoniano no se puede ocultar ni el poeta lo oculta, antes bien, se enorgullece de tal preceptor. Junto a esas huellas, las de la copla y el romance; y el verso libre, sin especial preocupación por dotarlo de cauces ni ataduras. Sirviéndose de esos utensilios, un toque lúdico y experimental -esos juegos de palabras, esas licencias expresivas-, una latente querencia surrealista y un amargo desgarramiento en los poemas más existenciales, sociales y humanos.
En definitiva, un aliento poético, una mirada de hombre y una palabra -una oración- de caminante.
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