Toros

Toros Colombinas : De esas cosas que dejan huella

  • Dos grandes toreros sobre el albero .

  • David de Miranda, con tres orejas abre la Puerta Grande de La Merced tras una gran tarde de toros.

  • Roca Rey se lleva una de esas ovaciones que esta plaza guarda para sus toreros.

Toros Colombinas : De esas cosas que dejan huella

Toros Colombinas : De esas cosas que dejan huella / Alberto Domínguez (Huelva)

Miranda con tres orejas. Roca, con una más y con el corazón de Huelva en esa inmensa, cariñosa, larga y señorial ovación que el tendido le dejó cosida en el alma. Seguramente de esas que saben a Puerta Grande aunque la espada y un manso de Matilla le acortaran los recursos al peruano. La tarde se había llevado prendidas en un suspiro esas cuatro faenas llenas de esa valentía sin cuanto que dejaron los toreros

Miranda devolvió el brindis a Roca con el peruano aun dolorido por el último tantarantan. El fantasma de Santander en esos estatuarios en los que Roca Rey había empeñado su honor. Dos toreros en el tercio diciéndose cosas que solo ellos saben.En esa estampa se arropa la grandeza de una tarde donde nadie se guardó nada en el petate ante una corrida con cuatro toros importantes de Matilla sobre el ruedo. Dos para cada uno. Sobraron el manso quinto y el sosito que abrochó la tarde. Más La Merced aun respira en el recuerdo y la grandeza con la que estos dos tipos se la jugaron sin tapujos para pagar ese llenazo imponente de ‘No hay billetes’.

Tarde con un Roca impresionante después de ese revolcón que le cimbreó el cuerpo dolorido con el que se vino a cumplir con Huelva. Logró el peruano hacer romper en redondo a un importante toro de Olga Jiménez. Valiente y con oficio.

Y mas tarde también le formaría un lío a ese tercero que también tuvo carbón para medirse en la muleta de quien hoy por hoy manda, y manda de verdad, en todo este corral.En toda faena hay que decidir quien manda: si el toro o el torero. Roca decidió mandar él aun con el toro protestando para tragarse lo que recetaba el peruano. El pundonor llegó después en el quinto. El manso al que le robó dos tandas de naturales que ardían en el tendido. Lastima de espada.

Tarde muy importante de Miranda respondiendo al envite de su primer gran toro donde tras el valor también viajó la cadencia de un toreo hecho despacio; saboreado desde el inicio de capote hasta la estocada brutal con la que perpetuar una de su mejores y mas intensas faenas de la tarde.Tienen tanta grandeza los detalles que se desordena la crónica para acordarse de uno y otro sin remedio. Entregada a la pasión que dejan banderilleros de oro sobre el albero.

Que impregnan de melodía salvaje esa faena de Miranda apostando todo a la banca cuando el exigente cuarto pasaba como un tren junto al oro de la taleguilla del torero en ese alboroto de inicio de faena que el de Trigueros dejó por estatuarios sin moverse del sitio donde había enterrado las zapatillas en el primer envite. Allí, en plena boca de riego se fraguó otro de los actos valientes de la tarde. Echando el pulso a ese toro que se había entregado de verdad dejando los cuatros traseros a ras de albero empujando en el peto.Las mirandinas firmaron de intención a que venia Miranda. Después el trasteo con la diestra no dejó dudas de la calidad de su toreo y la zurda acabó firmando la voluntad de triunfo ante un animal muy exigente en la muleta.David, rotundo desde la necesidad. Roca impresionante desde la ambición.

No hay métrica posible para medir ese pasión con la que el tendido se iba empapando de tantas sensaciones toreras. De tantas y tantas como dejaron la clase, el arrojo y la contundencia de dos toreros con necesidades distintasEs verdad, no hay métrica para medir tanta torería ni letras para contar una tarde que deja épica y temple. Valor y torería con la que pagar una Puerta Grande tan necesaria como merecida.

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