Una faena silenciosa de Luque al desrazado utrero de Salvador Domecq, la raza de Diego Bastos frente a la imponente seriedad brava de un Prieto de La Cal y la gozosa embestida en brava del eral que cerró plaza bien aprovechado por la bisoñez pero estilosa faena del debutante Jaime de Pedro escapan de esa rutinaria estampa festivalera con la que se despacharon Cordobés, Fandi y Cayetano, este con más seriedad en su trasteo por ambas manos ante la nobleza de su oponente.

Lo de Leonardo Hernández pasa por una soberana lección de monta pero todo lo que sucedió frente a un toro parado, sin fuelle y castigado por un rejón trasero deja en pura anécdota el rejoneo. Voluntad sí. Toda.

Otra vez lleno. Almonte en eso cumple. Debe haber por tanto beneficio para esas hermandades a las que el festival dedicaba su carácter de beneficio. Ya dirán cuanto les ha tocado.En cuanto al festejo baste decir que El Cordobés anduvo suave y confiado con un novillo bastante completo en su comportamiento y con el que trazó una faena muy entonada en sus pasajes por ambas manos haciendo honor al cariñoso brindis a sus hijas. “Ser personas serias”. Buen consejo.Me gusta los toros que mantienen la coherencia. Pegajoso fue de inicio el segundo de la tarde y sin salirse de los vuelos del capote de Fandi. Así llegó hasta el final sin ponerlo fácil a su matador. Con coherencia. La misma que sigue teniendo la banda de Villalba cuando toca. Suspiros de España sonó de dulce. Tanto como esos que le dan nombre al pasodoble.

Cabezonería de un novillo que no entrega fácilmente la cuchara. Fandi si entregó con rotundidad la estocada.Cayetano tuvo ese astado obediente que sirve para confiarse y expresarse. Lo hizo el torero. Por ambas manos lo vio claro y por ahí le salió una faena bastante apetitosa para el tendido.Luque y su conversación frente a un toro sin facultades. No conversación. Solo musitó cosas el torero de una en una. A veces de medio en medio. Pero con verdad. En esas faenas que un día aburren y esta vez apasionaron porque Luque vendió su convencimiento de estar y ponerse. Estoconazo de libro.

Diego Bastos tuvo la osadía de quedarse en el sorteo con un Prieto de La Cal cuajado, musculado. Un dije de toro serio al que le faltó oler mando y poder en los vuelos del capote. Serio y recio para soltar cosas. Honrado Bastos para ponerse y no quitarse. Exigente el de La Ruiza. En esas hay que estar y Diego Bastos estuvo. Mérito.

La suerte dispuso que el debut de Jaime de Pedro le llegara en forma de eral que embestía muy formal a la muleta. Todo se resumía en aprovecharse de un excelente pitón izquierdo y por ahí lo cuajó con hechuras de buen oficio este joven torero que ayer cerraba otro nuevo capítulo de toros en Almonte.