Arte

'Soul': El alma entre la materialidad

  • La galería Espacio 0 inaugura esta tarde la muestra ‘Soul’ donde seis jóvenes artistas (Botubol, Map, Sarzamora, Serrano, Suberviola y Tirado) invitan a ver más allá de lo visible

  • La verdadera dimensión del arte

Extracto de una de las obras que se puede ver desde hoy, y hasta el 2 de octubre, en la exposición colectiva ‘Soul’ de la galería de arte de la calle Miguel Redondo.

Extracto de una de las obras que se puede ver desde hoy, y hasta el 2 de octubre, en la exposición colectiva ‘Soul’ de la galería de arte de la calle Miguel Redondo. / Espacio 0

Entre el instinto y lo inmaterial, el alma se asocia a la idea del pensamiento y del sentimiento. Al alma se le atribuye la capacidad de sentir y pensar. Representa aquello que nos mueve, lo que realmente nos da vida.

El cuerpo asociado al alma se convierte en la herramienta ejecutora, es el encargado de trasladar una huella, símbolo material de esa idea superior que es la propia creación. Cada gesto, cada movimiento, es un impulso gobernado por la fuerza interior que de manera consciente o inconsciente, pensada o intuitiva, se materializa en el propio objeto artístico.

Soul, en inglés alma, en su definición compleja, abarca numerosos campos a veces complicados y casi abstractos, es tan amplia su consideración que el alma puede ser sinónimo de la propia vida.

El alma se asocia a la idea de la consciencia y, por lo tanto, se considera una propiedad de los organismos biológicos desarrollados durante la propia evolución; en el fondo, una ventaja evolutiva a las especies conscientes. Sin embargo desde el punto de vista religioso va más allá: es la sustancia inmortal y espiritual de los seres humanos.

Leroi Jones, uno de los grandes poetas de la resistencia afroamericana, usó la palabra soul para referirse al género musical, afirmando que era una condición que debía tener la música afroamericana, es decir, una condición esencial es la propia forma de interpretar esa música por parte de los negros, asociada, probablemente, a la pasión con la que se ejecuta este género.

Pero más allá de definiciones, popularmente, hacer las cosas con alma es profundizar en lo sensible. Probablemente en la fe interna de lo que uno considera verdadero, en lo que uno considera esencial. 

Lo peculiar de las almas es que todas son únicas, al igual que pasa con el arte en cualquiera de sus fórmulas, que es singular e irrepetible. Por eso hablamos del duende cuando nos referimos a alguien que posee un gran talento. Los artistas saben plasmar ese arte dejando su impronta y, por qué no, un poquito de la estela de sus almas. Quizá sea por eso por lo que nos hagan vibrar con ellas, e incluso tengan la capacidad de emocionarnos.

En esta exposición colectiva que abre el nuevo curso en Espacio 0, se ha reunido en la galería a seis jóvenes artistas cuya concepción en la creación está cargada de un profundo sentimiento de verdad. Ellos son Alejandro Botubol, Javier Map, Quique Sarzamora, Raquel Serrano, Amaya Suberviola e Israel Tirado.

Una ruptura con la estética que, de manera casi mística, nos hace reflexionar sobre la verdad en el arte, “si es que la hubiera”. Los artistas que se presentan tienen una clara convicción sobre lo que debe ser verdaderamente esencial en su obra, un camino inhóspito, a veces solitario, alejado de artificios, que termina por mostrarnos con verdadera desnudez lo que realmente son.

Kandinsky, en su libro Lo espiritual del arte, afirmaba: “Las almas hambrientas se van hambrientas. La gran masa pasea por las salas y encuentra los lienzos bonitos y grandiosos. El hombre que podía decir algo no ha dicho nada, y el que podía oír, no ha oído nada”.

Con esta exposición, en la que se reúnen veinte obras, los artistas invitan a ver más allá de lo simplemente visible. Lo piden claramente: “Déjense arrastrar por lo sensible, trasládense más allá de lo aparente. Viajen con su imaginación para encontrarse consigo mismos”.

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