"Siempre tengo una obra en marcha que me da la ilusión para seguir"

El pintor Juan Carlos Castro Crespo inaugura mañana una miscelánea de su obra en una exposición muy íntima y personal · Todo es nuevo "para que no huela a naftalina, con obras de ayer mismo"

Juan José Blanco, director comercial del Puerto; Ángel Romero, delegado de Cultura; el pintor Juan José Oña, y Jesús Velasco, de Cepsa.
Juan José Blanco, director comercial del Puerto; Ángel Romero, delegado de Cultura; el pintor Juan José Oña, y Jesús Velasco, de Cepsa.
Eduardo J. Sugrañes / Huelva

30 de noviembre 2011 - 05:00

Juan Carlos Castro Crespo ofrece desde mañana, a las 19:00, en el Museo Provincial de Huelva y hasta final de enero, un encuentro con su pintura bajo el título de Miscelánea. El artista reconoce que lo de antológica no le gusta por aquello de que "no fuera a oler a naftalina". Por eso la exposición se muestra un 60% de la obra que es de este año "incluso de ayer mismo y el otro porcentaje es de obras que tenía en casa". Sólo unas cinco obras se recupera de particulares y amigos para la muestra. En la exposición está todo lo que Castro Crespo considera "íntimo y personal".

La suya es una pintura muy particular, aun cuando es catedrático en Bellas Artes, recuerda que su paso por la Facultad de Sevilla fue breve, todo lo concentró en un año. "Aquello fue pasar el trámite administrativo y burocrático", dice, porque llegó sabiendo pintar y salió con "mi misma línea y mi estilo, no me he dejado influir por ningún estilo academicista, que era lo propio en aquella época, lo que he preferido es trabajar siempre mi propia obra".

Juan Carlos Castro ha preferido estar siempre en Huelva y "más en mi taller" y aun cuando habla de que la suya es una obra muy personal reconoce que le gusta ir a Arco y percibir el trabajo de otros artistas, como Miguel Barceló, "pero también de los niños pequeños y de los malos grafiteros, los que se encuentran un spray y tienen ganas de hacer algo, dejando manchas inesperadas". Es de los que gusta trabajar directamente, "no tengo boceto previo, si aparece alguno es mentira, lo he hecho después de la obra, yo trabajo directamente". Castro Crespo más que pintor o dibujante se considera creador. "Jamás -dice- he utilizado un modelo; cuando murió mi padre, un 20 de enero, al día siguiente sin estar presente le hice un dibujo, y en mi curso de doctorado le pinté un retrato a mi mujer, de dos por dos metros, pero siempre de memoria".

Al hablar de las nuevas generaciones de pintores dice con una sonrisa que "son gente muy buena, que están tratando de quitarte de en medio". Eso asegura que lo que hace es motivarle a trabajar más, pero entiende que es una situación difícil, "no me miro al espejo cuando pinto". La clave del trabajo está "en la ilusión que le pone a la obra, tengo que tener una ilusión permanente, un algo que me de vida para seguir haciendo cosas".

Ante tanta gente y competencia preguntado cómo se siente en Huelva, si es un pintor querido la primera frase que le viene es "yo qué se". Pero a renglón seguido recuerda a sus alumnos, "he tenido más de diez mil y muchos me paran cuando estoy en la caja del hipermercado y me hablan de que se lo pasaron muy bien en clase y les pregunto si les aprobé". Al mismo tiempo no le duelen prendas para decir que tiene un carácter especial y sus amigos saben que es buena gente, aunque añade que "hay que tener química para enamorar" y sentencia: "los pelotas son enormemente querido", una esfera donde él no se encuentra ni tiene interés de acercarse ni por asomo.

Insiste en su libertad de artistas, más allá de lo que es la libertad de cátedra. Ahora jubilado de la enseñanza puede hacer "lo que me de la gana". Lo suyo es mancharse de materia en el estudio donde pasa horas y horas. "Cuando salgo pues hasta me gusta tener las manos manchadas, no me importa que me quede algo", porque ese algo no es otra cosa que el fruto de la creación, traducido en numerosas ideas que deja plasmada en sus obras. Aquí en el Museo ha optado por dividir la exposición en varios bloques, paisaje, bodegón, lo social, lo íntimo o tauromaquia. Es una miscelánea de una obra en marcha que va a seguir diciendo muchas cosas.

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