Cultura

Roy Andersson consigue el León de Oro con un retrato del vacío del ser humano

La película A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence (Una paloma se sentó en una rama reflexionando sobre la existencia), del sueco Roy Andersson, se alzó ayer con el León de Oro de la 71 edición del Festival de Venecia. Un emocionado Andersson, que recordó la película Ladri di biciclette de Vitorio de Sica al recoger el premio, señaló que lo importante es que el cine debe estar al servicio del humanismo.

El presidente del jurado, Alexander Desplat, ya había hecho hincapié en su discurso inicial en el Palacio del Cine del Lido, en que el fallo premiaría la "sabiduría filosófica y política" del cine, y especialmente su faceta "humanística y poética".

A Pigeon Sat on Branch Reflectigon on Existence, la sexta película de ficción del realizador, se puede ver como una comedia del absurdo. Se trata de una cinta sin una estructura clásica, sino compuesta por una serie de escenas inspiradas fuertemente en la iconografía detallada de Otto Dix, Brueghel el Viejo o Georg Scholz.

Éste es el último filme de la trilogía existencial que el sueco empezó en 2000 con Canciones del segundo piso, con la que consiguió el Premio del Jurado en Cannes. Andersson (Gotemburgo, 1943) competía por primera vez en Venecia con A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence, compuesta por 39 escenas grabadas a lo largo de siete años y que se desarrollan en 101 minutos.

El León de Plata al mejor director fue para el ruso Andrei Konchalovsky por The Postman's White Nights, una historia con personajes reales de una aldea del norte de Rusia. La cámara de Konchalovski, el hermano mayor de Nikita Mikhalkov y colaborador de Andrei Tarkovski (Andrei Rublev), sigue a los lugareños mostrando al espectador su vida cotidiana. Se trata de una comunidad anclada en los mismos usos y costumbres de hace décadas en la que un cartero es el único signo de civilización, el único rastro de comunidad moderna entre un grupo de casas separadas por un enorme lago. "Me siento como un niño al recoger los regalos del árbol de Navidad", aseguró Konchalovski, quien subrayó: "Todos los que hacemos cine tenemos un niño oculto en nuestro interior".

El género documental se volvió a posicionar este año en lo más alto del palmarés -Sacro GRA logró en la pasada edición el León de Oro- al recoger The Look of Silence, del estadounidense Joshua Oppenheimer, el Gran Premio del Jurado. La cinta danesa se acerca a la olvidada y silenciada muerte masiva de indonesios durante el régimen militar de Suharto. Después de llegar a la recta final de los Oscar el año pasado con The Act of Killing -el genocidio contado por los propios asesinos- esta vez Oppenheimer ha centrado el foco en las víctimas, y en particular en Adi Rukun, cuyo hermano fue brutalmente asesinado por los escuadrones de la muerte en 1965.

El cine italiano, con tres películas en competición, se marchó con los premios de interpretación: la Copa Volpi en categoría masculina y femenina fue para la Alba Rohrwacher, de 35 años, y el estadounidense Adam Driver, de 30 años, por el drama Hungry Hearts, del italiano Saverio Costanzo centrado en una madre que que, tras el nacimiento de su hijo, no quiere que el niño se contamine con nada. Para ello lo mantiene en un aislamiento perfecto lejos de cosas como la carne, los antiobióticos, las vacunas, los médicos o el alimento mismo. Es decir, una madre cuya obsesión por la alimentación vegetariana de su bebé raya en la locura.

Además, el Premio Especial del Jurado fue para la turca Sivas, ópera prima de Kaan Müjdeci. El premio fue recibido con abucheos en la sala de prensa, ya que la historia de un niño que traba amistad con un perro de peleas no entusiasmó de forma unánime a la crítica.

Asimismo, la iraní Tales, de la directora Rakhshan Banietemad, se llevó el premio al mejor guión con una aproximación a la sociedad actual iraní a través de las historias de varias mujeres. La cineasta, nacida en Teherán en 1954, consideró este reconocimiento "un inmenso regalo a todos los iraníes amantes del cine". No en vano, no estrenaba largometraje desde el año 2006, periodo que coincide con el gobierno del presidente Mahmud Ahmadineyad (2005-2013).

Birdman, del mexicano Alejandro González Iñárritu, finalmente se quedó sin premio en Venecia a pesar de que figuraba entre las favoritas.

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