Rocío Fernández y la danza del alma

Rocío Fernández durante una actuación.
Rocío Fernández durante una actuación.
/ César López Perea

15 de mayo 2011 - 05:00

Hoy nos acompaña alguien que desde muy niña y gracias a su padre, vivió el aire que conduce al flamenco. Con muy poco tiempo de vida ya escuchaba flamenco: en casa, en reuniones de amigos, familiares y de su abuelo paterno, que también cantaba. A los 4 ó 5 años comenzaron sus primeros contactos con el baile flamenco de un modo disciplinar, tomando clases en el colegio como actividad extraescolar. Al poco tiempo y por recomendación de sus maestros y también de sus padres, decidieron llevarla a la escuela de baile Ensayo y Arte, conducida por Alejandra Romero, su primera y quizás más importante maestra. En la actualidad, dicha escuela, bajo la denominación de Los Cabales, es dirigida por ella, siendo el lugar donde imparte sus clases.

Una vez establecida esa base sólida e imprescindible, continuo su formación de la mano de Eva 'La Yerbabuena', Isabel Bayón, Rafaela Carrasco, Rafael Estévez, Merche Esmeralda, Javier Barón, y Javier la Torre, entre otros. Paralelamente a su formación fueron apareciendo en el camino algunos proyectos y personas importantes. Ha formado parte de varios y diversos espectáculos de flamenco, aportando siempre su concepto y su forma de llevar a cabo el baile flamenco.

La mayor parte del tiempo de creación la ha dedicado siempre al montaje de los espectáculos de las escuelas en las que trabaja. Todos los años, a finales de junio, participa en una muestra en el Gran Teatro, donde sus pupilos interpretan lo que han aprendido durante el curso. Del mismo modo, da clases en la Escuela Municipal de Música y Danza de Aljaraque. El montaje de estos espectáculos requiere mucho esfuerzo, tiempo, trabajo, constancia, pero que generalmente aportan una enorme satisfacción y recompensas, no ha asegurado Rocío.

Ha participado en el ciclo de Jóvenes Flamencos de Cajasol en Huelva, ha bailado en numerosas Peñas Flamencas y forma parte del elenco de artistas de la obra lírico flamenca Escríbeme a la tierra, dedicada a Miguel Hernández. Ha participado en el concurso de jóvenes artistas noveles de Huelva, obteniendo el segundo premio y también concurrió al Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. Estuvo presente en Alma de madera, donde el gran guitarrista onubense Paco Cruzado nos deleitaba con su genial forma de entender e interpretar la guitarra, el flamenco y la música en general. Pronto lo tendremos en esta sección.

Rocío cree que existen muy buenos artistas que aportan muchísimo, algunos conocidos y otros conocidos solamente por unos pocos. Pero al mismo tiempo existe una gran contaminación en la música que resta calidad y genialidad, pero que suma al mismo tiempo negocio, dinero, éxitos en ventas y crea una música social de masas. El estado de la música actualmente es complejo; primero por esos patrones musicales que se han creado en la sociedad. Se han engendrado oídos musicalmente contaminados que no son capaces de apreciar más música que la que se les ha impuesto. Segundo, por la crisis que azota al país y casi al mundo entero y, tercero, por las pocas oportunidades que tiene la gente que empieza y quiere hacerse un hueco.

Tiene claro que es muy difícil dedicarse a la música por entero, obtener de ella una profesión con ingresos y satisfacciones, con plenitud y engrandecimiento personal, ya que en la actualidad si haces un disco de calidad, fiel a tu música, a tu forma de entenderla y a tu modo de expresarte, sólo lo entienden y lo valoran unos pocos, siendo las ventas nefastas. Si el planteamiento es al revés, haces un disco pensando en lo que llegará y gustará a la gran mayoría y que por ello obtendrás remuneración económica y éxito social, no te sentirás pleno como artista, ni identificado, ni será tu música, ni tu forma, ni tu esencia y contribuirás a esa contaminación musical que existe en la sociedad, a ese fenómeno musical de masa.

Piensa que el principal problema de la música, hoy por hoy, es que "todo vale", cualquiera canta, cualquiera toca, cualquiera compone, cualquier cosa es una canción. Obviamente no es así; una posible solución sería que hubiese una selección musical objetiva en discográficas y productoras. Una selección no comercial, con unos criterios musicales mínimos y lícitos. En los años 70 había que tener un carnet de profesional de la música que servía para esto, para regular de alguna forma la calidad o profesionalidad de aquel que se dedicaba a la música.

Pensando en el futuro próximo, puede decir que sus planes no se desvían mucho del camino que ha andado hasta ahora; seguir estudiando y bebiendo de esas fuentes que le aportan tantas cosas positivas. Seguir formando, seguir creando, luchando y esforzándose porque el flamenco, la danza española, y el folclore tengan la importancia y popularidad que merecen. Y por supuesto, ser cada día más personal y jamás cerrar puertas a todas las oportunidades interesantes que le aporten crecimiento personal y profesional.

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