Riverdale

en estados unidos La casa de ellos estaba abierta a todos los que quisieran consultar al poeta, pedir libros prestados o lo que fuera

Riverdale es un pequeño pueblo residencial de Maryland, donde vivieron Zenobia y Juan Ramón Jiménez. Cerca de Washington y la universidad en la que daban clase

Zenobia y Juan Ramón Jiménez.
Zenobia y Juan Ramón Jiménez.

Riverdale es un pequeño pueblo residencial del Estado de Maryland situado en el área que colinda con Washington, la capital, y al lado de otro pueblo llamado College Park, sitio de la Universidad de Maryland. En 1943, habiéndose declarado en guerra los Estados Unidos, y viviendo Juan Ramón Jiménez y su esposa Zenobia en Washington, le ofrecieron a ella un puesto como conferenciante de cultura hispánica, en un programa de dicha Universidad para los estudiantes-soldados mientras que los mandaban al frente. A veces el poeta la sustituía y la buena labor de ambos hizo que los invitaran a enseñar en dicha universidad como miembros del profesorado de Lenguas y Literaturas Extranjeras, una vez que la guerra hubo terminado. Por esta razón, compraron casa en Riverdale desde donde podían llegar por auto a la universidad en quince minutos y a Washington en media hora. Zenobia daba clases a los estudiantes del Bachillerato y Juan Ramón, a los de la maestría y el doctorado. La casa de ellos estaba abierta a todos los que quisieran consultar al poeta, pedir libros prestados, recomendaciones o lo que fuera y no solamente de dicha Universidad sino de las de Washington. En los días libres, la pareja disfrutaba de todas las ventajas culturales de la capital.

La casa de Riverdale, llamada "casita" por algún autor, no lo es. En la fecha de esta escritura sigue en pie, pero descuidada y de otro color que el blanco que le daba amplitud cuando vivían allí Juan Ramón y Zenobia.

Situada en el centro de un solar cubierto de césped, que hace esquina, da a una calle principal que se llama Queensbury Road y, lateralmente, a un gracioso edificio de madera blanca, pequeño hospital que atrajo al poeta quien, por su eterna depresión, quería siempre estar cerca de un médico.

Se entraba a la casa por un porche con balaustrada, lo suficientemente amplio para poner una mesita, sillas de jardín y dos cómodos sillones de mimbre. En tiempo de calor, era un sitio ideal para una merienda y pasar las horas charlando. Se entra a la sala, rodeada de ventanas y con una buena chimenea para el invierno, seguida de un amplio comedor, también con ventanas y contiguo a la cocina. Una escalera a la izquierda de la entrada principal lleva al segundo piso con tres dormitorios, baño y tres escalones que conducen a la guardilla, llena de tableros para los muchos libros de la pareja. La casa se levanta sobre un amplio sótano con puertas y ventanas.

El mayor encanto de la vivienda era la hilera de olmos a cada lado de la calle Queensbury y a la altura de la vista, que cambiaban del verdor del verano a un bellísimo rojo-púrpura en el otoño, que se iba convirtiendo en amarillo hasta que caían las hojas y desaparecían en el invierno, para volver a renacer en la primavera. Basta leer los poemas de "Los olmos de Riverdale" para apreciar cómo llega el poeta a profundos conceptos del ser derivados de la realidad que le rodeaba.

Los olmos murieron de una peste y fueron reemplazados por unos arbolillos cualesquiera que también murieron.

En 1951, Juan Ramón y Zenobia fueron a Puerto Rico a consultar a un médico español recomendado. Dejaron la casa puesta sin saber que no regresarían y que, enfermos ambos, morirían allí. Zenobia me pidió que le enviara todas sus cosas. Yo conocía bien la casa y sus pertenencias, por invitación de ellos, pasé allí muchas tardes con el poeta, convertido en mi mentor, y Zenobia entonces aprovechaba para ir a Washington a sus clubes de mujeres, sus visitas, sus tés. Les mandé sus cosas; los visité tres veces en Puerto Rico. Estuve con ellos cuando se anunció el Nobel. El resto es historia.

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