Rafa López: la delicadeza del blues
En casa de sus padres siempre hubo buenos discos que escuchar y eso y estar rodeado de instrumentos provocó que no tuviera elección. De condición autodidacta, ha trabajado con buenos libros y manuales, pero sobre todo le marcó la inquietud de querer ir siempre un paso más allá en el conocimiento natural. Pasado un tiempo, decidió que no iba a avanzar hasta el nivel que deseaba si no se acababa matriculando en un programa formativo reglado, estudiando en Berklee y titulándose en Performance y Jazz Composition, complementándolo con la titulación de Especialista en Educación Musical. En la actualidad estudia la Licenciatura de Historia y Ciencias de la Música. No concibe su vida sin formación continua.
Muy interesado en la Música Afroamericana, es la corriente musical que más ha escuchado, estudiado y amado en su vida. El Blues ha sido el principal mecanismo para acercarse a otros estilos y corrientes. Desde siempre sintió cómo la sofisticación y elasticidad del jazz podría servirle para profundizar en su instrumento y en sus capacidades expresivas, así que prácticamente no escucha otra música desde hace más de veinte años, siendo miembro de bandas de blues, rhythm & blues, blues rock, soul, funk y jazz en varios formatos y estilos.
Participa de un trío que rememora el jazz europeo de los años treinta y cuarenta, el folk del Medio Este, el jazz acústico y la world music. También pertenece a un trío de Hammond en el que revisan algunos Standards del American Songbook en formato clásico de órgano-guitarra-batería. Ha formado un quinteto con saxo, piano, contrabajo, guitarra y batería para indagar en la composición vanguardista y en la interacción de los distintos timbres acústicos. Pero su proyecto más personal es el de trío de guitarra-contrabajo-batería que desde 2006 presenta un repertorio de composiciones propias. Igualmente trabaja en solitario en un repertorio basado principalmente en técnica Chord Melody.
Entiende la música como "un ente individual y autónomo, siempre en continua evolución". Otra cosa es lo que, a nivel de mercadotecnia, se pueda considerar, aunque esto le interesa poco. "Si el músico es honesto y funciona a nivel de aportar calidad y de expresar siempre un cariz de arte en su ejecución y composición, el resto es encontrar los cauces adecuados de distribución del espectáculo", afirma.
"La preocupación del músico -añade López- y, por ende, la formación instrumental, siempre debe ser conmover de una manera u otra al público, al oyente. Un espectáculo musical siempre debe aportar una vivencia positiva a quien participa de ella. El oyente debe poder llevarse parte del producto que se ha compartido en un concierto. De otra manera, la música es puro espectáculo visual. Los sonidos, la conmoción auditiva, la capacidad psicoactiva del hecho sonoro deben ser duraderas en el oyente, de otra manera, el producto es malo, no sirve a su función primordial".
Huelva siempre le ha parecido atrasada por un lado y absolutamente avanzada por otro. "Hay un provincianismo exacerbado en cuanto al arraigo a lo popular y lo inmediato en cuanto a consumo de temporada. Parte de la culpa de la actitud de rechazo a lo nuevo o lo diferente es la falta de conocimiento y escasa cabida en los mecanismos de información de masas. Parece que si no conocemos algo, no existe, y si no existe no se puede respetar. Esta es una mentalidad atrasada, de pueblo de interior en época de Berlanga. También es una actitud de pereza intelectual por otro lado. En el sentido opuesto están las continuas formaciones y proyectos que están siempre en la vanguardia de la creación y el arte. Se exporta modernidad, creación de calidad y mezcla de tradición y futuro más allá de sus fronteras. Al menos veinte formaciones han hecho fama y éxito fuera de nuestra provincia, siendo grandes desconocidos para la gran masa de público residente aquí. Lamentablemente hay que salir de nuestras fronteras provinciales para poder tener la consideración artística que todo músico merece".
Aún hoy en día, en Huelva capital se coarta y se censura al músico que no hace lo esperado, lo popular. "Huelva, sus dirigentes y los responsables de programación fundamentalmente, no han sabido nunca tratar a sus músicos. Si un ser humano se define principalmente por sus actos, una ciudad no es menos. El camino de la mejora está en la educación a nivel global en valores y respeto a lo diferente desde todos los medios posibles, no sólo desde las instituciones educativas, así como la distribución del presupuesto para una programación equitativa, justa y para todos. El problema es más estructural que coyuntural. No somos conscientes de la importancia de todos los géneros musicales en su existencia. Y esto es un signo de inmadurez evidente".
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