Cultura

Puerta Grande para Lea Vicens y Javier Jiménez en el festejo de Zufre

  • Tres orejas cortaron cada uno a su lote mientras que Alejandro Pavón saludó en el tercero de la tarde y palmas en el sexto

Zufre sigue siendo una plaza difícil de borrar del calendario de éste periodista. Por sabor, por ubicación dentro de la temporada, cuando ya toda va declinando y, sobre todo, porque aunque siga yendo una año tras otro, aun no me he acostumbrado a la tropelía artística que se cometió con el tendido de sol de una plaza que era joyita de la serranía onubense y la han dejado hecha casi un patio de vecinos. Aun así, sigue mereciendo la pena sentarse en ese tendido porque además tiene una banda de música que suena a gloria bendita. Tan suave, tan acorde, tan distinta en esos pasodobles, que son regalo para una buena faena.

Por cierto, dos inmensas, buenas, tremendas y salerosas son las que se marcó el sevillano Javier Jiménez, que dio con el bueno y con el malo, dos auténticas lecciones de torería. Le cortó las dos orejas al primero de su lote, un novillo con cuajo y hechuras de embestir, que además demostró suma nobleza por ambos pitones. Lo entendió muy bien el novillero sevillano que lo llevó con mucha templanza, administrando una bravura que había quedado mermada de mucha fuerza tras el caballo y la costalada posterior. Toreo elegante, por ambos pitones tirando y llevando muy toreado al buen ejemplar de Millares. Volvió a repetirlo con una faena de mucha raza y disposición frente al rajado cuarto al que terminó por ligarle muletazos en una labor sencillamente importante y que habla de un entender la profesión fuera de lo común. Dos volteretas serias se llevó Jiménez, pero la disposición quedó fuera de toda duda cuando el público le certificó la oreja de ese novillo.

Hubo otro buen novillo en el encierro del ganadero triguereño. Fue el primero de la tarde que sirvió para que Lea Vicens templara de costado, llevando cosido a la grupa de su caballo por todo el redondel, el infinito galope de bravo del que abrió plaza, con el que estuvo elegante en una faena que tuvo cierta sustancia cuando Lea atacó de frente, saliendo airosa de la suerte. Cortó dos orejas de este toro tras estar lista con los aceros y con el cuarto bajó un poco el tono de su labor merced a las condiciones de un astado reservó y rajado que poco ayudó en una labor más de rodeo que de preparación de las suertes. Otra vez estuvo la amazona ágil con los aceros de muerte y arrancó otro trofeo.

Quien se fue sin trofeos de su plaza fue Alejandro Pavón, que estuvo más dispuesto y por encima del manso tercero sacando lo poco que tenía el bicho y firmó una faena de altibajos frente al bravo sexto, un buen novillo con el que Pavón estuvo arrollador en el recibo capotero con tres largas y bullidor en la muleta donde por momentos acertó a cogerle la distancia al novillo, resultando aceptable el conjunto para un reciente debutante con caballos. El mitin para finiquitar el novillo, dejó todo en silencio.

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