Fila siete

Problemas con la curva

Al Andalus Punta Umbría. T. O.: 'Trouble with the curve'.- Producción: Estados Unidos, 2012.- Duración: 111 minutos.- Dirección: Robert Lorenz.- Guión: Randy Brown.- Fotografía: Tom Stern.- Música: Marco Beltrami.- Montaje: Joel Cox y Gary Roach.- Intérpretes: Clint Eastwood, Amy Adams, Justin Timberlake, John Goodman, Matthew Lillard, Robert Patrick, Joe Massingill, Scott Eastwood

El ganador de cuatro Oscar -dos como mejor director por Sin perdón (1992) y Million Dollar Baby (2004), otro como productor por ésta como mejor película y uno más honorífico logrado en 1995-, Clint Eastwood, aseguró que dejaría la interpretación. No lo ha hecho así y ha vuelto actuar en esta película, sin duda para ayudar a su más fiel colaborador y ayudante, Robert Lorenz. Encarna así un papel muy a su medida, la de Gus Lobel, un veterano ojeador de béisbol, malhumorado, gruñón, achacoso y violento, que, por efectos de su avanzada edad, pierde facultades para ejercer su profesión.

Habiendo sido un prestigioso cazatalentos en el deporte del béisbol, Gus, ve que sus limitaciones físicas son cada día más evidentes, aunque trata de ocultarlo, no sólo a sus colegas más allegados sino también a su propia hija, una abogada de talento, que inmersa en un caso importante para ingresar en un acreditado gabinete de distinguidos letrados. Mickey, advierte que su padre necesita de la atención que él no le dio a lo largo de su vida y decide abandonar por unos días sus ocupaciones para dedicarse al cuidado de su padre. Gus, a quien los directivos de su club, el Atlanta Braves, cuestionan sus decisiones, se somete a una complicada prueba cuando su hija, experta también en el mundo del béisbol, propone el fichaje de un lanzador, que compite con el fichaje de un bateador que tiene "problemas con la curva" (una variedad del lanzamiento). Éste es el título original del film.

Hay un problema básico en el argumento, el conflicto generacional que enfrenta a padre e hija, por cuestiones familiares que descubren el drama personal del protagonista y el abandono del que ella le acusa. Por su parte el padre, que quiere a su hija y la admira en su carrera profesional, no quiere tenerla cerca porque piensa que dificulta su gestión y prefiere que ella triunfe como abogada. Al mismo tiempo hay un choque entre la tradicional forma de seguir a los ases del béisbol en las ligas nacionales, labor ejercida por los habituales ojeadores, antiguos jugadores y entrenadores, y las nuevas tecnologías al servicio de esa captación de nuevos valores, lo cual pone en juego experiencias y sensibilidades muy particulares como las que representa el protagonista. La fuerza, la solidez, la integridad y el dramatismo que el personaje protagonizado por Clint Eastwood aporta a esta historia, cuya intensidad es ostensible en principio, no coincide con la debilidad que adolece la realización en la que el debutante, Robert Lorenz, que tanto debe haber aprendido como ayudante del actor y director, no acierta a imitar a su maestro. La narración, que fluctúa a menudo entre el interés y el desánimo, se convierte en un relato previsible y débil. Melodramático, tiene su mérito más notable en la crítica a ese mundo menos conocido del béisbol y en la soberbia actuación del protagonista.

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