El Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca recayó ayer en su séptima edición en la poetisa malagueña María Victoria Atencia. El jurado de este galardón, dotado con 50.000 euros, destacó "la impecable trayectoria" de esta poetisa, coetánea de la generación del 50.

Nacida en 1931, Atencia representa a "la Málaga heredera de lo mejor del 27" y, aunque es coetánea de la generación del 50, no aparece inscrita en ningún colectivo poético, explicó la directora del Centro Generación del 27, Aurora Luque. Afín, por amistad y poética, al grupo Cántico, comparte con él y algunos de sus representantes como Pablo García Baena "cierto culturalismo en su tratamiento de la palabra aunque menos barroco" que este colectivo y con un mayor "cosmopolitismo en su poesía". Coincide también con este grupo en "el cuidado por el lenguaje y la belleza como objetivo último".

Atencia publicó sus primeros libros a finales de los 50, aunque se recluyó después y, tras una etapa de silencio de unos 15 años, resurgió a mediados de los setenta con obras como Marta y María (1976), a las que siguieron otras como La señal (1990), El puente (1992) o Las contemplaciones (1997), por el que recibió, un año después, el Premio Andalucía de la Crítica y el Premio Nacional de la Crítica. Su último libro de poemas, De pérdidas y adioses, es de 2005.