La Prehistoria en broma
Multicines La Dehesa Islantilla y CineBox Aqualon Puerto Huelva.- T.O.: 'Year One'. - Producción: Estados Unidos, 2009. - Duración: 98 minutos. - Dirección: Harold Ramis. - Guión: Harold Ramis, Gene Stupnitsky y Lee Eisenberg basado en un argumento de Harold Ramis. - Fotografía: Alar Kivilo. - Música: Theodore Shapiro. - Montaje: Craig P. Herring y Steve Welch. - Intérpretes: Jack Black, Michael Cera, Oliver Platt, David Cross, Olivia Wilde, Christopher Mitnz-Plasse, Vinnie Jones, Hank Azaria, Juno Temple, Xander Berkeley, June Diane Raphael.
La sombra del director y productor Judd Apatow, tanto en el cine como en la televisión, es alargada y su largo bagaje como creador de la comedia más disparatada y gamberra es ya proverbial y fecundo, porque sus actuaciones en ambos cometidos son de una prodigalidad realmente digna de admiración. Desde sus realizaciones en Virgen a los 40 (2005), una de sus más famosas películas, a Lío embarazoso (2007), antes y después, los films producidos por él son cuantiosos y todos por el mismo estilo. Ahora, en esta nueva producción a su aire, en este caso junto al propio director Harold Ramis, a quien recordarán por"Una terapia peligrosa (1999), le podemos admirar -es un decir- en el mágico apogeo del disparate. Y he de reconocer que ha tenido creaciones mucho más estimables.
Nos cuenta una historia enmarcada en tiempos remotos, cuando Zed es expulsado de su tribu, una especie de Paraíso, tras probar el gusto de la fruta prohibida. Una irreverencia bíblica para empezar entre muchas otras, que nos recuerdan, salvando enormes distancias La vida de Brian (1979), de Terry Jones, la famosa película de los Monthy Python. En el exilio paleolítico le acompañará otro cazador, su íntimo amigo, Oh, un muchacho de carácter más bien infantil que compartirá con él todas sus aventuras, en las que irá descubriendo los arcanos de hechos históricos de las antiguas civilizaciones y de sus protagonistas.
La historia, tan endeble en su argumento como en su factura, es una muestra palpable del descenso implacable en la valoración de Harold Ramis, otrora artífice de comedias de mayor calado y entidad. Entre conocidas estrellas del nuevo cine norteamericano de este género como Jack Black, a quien alguno consideran el gran divo de la nueva comedia estadounidense, y Michael Cera, asiduos de comedias juveniles de poco fuste, aunque el segundo probara mayores posibilidades en Juno (2007), un film muy apreciable por diversos motivos, acompañados en este caso por ciertas figuras habituales en este tipo de cine, desfilan por esta sucesión atropellada de episodios, donde se intentan gags de pretendido humor que propenden a lo grosero, al mal gusto, la parodia bíblica, la broma sexual de bajo calibre, la escatología y el más absurdo y errático interés iconoclasta de la historia, que presenta anacronismos tan disparatados como esa revuelta sodomita en la que uno grita la famosa frase de Obama: "Yes we can".
En esta suerte de astracanada fílmica en la que todo vale, hasta las secuencias más repulsivas y nauseabundas de la más despreciable escatología, impropias de un realizador como Harold Ramis, vendido aquí a la comercialidad más cutre, se llega a caer en inadmisibles defectos elementales en la realización y en la propia estimación de la película. Situaciones, que intentan infructuosamente la gracia y recurren al chiste fácil y a lo grosero tratando de arrancar la carcajada de los espectadores, que sólo lograrán entre los más conformistas. Todo un disparate de cartón piedra que conduce en muchos de sus pasajes al más espantoso ridículo. Un asunto que bien aprovechado y con gracia podría divertir pero que resulta ser una comedia prehistórica absolutamente fallida. Inconcebible en un director como Harold Ramis que ha venido a menos a pasos agigantados.
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