1ª de feria en Colombinas

Perera le corta dos orejas al cuarto y se lleva la tarde de toros en la apertura de la feria

  • Cayetano y Aguado se van de vacio tras su desacierto con los aceros ante una desrazada y pequeña corrida de Cuvillo de la que por raza y clase se salva el cuarto ejemplar.

Precisamente cuanto más amor necesita la Fiesta en estos momentos más cólera provoca esa falta de miras al aficionado. Cólera innecesaria pero justa. ¿Quién duda de que la normalidad ha llegado a la Fiesta? Ahí estuvo esa pequeñita corrida de Cuvillo que tanto le gusta a los toreros para lucir cualidades. Todo a la mitad. El aforo, los dineros y el toro... También el toro. Y otra vez Cuvillo. Con la que está cayendo, ¿es que no había otra corrida en el campo con el que dejarle a este esfuerzo de feria una imagen ganadera más digna? ¿Acaso no se merece nadie que se le eche un poquito de más amor a este tiempo de cólera que lleva a la Fiesta en brazos de la venganza y la ignominia en la que vive actualmente por parte del mundo que no la quiere ni ver?

Vamos al festejo. Floja reserva de energías se gastó el Cuvillo que abrió plaza. Cortito en el capote y sin dejarse plenamente en ese recurso de ahorrar gasto de material Perera abundó en el quite por chicuelinas dos veces por tal de afrontar su deseo de triunfo. Al Cuvillo que se fue sin demasiado castigo en varas no le sobraba tampoco raza ni gracia con la que emplearse en hacer aquello medianamente emocionante. La pulcritud de Perera amenizó este primer acto de la tarde antes de que Cayetano se hincara de hinojos para enjaretar esa larga al segundo del festejo.

Lo de más consistencia artística por parte de Cayetano llegó tras esa cuarta serie con la diestra donde el torero se gustó en esa media embestida de un toro que a la siguiente serie llegó ya levantando la cara y protestando.Detalles de faena a la que únicamente le prestan consistencia apenas dos series con el Cuvillo apuntando a tablas . Entrega total en la estocada tras un aviso que saldó con división de opiniones el arrastre del Cuvillo y dejó palmas de saludo para Cayetano.

Pequeñito, pequeñito, el tercero. Aguado resbaló al salir de la cuarta chicuelina y el torete se arrancó con interés hacia el bulto. Templanza y habilidad en aguada que se lo quitó de encima milagrosamente con esa larga que la intuición torera le dejó concretar. Tuvo temperamento este toro primero de Aguado y el sevillano le echo desparpajo para fundir los muletazos en esa ligazón que deja impronta de faena arriesgada en la aspereza que tuvo el torete. Por ambos pitones cuajó el sevillano mérito torero dejando la muleta bien puesta para engarzar el toreo. La espada, otra vez la espada, dejó inédita de trofeos la buena puesta en escena de Aguado que saludó desde el tercio.

Buenas verónicas de recibo, las manos bajas y templanza en los engaños por parte de Perera al cuarto de la tarde al que como toda la corrida se le picó poquito.Tuvieron enjundia ese variado quite de Perera, capote a las espalda y tuvo honradez el tercio banderillero de Curro Javier para echarle majeza torera a un toro que cortó el viaje y echó la cara arriba en el remate. A punto estuvo de engancharle en ambos pares.A partir de la segunda serie el toro estaba ya bajo esa aplastante dominio del extremeño. Le dejó todos los caminos abiertos el torero y el animal se sintió cómodo en ese carrusel de muletazos del que le fue imposible salirse.

Comenzó arriesgando en ese inicio rodilla en tierra cambiando el viaje del toro y remató todo con esa otra fase de rodillas en la que acabó valiente y tremendo con el toro; desafiante Perera por alcanzar ese triunfo que llegó en forma de dos orejas tras rubricar con una buena estocada todo lo alto. Poco le presta a la memoria colectiva del festejo la faena de Cayetano al quinto. Apuntes someros de buscar el toreo ligado pero sin emocionar en nada a un tendido que por momentos tuvo mas exigencia con él que con sus compañeros de cartel.

En cuanto a lo del sexto solo quedan los detalles y el esfuerzo de un Aguado que quiso hilvanar sevillanía en su toreo pero al que un Cuvillo sin terminar de meter la c ara abajo y áspero en ciertos momentos sin dejar salir clase alguna terminó haciendo anodina la labor de Aguado. Nuevamente los aceros, esta vez con dos avisos, aniquilaron las posibilidades de conseguir botín.

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