"Sin ser Pepelu o Benito no hubiera podido hacer proyectos tan grandes como 'Ispansi"

El realizador compite con su segundo trabajo cinematográfico por el Colón de Oro · Proyecta llevar al cine un tercer largometraje para cerrar la trilogía de "españoles fuera de España" que inició con 'Un franco, 14 pesetas'

Carlos Iglesias, ayer en los jardines de la Casa Colón.
Carlos Iglesias, ayer en los jardines de la Casa Colón.
Raquel Rendón / Huelva

20 de noviembre 2010 - 05:00

-El jueves fue el estreno mundial de Ispansi (Españoles) en Huelva. Está recién salida del horno.

-La película llegó a Huelva tres horas antes de su proyección. Todavía no he podido verla terminada.

-Comienza con buen pie, compitiendo por el Colón de Oro en la Sección Oficial de este certamen.

-Es una gran satisfacción para mí. Además, algunos espectadores me han dicho que estaban encantados con la película, muy emocionados.

-Es la primera vez que concursa en el Iberoamericano.

-Sí. He estado cinco veces ya en este Festival pero es la primera en que traigo película.

-¿Se notan los nervios?

-Claro, no es lo mismo venir de visita que a concursar.

-¿Por qué merecería este largometraje ganar el máximo galardón del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva?

-Sinceramente, porque creo que es un peliculón. He visto mucho cine y creo que nos ha salido una película muy redonda.

-Esta es su segunda cinta como realizador.

-Me ha costado menos tiempo pero más trabajo que la anterior, Un franco, 14 pesetas.

-¿En qué sentido?

-Porque está más elaborada, porque la época de la Segunda Guerra Mundial es más complicada, porque hemos rodado en los Alpes suizos en pleno invierno y eso suponía estar a temperaturas de veintitantos grados bajo cero... Todas esas circunstancias la hacen más compleja.

-Ha mantenido a muchos miembros del equipo de su anterior trabajo.

-El reparto, por ejemplo, prácticamente es el mismo. Me he llegado a hacer con un grupo de actores muy bueno. Incluso han colaborado en el guión. Somos, más que compañeros, un equipo.

-En Ispansi han participado muchos niños suizos, descendientes de españoles, como usted.

-Así es. Aunque la película está ambientada en Rusia, hemos rodado en Suiza, donde encontramos la facilidad de contar con 800 niños españoles, tercera generación de migración. Estaban muy hechos al frío, así que ha sido más ligero para ellos (risas).

-No debe ser nada fácil dirigirse uno a sí mismo.

-Parece más complicado de lo que es. Como me llevo muy bien conmigo mismo, pues me ordeno las cosas y me obedezco (risas). O sea, que no me llevo la contraria.

-Protagonista, director y, por si fuera poco, guionista. ¿Qué le inspira?

-Las musas surgen cuando las vas buscando y te las vas trabajando. En este caso, tuve a un profesor en la Escuela de Arte Dramático que había sido un niño de la guerra, un asturiano al que llevaron a Rusia con cinco años. Él me contó cantidad de anécdotas e historias que yo he reflejado en la película.

-No obstante, ha realizado un exhaustivo trabajo de investigación para escribir el guión.

-He hablado con 36 niños de la guerra durante un año, personas octogenarias que me han contado su experiencia. Con la de todos ellos, no con la de uno en concreto, nació esta historia.

-¿Qué retos se le han presentado?

-El principal, conseguir el presupuesto necesario para hacerla. Después, hacer una buena localización, cruzar los dedos para que nevara y conseguir, con el presupuesto que teníamos, terminar la película.

-¿Alguna anécdota del rodaje?

-Estábamos a -24 grados. Hacía tanto frío que a uno de los niños empezó a llorarle el lagrimal. Se le congeló y se quedó con el ojo cerrado. Empezamos a rodar y le pregunté que por qué me guiñaba el ojo. Y me dice: "¡Qué coño, si es que no lo puedo abrir!" (más risas).

-Qué visión tiene de este certamen cinematográfico.

-Es un puente maravilloso. Alguien lo tenía que hacer y ha sido Huelva. Me parece estupendo que estrechemos lazos con Hispanoamérica. Ellos hacen un cine muy interesante, inteligente, con muy pocos medios, y lo sacan adelante con entusiasmo e imaginación. Si nosotros tenemos poco, ellos tienen la mitad o menos. Ver representado aquí su cine es un acierto.

-Este año la crisis está haciendo mella en Festival de Huelva.

-Es algo que tenemos que admitir. Está afectando no sólo a todos los festivales españoles, sino a los europeos. La Cultura siempre sufre: antes está comer que poder ir al teatro o al cine. Me gustaría que terminara pronto y no sufriéramos en demasía. Pero si tenemos que sufrir, suframos con imaginación, que quizá así sea menos grave.

-¿Se ha planteado llevar a la gran pantalla algún trabajo que resulte de una coproducción iberoamericana?

-De momento no, pero no quiere decir que no lo haga. Uno siempre sigue el camino de su experiencia vital como persona y la mía ha estado ligada muy claramente a Europa, a través de Suiza.

-¿Algún proyecto en mente?

-Tengo uno que depende de que Ispansi funcione o no. Si funciona, me gustaría terminar la trilogía con una comedia sobre el mismo tema: españoles fuera de España.

-¿Ha dejado aparcado el mundillo de la televisión?

-No voluntariamente, pero parece que la tele se da cuenta de que lo que más me apetece es hacer cine.

-Le recordamos por aquel Benito de la serie Manos a la obra. ¿Se ha convertido para usted en un sambenito?

-Al contrario, es un lujo. Me ha permitido hacer proyectos tan grandes como éste. Si no tuviera el colchón económico que me han dado Benito o Pepelu, de Esta noche cruzamos el Mississippi, a ver quién era el guapo que estaba empujando más de tres años un proyecto como el de Ispansi. Teniendo en cuenta que cualquier capítulo de Manos a la obra lo veía un mínimo de cuatro millones de espectadores, es lógico que te conozcan por ese papel.

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