Cultura

Penguin Clásicos reúne los principales textos del Inca Garcilaso de la Vega

La temporada arranca en Penguin Clásicos con Alexandre Dumas, Stephen Crane, Jack London y el Inca Garcilaso, del que la editorial publica, en el cuarto centenario de su muerte, una selección de sus textos más representativos al cuidado (antología, introducción y notas) de Ricardo González Vigil. La editorial lanza Comentarios reales y otros textos, "la primera antología del conjunto de obras del Inca", destaca el especialista, "con el proemio a su traducción de León Hebreo y pasajes de La Florida del Inca y las dos partes de los Comentarios reales". Una selección que "cumple dos objetivos: ejemplificar su excelencia literaria (como narrador y como artífice de descripciones con vuelo poético) y exhibir su compleja visión del mundo, alimentada por sus raíces andinas y su apropiación del horizonte cultural del Humanismo y la Contrarreforma, haciendo especial hincapié en su óptica historiográfica y su interpretación de la historia del Perú y, en el caso de La Florida, de América en general; ahí el panamericanismo de Garcilaso es total, incluye el norte, el centro y el sur de todo el continente americano".

Además, señala González Vigil, miembro de la Academia Peruana de la Lengua, "se trata de la primera antología comentada, no reducida a pequeñas notas, de Garcilaso. Agréguese que la acompañan un extenso estudio preliminar y materiales críticos que cierran el volumen. Todo ello ayuda a situar los escritos del Inca en su contexto histórico-cultural, a fin de entenderlo cabalmente y, sin duda, evitar juzgarlo anacrónicamente con nociones historiográficas, filosóficas, retóricas y literarias de los siglos XIX-XXI, las cuales han conducido al error de motejarlo de mentiroso o de tornarlo un platónico forjador de una utopía".

El Inca Garcilaso, subraya el antólogo, "es autor del mayor texto de cultura del Perú, los Comentarios reales, el que más ha marcado el imaginario histórico peruano, con su glorificación de la época prehispánica y la celebración del mestizaje entre lo andino y lo occidental. José de la Riva-Agüero y Raúl Porras Barrenechea calificaron al Inca como el primer peruano, ya que el Perú nació de dicho mestizaje. El propio nombre Perú lo fijó Garcilaso para designar a su patria, poseyendo un atisbo de conciencia nacional (así lo destacó José Durand) de la nueva realidad histórica engendrada por la conquista española". El experto considera que "aunque en los siglos XX-XXI ha perdido la autoridad historiográfica que ostentaba como portavoz del Incanato, y muchos especialistas han ido inclinándose por la Nueva crónica y buen gobierno de Guamán Poma como el mayor texto producido por la cosmovisión andina, persiste la valoración de su conciencia nacional, así como su mayor proyección histórica al aceptar el mestizaje con lo occidental (rechazado por Guzmán Poma) y abogar por un gobierno autónomo, adverso a la condición colonial (influyó en la rebelión de Túpac Amaru en 1780 y en los ideales emancipadores del general José de San Martín)". Además, destaca, "enfocado como artista de la palabra, el Inca es el primer gran escritor no solo del Perú sino del Nuevo Mundo. Se erige como el mejor prosista hispanoamericano de los siglos coloniales".

González Vigil considera que "hay que revisar la óptica" de grandes garcilasistas como Riva-Agüero, Porras Barrenechea, Durand y Aurelio Miró Quesada, "que postulan un Inca armonioso, tan indígena como español. La verdad es que, conforme apuntó brevemente José Carlos Mariátegui, fue más inca que español. Plasmó un discurso disidente contra la dominación virreinal y una valoración de la superioridad del Tahuantinsuyo sobre el mal gobierno implantado por los españoles. Disidencia que enfatizó Emilio Choy desde mediados del siglo XX, y que cada vez se percibe mejor en los estudios garcilasistas desde los años 80". El responsable de esta edición resalta que "en los títulos de sus obras se puso a él mismo (definiéndose como indio e inca) en el primer plano: La traducción del indio de los tres Diálogos de Amor de León Hebreo, donde el traductor va primero que la obra traducida, sugiriendo que estamos ante un León Indio; y La Florida del Inca, connotando que muerto el último Inca de Vilcabamba Garcilaso representa la resurrección (Pascua Florida) de un nuevo linaje (cultural) incaico". Otra cuestión "fundamental" es que "asimiló lecciones del platonismo, pero no fue un platónico o neoplatónico. A semejanza del sincretismo cultural de León Hebreo, quien se mantuvo fiel a sus creencias hebreas, Garcilaso esgrime un sincretismo cultural sin romper con sus raíces andinas, orgulloso de ellas".

¿Qué le enseña el Inca Garcilaso a un lector contemporáneo? González Vigil apunta que le invita "a apropiarse del horizonte cosmopolita (ahora, la globalización) sin renunciar a la diversidad cultural que se nutre de las raíces de cada región del planeta; un modelo cultural que, en el Perú contemporáneo, encarnó genialmente César Vallejo". Además, "está en contra de la codicia imperialista, que convierte a los países subdesarrollados en fuente de tesoros de oro, plata y materias primas que no generan una economía sana y beneficiosa para ellos. En La Florida del Inca lamenta que los españoles, ansiosos de encontrar oro, plata y piedras preciosas, no se interesaran por cultivar las tierras de Norteamérica, lo que a la larga redundaría en un país rico con una producción que beneficiaría a todos. Y en los Comentarios reales enaltece al Tahuantinsuyo: no existía el hambre, no había dinero, etc. El Inca converge con la actual defensa de la ecología y la preocupación por la carencia de valores éticos en la sociedad de consumo sometida a la ganancia capitalista". Por otra parte, "con sus admirados Virgilio y Dante, Garcilaso se preparó concienzudamente para ser competente como traductor de una obra filosófica y como historiador con hondura filosófica y calidad literaria. Cada libro suyo fue más complejo textualmente y de más trascendencia cultural que el anterior. Ese ir de menos a más fue también característico de Vallejo (y, en la narrativa contemporánea, de James Joyce)".

Coloquios en Cuzco y Lima, homenajes en las ferias del libro de la capital y provincias, números monográficos de revistas y la edición de sus Obras completas a cargo del historiador Carlos Araníbar han servido, junto a esta antología, para rendir homenaje en su país al escritor que murió en Córdoba en 1616.

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