Cultura

Niños grandes

Este es el título de la película que todavía puede verse en nuestras salas si aún no la conocen. Pero hoy no me refiero a ella sino a otros niños grandes, bastante grandes y maduros que triunfan en las carteleras con el título Los mercenarios y que agrupa a un buen número de veteranos: Bruce Willis, Arnold Schwarzenegger, Jet Li, Mickey Rourke, Dolph Lundgren, al mando de Sylvester Stallone, director, guionista, productor e intérprete de la película. Si en aquella ocasión hablaba de "Síndrome de Peter Pan", y así lo escribía en esta sección el pasado sábado día 21 de agosto, hoy he de hablar de "Síndrome de Rambo", para volver sobre este nuevo título que ha superado al millonario Toy story 3D, también en cartel, por ahora la película de dibujos animados más vista de la historia del cine.

Sorprendente puede parecer que Sylvester Stallone, a los 64 años, aunque con un semblante de edad indefinible, tanto como el muchas veces impasible gesto de sus irregulares actuaciones interpretativas, haya escalado un puesto privilegiado en el "ranking" de las películas más taquilleras del momento. Parece que no hubiera pasado el tiempo desde los éxitos de su Rocky y demás secuelas allá por los años ochenta-noventa del siglo pasado. Pero este fenómeno que no es sólo evidente en España sino también en otros países, incluidos los Estados Unidos, viene a demostrar el predicamento del que aún gozan ciertas figuras del cine.

Con el vigor para la acción propia de los años recordados, con esa testosterona machista que se apreciaba en el cine dirigido y protagonizado por Sylvester Stallone, ahora el director, por encima del actor, conduce esta especie de sarcástica autoparodia, con esa espectacularidad que el público adicto a estas historias agradece y él acierta a dirigir con evidente oficio, un especial cuidado en la planificación y el montaje necesario para que al modo de los más conocidos cómics, entusiasme a los amantes de la acción, cuanto más explosiva mejor y donde todo tipo de sistemas de combate, incluidos las artes marciales, jueguen ese atractivo para fanáticos de esas películas que los protagonistas de este film han protagonizado en los últimos años.

De todo ello abunda en este relato trepidante donde unos mercenarios extraordinariamente efectivos en sus objetivos, de un valor realmente impresionante y de un arrojo sobrehumano, tratan de cumplir la misión de acabar con un dictador, de esos que tanto abundan en repúblicas bananeras y otras de falso progresismo - hay tantas en las que figuran con otras etiquetas presuntamente democráticas -, al servicio del narcotráfico internacional.

Heroicidades pirotécnicas de un grupo que maneja, además de sus habilidades en las artes marciales, el artificio de las armas blancas y otras más sofisticadas, explosivos letales y la invocación de sacrificios y espíritu de equipo, sin que falte el golpe melodramático más oportunista para impresionar a una clientela con mimetismos evidentes que captará el espectador más avispado. Como esa visión de socarrona autocaricatura que nos muestra la película.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios