Cultura

El Museo de Orsay destapa el lado oscuro del Romanticismo

El Museo de Orsay de París destapa el lado oscuro del Romanticismo con la exposición El ángel de lo extraño, con cerca de 200 obras que evidencian una corriente artística que refleja la parte irracional que se escondía bajo el aparente triunfo de las luces.

La muestra disecciona esa vertiente a través de tres épocas: su nacimiento, entre los años 1770 y 1850; las mutaciones experimentadas con el simbolismo, entre 1860 y 1900, y su redescubrimiento por los surrealistas a principios del XX.

El suizo Johann Heinrich Füssli, que tuvo con La pesadilla una de los cuadros más representativos, es uno los nombres más significativos de una corriente que también exploraron artistas como Francisco de Goya, Eugéne Delacroix, Paul Klee, Salvador Dalí o Auguste Rodin.

"Goya es, efectivamente, una personalidad muy importante, porque ilustra la ambigüedad del romanticismo negro. Es un hombre de las luces, exasperado por las supersticiones del oscurantismo popular, pero al mismo tiempo fascinado por el poder creativo e imaginativo de esa cultura", explicó el comisario, Come Fabre.

La exposición toma su nombre de un cuento fantástico de Edgar Allan Poe, y con su recorrido por las obras que privilegian aquello que se escapa a la razón permite leer entrelíneas, según sus organizadores, que "el infierno y el canibalismo no son algo abstracto, sino que están presentes en actos barbáricos del día a día".

El museo explica que sus representantes fascinan por la potente belleza que dan a los antihéroes maléficos, como Satán, y que explotan con sus creaciones toda la sensualidad y el horror que puede hallarse en la parte más cruel y terrorífica de los mitos griegos y cristianos.

La expresión la acuñó en 1930 el historiador italiano Mario Praz al realizar el primer vasto estudio del romanticismo negro en literatura, y bajo el mismo se asocian no sólo creaciones literarias, sino también pictóricas, escultóricas o audiovisuales.

La exposición, organizada junto con el Stadel Museum de Fráncfort, abarca todas esas ramificaciones, lo que según el director del museo, Guy Cogeval, constituye una manera "bastante moderna" de darlo a conocer.

Con El ángel de lo extraño. El romanticismo negro, de Goya a Max Ernst, se sumerge a los espectadores "en los vértigos de lo terrible y de lo grotesco" con los que pintores, grabadores y escultores rivalizaban con los poetas, dramaturgos y novelistas.

La pinacoteca expone que sus paisajes lúgubres o los diversos satanes, medusas, brujas y esfinges plasmadas, lejos de suponer una vuelta atrás oscurantista hacia el pasado, "traducen un desencanto lúcido, provocador y ocioso frente al presente, y afirman el deseo de libertad creadora ante las trabas del decoro burgués".

Con ese espíritu, Goya enfrentaba al público a las atrocidades absurdas de las guerras y de las supersticiones de su época.

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