Toros

Miranda arrebata y se va a hombros de Sevilla

Miranda arrebata y se va a hombros de Sevilla

Miranda arrebata y se va a hombros de Sevilla / Paco Guerrero (Sevilla)

Salió ese toro de ensueño que buscan los toreros en las tardes bonitas. Bravo, serio, guapo y con nobleza. Un dije de los campos gaditanos para que Sevilla viera a ese torero que desde ayer ya no solo es de Huelva.

No sólo de Huelva porque ayer Sevilla soñó con Miranda tanto como Miranda lo había hecho con ella. Embarcó la bravura y se hizo bravo Miranda con ese sueño de temple y tontería que ayer en ese quinto, soberbio, dibujó en ese albero tan exigente que es Sevilla. Por los dos pitones estuvo grande David. Haciendo honor a un bravísimo ejemplar; la guinda a un gran encierro de Santi Domecq que se fue sin vuelta al ruedo porque alguno habrá querido discutir que después de cincuenta muletazos a entrega total, el cinqueño miró para tablas.

El mérito no son solo esas dos orejas. Eso es el premio. El mérito es haber estado tan intuitivo, serio y honrado con un toro que mereció toda la entrega.Torerazo de pitón a rabo el triguereño para robarle a la tarde la máxima grandeza que el temple, el valor y la torería son capaces de arrebatar por completo a un tendido hasta enloquecerlo de olés. Porque en ningún momento decreció ese ritmo que la plaza iba tomando después de esos largos pases de pecho; después de esos paseos entre tanda y tanda viendo venir esa raza de toro importante que se trajo ese quinto para una tarde de tanta esperanza como la de ayer.Dos orejas después de dejarse rasgar la taleguilla porque era esa tarde donde la vida no tiene precio para un torero. Dos orejas para seguir en el camino.

En la yema de los dedos

Gusto. Eso fue lo que desprendió el comienzo de muleta de Miranda en esos doblones por bajo que Miranda regaló a la Maestranza ante su primero. Más tarde el de Trigueros iría construyendo una faena muy sentida y con el argumento del buen gusto en todos los compases de una faena importante que Sevilla entendió entre olés y silencios. Esos silencios de interés que gustan del toreo por bajo y ahí le crujió con la izquierda, segundo intento, esos naturales que cuajaban lo necesario. El interés por interesar. La espada, tendida, no fulminó y el descabello escondió lo que hasta pocos momentos antes era una oreja llena de mucho mérito. Saludó el torero. Era de más cosas lo que había pasado. Era de Puerta del Príncipe. Esa puerta que ayer rozó David con la yema de sus dedos.

Tuvo especial trazo la faena de Garrido al buen primero de la tarde. Trazo y disposición para irse a portagayola y sacar limpia la suerte frente a un ramillete de verónicas queriendo ser parte importante de una tarde que apenas comenzaba a tener sentido de importancia.

Buen comienzo

Sacó fondo y clase el de Santi y Garrido supo emplear la muleta con trazo limpio y bajando la mano. Menos intenso el toro por el izquierdo donde le costó mas trabajo romper para adelante, aunque Garrido supo volver a mostrar cadencia con la diestra cuando la faena encaraba ya sus últimos compases.Estocada a ley y una legítima oreja para el extremeño y aplausos al toro.

Valadez se quedó con el más saborio de la primera parte. Poca entrega, menos clase y más listeza. Labor seria, pero sin eco en el tendido. Eso y una incruenta pero dura voltereta. En la suerte suprema el de los campos gaditanos tapó la salida al mexicano y le dejó otro recado entre las costillas.

Un toro venido a menos y una faena de detalles y buen gusto y decisión pero sin culminarse en ningún momento argumentaron el cuarto acto de la tarde a manos de Garrido.

Bella estampa

Se aplaudió de salida la estampa de ese toro de Santi Domecq que no llegó a romper en la clase de sus hermanos y con el que el extremeño Garrido estuvo entonado en una labor de sube y baja. Con la espada borró méritos y tuvo que conformarse con ese premio que es el aplauso de Sevilla desde el tercio.

Lo de Valadez, aún en la intensidad y clase que tuvo ese sexto no terminó de cuajarse del todo. La catarsis del quinto había arrasado con todo. No obstante se esforzó de veras el mexicano por estar con ganas y dejarle pasajes de mucha honra a una faena que tuvo también a otro toro importante de la tarde.

Aunque a esas alturas del festejo ya nada iba a borrar lo que había quedado escrito entre Miranda y ese brillante ejemplar de Santi Domecq que habrá de quedar entre la memoria colectiva de esta feria cuando toque hacer repaso.

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