Toros

Miranda y Perera destacan en una mañana de toreo importante en el festival de Nerva

  • Vuelta al ruedo para dos utreros del encierro de Juan Pedro Domecq.

  • Fandi, Urdiales, Cayetano y Enrique Toro se unen también al triunfo general.

Miranda y Perera destacan en una mañana de toreo importante en el festival de Nerva

Miranda y Perera destacan en una mañana de toreo importante en el festival de Nerva / Gilberto Hernández (Nerva)

Hace ya muchos años, una mañana como la de ayer un manojo impresionante de toreros y rejoneadores conformaron en jornada doble de mañana y tarde el paseíllo mas multitudinario que haya conocido Nerva. Era el homenaje del toreo al desaparecido José Sánchez Sanchino meses antes por esa cornada que también guarda para los toreros la carretera.Ayer, precisamente la peña que lleva el nombre de aquel Sanchino culminaba un festival taurino que atesora en su interior cosas valiosas de una mañana de toreo; toreo variado, fundamental, clásico, arrebatado. Ese cromatismo en el que el oficio dejó ver ese clasicismo de un riojano apodado Urdiales manejando con elegante temple el percal con el que dibujar las primeras verónicas de la cita mañanera con Nerva ante un novillo pegajoso, incierto y sin entrega ni fortaleza para humillarle a una muleta que buscó el clasicismo de poderle al toro con despaciosidad. Consiguió lo mejor por el pitón diestro por hilar una faena que mantuvo el tono llena de detalles, los que Urdiales imprimió a la misma antes de cobrar estocada. Fandi, de hinojos sobre el albero. El pundonor del granadino resolvió con las lopecinas en plena eclosión de su capote esperando el tendido que llegaran los rehiletes. Banderillas; el arrebato en la plaza y tramo final para rematar ese fervor que el público ya le venia avisando calentándose las palmas de las manos, mientras volvía Fandi a buscar la frescura del albero y rodilla en tierra probó como iba a ser la historia que más tarde llegaría. Costaba humillar al utrero más el granadino le tiró los tejos poquito a poco a una embestida sin clase pero suficiente para que el torero montara su argumento hasta imponer su ley, enganchando con trabajo una meritoria serie por la izquierda y lo más hilado de su actuación con la diestra. Estocada para firmar una labor llena de detalles y poder.Saltó poderoso Perera al recibo capotero y meció bonito el percal hasta hilar frente a ese tercero uno de los compases intensos de su faena a un novillo con movilidad y buenas condiciones para engarzar el toreo del extremeño. Nada de lo que pasó en el triunfo a ley de Perera es gratuito porque este tercero también fue pegajoso de narices aunque en esa cualidad de irse más largo entre muletazo y muletazo. A Perera no le preocupan distancias; se adapta a lo que tenga delante. Sacó su artillería y cuando el novillo se dio cuenta ya no había remedio de otra cosas que embestir a una muleta muy poderosa y firme donde también se anida la dulzura que aminora impulsos, que teje la continuidad y que viaja baja para enseñar la belleza de un pasaje muy torero dentro del festejo. Después, el arrimón, el quedarse con todo y enseñar poder. En eso estuvo Perera hasta la estocada final que llegó rotunda antes de que el utrero se fuese sin rabo a la póstuma vuelta al ruedo tras el pañuelo azul presidencial.Cayetano, guapo. No se resiste mucho tendido a los encantos faciales de este Rivera y se lo grita. También torero; debieran habérselo dicho, hombre, porque en eso estuvo este Rivera que luce pundonor buscando todos los argumentos posibles ante un novillo que se partió por la cepa el pitón izquierdo. Lo acusó el de Juan Pedro, uno de los de más cuajo del encierro y que atesoró buena clase durante muchos momentos hasta gastarse definitivamente en esa faena de detalles que Cayetano firmó con esa estocada que viajó certera desde su brazo hasta el morrillo .Entre tanta oreja y argumentos toreros a la mañana le llegó la faena más rotunda y firme de todas. Puso mucho en ello uno de los utreros más formales del encierro de Juan Pedro. Es así, pero a ello le respondió con una rotundidad fuera de cualquier duda un torero como Miranda que anda con ese oficio de siempre pero con una frescura de mente para dejar fluir su toreo. Suyo fue ese lujoso recibo por verónicas ofreciendo suave el percal, rematando clásico en el platillo de la plaza y ofreciéndose después vibrante con el capote a la espalda para traerse de largo la embestida de un novillo importante. El centro como eje de su toreo y otra vez por estatuarios en una declaración de intenciones sobre su estilo. Estatuarios metiendo los riñones y embarcando con firmeza esa brutalidad y poder con la que se empleó este novillo. Toreo fundamentalmente clásico , estético. Manejando y gestionando terrenos donde facilitar el toreo. Donde hacerlo creíble y no apelmazar la faena. Dejarla fluir sin que pierda mando y cuando llegue suene a la suavidad con la que Miranda empleó su concepto en el objetivo de que la reunión tuviese ese temple y la armonía que merece un oponente que ofrece cosas buenas como fue éste quinto. Después el arrimón; el colofón del también esto es mío; El dominio sobre la clase que tuvo el novillo. Empujarlo en los remates y sin irse en la reunión de la espada con el morrillo. Completo David. Rotundo en la mañana nervense.Entre la plenitud de nombres toreros Enrique Toro no debía sentir aquello como competición sino como oportunidad. La comenzó con ese brindis de respeto a los mayores y la culminó dejando un muestrario de disposición e inteligencia para entender que esa picajosa condición del eral que cerró plaza necesitaba de esa firmeza con la que le puso delante la muleta y le corrió la mano cuando el novillo se prestó. Quique anda madurando oficio y que lo enseñe como ayer lo hizo en Nerva es importante para seguir sumando en una carrera prometedora.

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