Historias del Fandango

El Litri, torero y seguiriyero

  • El torero onubense Miguel Báez Quintero Litri fue un gran aficionado al flamenco, que cantaba muy bien por seguiriyas y que presidió el Concurso de Cante Flamenco de 1923

La Lidia, 14.08.1899. Miguel Báez Litri, litografía de Ricardo Esteban

La Lidia, 14.08.1899. Miguel Báez Litri, litografía de Ricardo Esteban

Miguel Báez Quintero Litri (Huelva, 1869-1932),  segundo de la centenaria dinastía de los Litri, fue un torero que se distinguió por su valentía y que sobresalió ya desde novillero practicando la suerte de estoquear recibiendo. Le apodaron Litri (cursi, estirado) por su aspecto gallardo. Comenzó a torear en 1884 e inauguró la plaza de La Merced en 1902, retirándose en 1911.

Una agitada vida sentimental

Se casó muy joven, con diecinueve años, pero su primer hijo, Manuel, lo tuvo con una empleada de su casa. Tras la muerte de Manuel, víctima de una cogida en Málaga, su novia –o amiga- valenciana se trasladó a Huelva para asistir a las honras fúnebres y pasar el luto, se hospedó en la casa del padre y ambos se enamoraron, casándose unos meses después, cuando falleció la esposa de Miguel. El futuro suegro se convirtió en marido. Cuando se retiró de los toros, se dedicó a la política y fue concejal del ayuntamiento de la capital en varias legislaturas representando a diferentes partidos.

Querían ser como El Litri

Tal llegó a ser su fama y la atracción que su toreo ejercía sobre los aficionados locales que comenzaron a abundar jovenzuelos que se escapaban de sus casas buscando juegos del toro en los pueblos. Muchos chavales lo hacían, dispuestos a correr una aventura con el afán de emular al ídolo que en la última década del siglo XIX era El Litri.

La Provincia, 23.07.1892 La Provincia, 23.07.1892

La Provincia, 23.07.1892

Grabación para el fonógrafo de Edison

Pero aquí nos interesa por su afición al flamenco, porque fue un brillante aficionado, destacando, sobre todo, en el cante por seguiriyas. Las relaciones vivenciales y artísticas entre el mundo del flamenco y el de la tauromaquia han sido tradicionalmente muy estrechas, como es bien conocido. Así es que con el doble atractivo de tratarse de una personalidad famosa y porque sobresalía cantando por ese palo, cuando el representante del fonógrafo de Edison llegó a Huelva contactó con él para hacerle una grabación.

La Provincia, 18.07.1894 La Provincia, 18.07.1894

La Provincia, 18.07.1894

En los ambientes flamencos

Era frecuente verle en los ambientes flamencos y escucharlo cantar por  seguiriyas, como en una ocasión en que lo encontramos  con varios amigos en la Fonda del Nuevo Mundo el día que cerró contrato con el representante de la plaza de Madrid, que viajó a Huelva para verle.

La Provincia, 24.01.1895 La Provincia, 24.01.1895

La Provincia, 24.01.1895

En sus reuniones y fiestas privadas siempre se rodeó de amigos artistas de la tierra, buenos cantaores de fandangos,  como en la celebrada en la finca La Luz por José Pérez de Guzmán y los hermanos Burgos Domínguez con cerca de 200 invitados de Moguer y Lucena, donde se torearon varias vaquillas, porque él siempre mantuvo su afición a pesar de estar retirado de los ruedos.

O en esta otra, celebrada en la finca y bodega "Los Santos Lugares", propiedad de su amigo Manuel López Gómez, en la que una caldereta puso remate al menú después de unos "entremeses a la ovación" a los que llamaron "sardinas asadas a las gaoneras", "berdigones al quiebro", "gambas al parón",  "cigalas al pase natural" más unos asados, todo ello servido en una descomunal tapadera que sirvió de bandeja, dice la crónica. Y para postre, el cante por fandangos de El Comía y Antonio Rengel.

Diario de Huelva, 02.12.1924 Diario de Huelva, 02.12.1924

Diario de Huelva, 02.12.1924

En 1923 presidió el jurado del decisivo Concurso de Cante Jondo que se celebró en el coso de La Merced. El inicialmente propuesto para ejercerlo fue el abogado y docente Manuel Siurot, que declinó a pesar de la insistencia de sus amigos.

La muerte de su hijo Manolo

Su hijo Manolo Báez murió en febrero de 1926 a consecuencia de una cornada recibida en la plaza de Málaga. Fue para él un duro golpe. Era el torero de moda, el que llenaba las plazas;  había conseguido la admiración y el afecto de los aficionados. Su tertulia en el barrio San Sebastián y la ciudad entera se vistieron de luto. Miguel, abatido por el dolor, puso sendos telegramas al rey, que había presenciado la corrida, y al general Primo de Rivera: "Hoy dejó de existir mi querido hijo". La crema del cante por fandangos se unió meses después en el teatro Mora, en un espectáculo pro mausoleo a Manolito, como se conocía al joven torero fallecido a los 21 años.

La Provincia, 25.10.1926 La Provincia, 25.10.1926

La Provincia, 25.10.1926

Su muerte

En enero de 1932, sin estar previamente enfermo, Miguel Báez Quintero Litri murió de un ataque asmático, "este onubense popularísimo, que durante una época resumió la actualidad de nuestra vida local", decía la noticia. Tenía 62 años y hacía pocos que se había casado con Ángela Espuny, de Valencia, con quien tuvo otros tres hijos, uno de ellos Miguel, también torero. Como matador de toros, sus rasgos sobresalientes fueron el valor y la técnica. En su vida personal experimentó los trances sombríos característicos del cante que más le gustaba hacer, la seguiriya.

Diario de Huelva, 15.01.1932 Diario de Huelva, 15.01.1932

Diario de Huelva, 15.01.1932

La próxima entrega: Los picados de tarántulas.

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