Cultura

De Linares al mundo

  • La Federación de Peñas Flamencas de Jaén homenajea al veterano cantaor de Linares Gabriel Moreno con la edición de un disco recopilatorio de su extensa discografía en solitario

La Federación de Peñas Flamencas de Jaén, con la colaboración del Instituto Andaluz del Flamenco y la Diputación de Jaén, acaba de publicar este disco en homenaje a uno de los grandes cantaores de la provincia jiennense, Gabriel Moreno. Un CD con 20 cantes de todas las épocas del cantaor, con grabaciones que van desde sus discos de finales de los 60 con Félix de Utrera hasta su última incursión en los estudios de grabación hace tres años. Lo más destacado de este cantaor es la brillantez, la pujanza, la vitalidad de su voz, que encuentra su lírico contrapunto en los tonos graves, sentimentales, que introduce sobre todo en los estilos levantinos, malagueñas y tarantas. Pues si entusiastas son sus tonos altos, los graves son tan íntimos y serenos como extraordinarios. Tiene una amplitud de registro impresionante. Es una voz que, siendo enormemente rítmica, tiene mucho temple. También se muestra muy equilibrada la voz de Gabriel Moreno en la intensidad, en el contraste perfecto entre fortes y pianos que requieren algunos estilos, por ejemplo los compuestos por don Antonio Chacón, habituales en su repertorio.

La voz de Moreno se muestra hoy más mate, más dulce y sentimental que en el pasado: ha adquirido un tono pastel delicioso, como pudimos apreciar el año pasado cuando cantó en la Universidad de Sevilla, o en su último disco, Mirando hacia atrás sin ira (2010), del que esta recopilación incluye dos cantes. La antología que ahora ve la luz presenta los estilos habituales en el repertorio de este cantaor, incluyendo los tangos de su madre La Carlotica y la taranta de su tierra. Con los tangos de Gabriel Moreno asistimos al privilegio del proceso de creación o recreación de un cante.

Al paso de lo íntimo, sea individual del creador o tradicional familiar, a lo público, a lo colectivo, al quedar la obra registrada y ser ya patrimonio de todos los aficionados del presente y del futuro. Es un cante que me llamó mucho la atención la primera vez que lo escuché, en la Magna antología delflamenco, porque no sabía de su existencia, siendo yo de Jaén. Además, en aquella grabación de 1970, con Félix de Utrera a la guitarra, y que vuelve a reproducir este disco, se hacía referencia a "los montes de Jimena", en la comarca de Mágina, en lo que me pareció un guiño a la quinta de las Serranillas del Marqués de Santillana. Incluso en su temática fronteriza, de moros y moras, de castellanas y cristianos, hay un guiño a la poesía popular medieval presente también en muchas letras de la alboreá flamenca. Las referencias a la boda tienen que ver con los cantes de alba y de alborada medievales, que encuentran su eco en la alboreá flamenca, claro, donde también hay referencias moras y fronterizas. Así mismo, en la boda tradicional gitana se cantaban romances de moros como el de Zaide y la princesa Celinda. En relación a estos tangos Gamboa y Núñez hablan de su "cadencia descendente y moruna". Jaén, toda Andalucía, en la Baja Edad Media era tierra de frontera. También incluye la versión de estos tangos que hizo Moreno con Ramón de Algeciras en 1974 para Philips, asimismo de temática mora y de boda. Unos tangos con una melodía propia y con características que los individualizan en el repertorio flamenco. Blas Vega afirma que "los tangos de Jaén, de facturación más moderna, apenas conocidos, son una aportación familiar en la inquietud y afición de uno de los valores actuales del cante, Gabriel Moreno".

El cantaor es, además, autor de un fandango propio, también incluido en este disco. Se trata de un estilo muy exigente al que Moreno imprime acentos de tarantas, por lo que exige un gran registro vocal y muchos matices en la intensidad. Estos fandangos han sido descritos por Romualdo Molina como "un largo melisma en el verso tercero, repique en el quinto, con ripio incluido, y ligado con el sexto con una melisma atarantado; un capolavoro". Por supuesto de que no podemos olvidarnos de la taranta, siendo nuestro cantaor oriundo de la tierra minera de Linares: esta antología incluye tres cantes por este palo.

La historia de Gabriel Moreno (Linares, 1941) es una de las más fascinantes del flamenco contemporáneo, tanto en lo artístico como en lo humano. A la variedad de estilos que conoce y ha interpretado, puesto que no se le ha resistido ningún palo del flamenco, se unen la multitud de giras que ha hecho por todo el mundo como embajador de lo jondo. Gabriel Moreno es uno de los cantaores con una más dilatada experiencia jonda de nuestro tiempo porque empezó siendo un niño de 8 años, al ganar un concurso radiofónico en Málaga, ciudad a la que se había trasladado su familia desde su lugar de origen.

Pasa luego a formar parte de un espectáculo infantil llamado Los Joselitos del cante. Tras participar en los concursos de Córdoba a finales de los años 60, donde obtuvo algún premio, recaló en Nueva York con motivo de la Exposición Universal. Allí tuvo la oportunidad de conocer y trabar una estrecha amistad con Sabicas. En los años 70 visitó la Unión Soviética con la compañía que formó con la bailaora y concertista de castañuelas Lucero Tena y el guitarrista Serranito. En su discografía de esa década sobresale el disco que dedicó en 1972 a la Casa Pavón, La Niña de los Peines y Tomás Pavón, y el que grabó en caló en 1972. La presente antología incluye seis cantes del primero y dos del segundo.

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