Libros

Elvira Navarro dice que no hace falta sangre para provocar terror al lector

  • La escritora onubense presenta estos días 'La isla de los conejos', una colección de once relatos cortos que se acercan al género fantástico

  • Define su libro como literatura “del delirio”

La escritora Elvira Navarro (Huelva, 1978) posa para una entrevista.

La escritora Elvira Navarro (Huelva, 1978) posa para una entrevista. / Belén Vargas

Personajes que de pronto perciben su entorno como algo desconcertante y amenazante pueblan los relatos cortos que la escritora onubense Elvira Navarro (Huelva, 1978) ha reunido en su libro La isla de los conejos, una autora que asegura que no hace falta hablar de sangre para provocar terror en el lector.

Publicado por Literatura Random House, La isla de los conejos contiene once relatos que se acercan a lo fantástico porque, según ha explicado en un encuentro con periodistas, casi todos ellos son proyecciones que sus protagonistas tienen sobre la realidad, de tal forma que su entorno se convierte en absurdo y el libro, en literatura “del delirio”.

Un falso inventor que lleva conejos a una isla para que acaben con nidos de pájaros, el fantasma de una madre muerta que pide amistad a su hija en Facebook, una empleada de un hotel que deambula por los sueños de los clientes, o una mujer que intenta comprender la desaparición de un tramo de una avenida en París son algunos de los protagonistas de esta autora, incluida en su día entre los 22 mejores narradores en lengua española menores de 35 años por la revista Granta.

Son personajes que, como algunos de los entornos sórdidos que describe, tienen “mugre en el alma” y en determinadas ocasiones mutan en figuras amenazantes.

Uno de estos cuentos, el que narra la experiencia de una mujer ante la que desaparece un tramo de avenida en París, es el primero que escribió, en el año 2000, cuando la autora acudió a la capital francesa para estudiar y descubrió que la ciudad soñada de Rayuela, de Julio Cortázar, no existía y acabó en un barrio inhóspito que le transmitía la sensación de una urbe en descomposición.

“Cuando uno no encuentra una calle o un sitio concreto sabiendo que estás justo ahí empiezas a pensar que tu percepción de las cosas no funciona bien”, describe Navarro, que transmite en todos sus relatos los efectos de ese “extrañamiento” que acompaña a sus personajes.

Este cuento que escribió hace casi veinte años “estaba esperando” un libro de relatos para ser publicado, ha indicado Navarro, una autora que anota textos iniciales y los guarda. Si al cabo del tiempo siguen teniendo fuerza significa que los tiene que acabar.

Fin a la controversia

Navarro no quiere hablar de la polémica que vivió hace más de dos años cuando se publicó su novela Los últimos días de Adelaida García Morales y fue acusada de “banalizar” la memoria como escritora y la “identidad como ser humano” de García Morales (1948-2014) por el cineasta Víctor Erice, que había estado casado con la autora fallecida: el asunto “quedó zanjado”, señala.

La escritora sí ha expresado su pesar por el fallecimiento del editor Claudio López Lamadrid el pasado 11 de enero, con el que trabajaba desde su segunda novela, La ciudad feliz, que publicó en 2009. “Era un editor maravilloso, en todo momento me sentía apoyada por él. Era bondadoso y generoso. Todavía estoy en shock”.

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